2014

El universo de las antologías de poesía brasileña en traducción al castellano
Rosario Lázaro Igoa

Alumna Doctorado Pós-Graduação em Estudos da Tradução
Universidade Federal de Santa Catarina
TricS, Universiteit Antwerpen
Bolsista CAPES PDSE BEX 14461/13-7

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Recibido: 12 septiembre 2014
Aceptado: 29 noviembre 2014


Introducción

«¿Vivimos –literariamente– un tiempo de antologías?», inquiría en 1940 Guillermo de Torre, frente a las múltiples antologías poéticas publicadas aquel año en Hispanoamérica. Tal pregunta, pero en relación a las antologías de poesía brasileña traducida al castellano y con más de setenta años de diferencia, puede tener varias respuestas. Por una parte, si bien las antologías de poesía brasileña en castellano no son tan escasas como se podría llegar a creer en una primera aproximación, el contacto sigue siendo parcial, minoritario, y bastante ajeno, por cierto, a muchos de los debates críticos y teóricos que ocurren actualmente en Brasil. Al mismo tiempo, las relaciones de traducción literaria entre Brasil y sus vecinos hispanoamericanos han aumentado de forma significativa en los últimos años, en parte debido a los planes de apoyo a la traducción que Brasil ha promovido en la última década. Y podemos esperar que sigan aumentando. Este flujo literario se efectiviza de varias maneras, ya sea por medio de antologías de varios poetas, antologías de un solo autor, o traducciones de un libro específico de un único poeta. Centraré el análisis de este artículo en la primera de las formas mencionadas, la antología de varios poetas, donde se conjugan en un mismo movimiento dos operaciones paralelas e indisolubles: el antologar y el traducir.

Las antologías de literatura en traducción han sido abordadas por los estudios de traducción como mecanismos privilegiados de circulación de literatura fuera de las fronteras de un determinado país y como objetos de estudio no reducibles únicamente al antologar o al traducir (Frank y Essmann, 1990; Essmann y Frank, 1991; Kittel, 1995; Naaijkens, 2006). Es justamente esa doble vertiente, el seleccionar para luego traducir y poner en circulación en un sistema en el cual el texto hasta ese momento no existía, que las convierte en un «paradigma» de los flujos literarios.

En cuanto a su abordaje, Naaijkens afirma:

La combinación de antología y traducción revela una serie de mecanismos en juego en el ámbito de la operación literaria, principalmente: selección y desbloqueo, representación y traducción, comentarios y crítica. (Naaijkens, 2006, 513; traducción de mi autoría)

De esta manera, el presente trabajo ofrece un relevamiento inicial de lo que ha sido la «tradición» de las antologías de poesía brasileña en Hispanoamérica, una tradición que comienza en Argentina en 1922, mantiene una relativa constancia durante el Siglo XX, para intensificarse desde principios del Siglo XXI.(1) La intención será analizar hasta qué punto el soporte de la antología ha determinado las condiciones de recepción de la poesía brasileña en el universo de habla castellana, y qué tipo de tradición es la que se ha construido.


Criterios generales para el establecimiento de un corpus

De manera de delimitar el corpus de antologías de poesía brasileña traducida al castellano con las que trabajé, en primer lugar la selección se hizo por su especificidad. Por lo tanto, omito aquellas antologías en las que lo brasileño no esté delimitado explícitamente, como es el caso de la antología de Jorge Teillier, Poesía universal traducida por poetas chilenos: antología, publicada en Santiago de Chile (Teillier, 1996), donde los poetas traducidos son agrupados por lengua, y los de lengua portuguesa, brasileños y portugueses, están juntos. Lo mismo ocurre con la Poesía latinoamericana de vanguardia: de la poesía concreta a la poesía inobjetal (Argañaraz, 1992), publicada en Montevideo, o la Antología de la Poesía Latinoamericana de Vanguardia, publicada por Mihai Gheorghe Grünfeld en Tejas (Grünfeld, 1995).

La segunda decisión para delimitar el corpus de antologías fue omitir las antologías de literatura en general, donde el lector encuentra prosa, teatro y poesía, como es el caso de la de Bella Josef, Antología general de la literatura brasileña, publicada en México (Josef, 1995). Finalmente, decidí no tener en cuenta las antologías en las que los poemas no aparezcan traducidos, como es el caso de la Antologia Poética – Brasil Colômbia (Gonçalves y Roca, 1996), publicada conjuntamente por la UNESP y la colombiana ASEUC, que ofrece poetas brasileños en portugués, y poetas colombianos en castellano, destinada a un público bilingüe y presumiblemente del medio académico. Tampoco se tendrá en cuenta La poesía brasileña en la actualidad, publicada en Montevideo (Mendonça Telles, 1969), ya que la microantología que ofrece en las últimas páginas se presenta en portugués.

En otro orden de cosas, no discrimino entre antologías de editores y antologías de traductores, aunque sabemos que el primero es un grupo que no cumple con la doble naturaleza de la antología y la traducción simultáneas. En cuanto al requisito del número mínimo de autores para considerar a una obra una antología, no hice una definición tajante en este sentido, y como prueba de ello relevo Manuel Bandeira, Cecilia Meireles, Carlos Drummond de Andrade: tres edades en la poesía brasileña actual – estudio y antología, publicada en Montevideo en 1952 y que antologa solamente tres poetas.

Otro de los recortes se produce en relación al soporte material y tipo de publicación de las antologías. Si bien en los últimos años el soporte electrónico cobró más importancia en la divulgación de poesía, considero que una apertura de la investigación en este sentido traería dificultades de delimitación. La proliferación de blogs, páginas webs sobre poesía, así como de libros en formato electrónico, determinaría la inclusión de un material que por sí solo merecería un estudio aparte. Asimismo, realicé un recorte de las antologías que aparecen en libros, y no en revistas, decisión tendiente a buscar delimitar las características propias de las antologías como libro, y no como sección de un determinado «organismo» más amplio. Este rasgo de las antologías de poesía en traducción publicadas en revistas podría ser un nuevo paso de la investigación en el futuro.

Así, son analizadas treinta y seis (2) antologías de poesía brasileña traducida al castellano (véase Apéndice), desde la pionera Antología de poetas líricos brasileños, publicada en Buenos Aires en 1922 por Francisco Soto y Calvo (Soto, 1922), hasta la Antología de la poesía del siglo XX en Brasil, del poeta y académico José Javier Villarreal, publicada en Madrid en 2012 (Villarreal, 2012), análisis motivado por la inquietud de trazar la historia del universo en traducción disponible en este sentido.

Por último, los parámetros mediante los cuales es realizado el relevamiento son: número de poetas antologados, nombre de los poetas antologados, países donde son publicadas, fechas de publicación, tipo de antología, pretensión de representatividad, relación con el presente del antologador y períodos literarios contemplados. En función de los datos anteriores, analizo el corpus de poemas en traducción de los poetas más traducidos al castellano, para determinar si las elecciones de poemas publicados se repiten o no en las diversas antologías.

Faltará aquí, sin lugar a dudas, un acercamiento al plano cualitativo, como por ejemplo un análisis de los discursos de acompañamiento que permita analizar la intención, explícita o no, de la antología, y su posicionamiento frente al concepto de representatividad ya mencionado: representatividad de lo brasileño; y frente a la naturaleza traductiva de la obra. O incluso la puesta en relación de las diversas variables que son contempladas de forma individual en este artículo.


Relevamiento de las antologías de poesía brasileña traducida al castellano

Los poetas

Con el objetivo de analizar los datos arrojados acerca de los poetas antologados y traducidos con anterioridad, el primer paso fue la interpretación básica de los números. Para practicidad en la operación descriptiva, usaré para cada una de ellas solamente un nombre de antologador y la fecha al lado (véase el Apéndice para la referencias completas). Sin embargo, un paso más productivo en el análisis de los autores antologados es la posterior contrastación entre antologías, para verificar si los conjuntos regulares de poetas más presentes en el corpus se repiten.

Dentro de los poetas antologados, vemos la siguiente distribución según el número de antologías en que aparecen:


Tabla 1: Presencia de cada poeta en antologías


El despliegue de los poetas brasileños traducidos al castellano en las antologías relevadas (446 poetas en 28 antologías), demuestra un grupo de poetas más presentes a lo largo del corpus. Entre los que aparecen en más de diez antologías están (en orden alfabético): Augusto Frederico Schmidt, con 12 apariciones, Carlos Drummond de Andrade, con 17 apariciones, Cassiano Ricardo, con 11; Cecília Meirelles, con 18; João Cabral de Melo Neto, con 11; Jorge de Lima, con 14; Lêdo Ivo, con 12; Manuel Bandeira, con 15; Mário de Andrade, con 12; Murilo Mendes, con 14; y Vinicius de Morais, con 14.

Un análisis de la regularidad de este grupo de once poetas demuestra que es antologado en su totalidad por primera vez en castellano por Gastón Figueira (1947); es reafirmado por Manuel Bandeira (1951), con las excepciones del propio antologador, Cassiano Ricardo, Lêdo Ivo y João Cabral; Renato de Mendonça (1952) lo incluye en su totalidad; Raúl Navarro (1956) repite la operación de Bandeira (incluyéndolo); Figueira (1969) repite su elección de veintidós años antes; Ángel Crespo (1973) lo antologa en su totalidad; Santiago Kovadloff (1978) omite a João Cabral y a Lêdo Ivo en Las voces solidarias; Helio Orovio (1986) lo toma en su totalidad; Miguel Ángel Flores (1994) omite a A. Frederico Schmidt; Thiago de Mello (1996) lo incluye en su totalidad; José Javier Villarreal (2005) omite a J. Cabral, Lêdo Ivo y Vinicius de Moraes; Mario Albán Camacho (2010) omite a A. F. Schmidt y Mário de Andrade, mientras que esta vez Villarreal (2012), omite a A. F. Schmidt y a Cassiano Ricardo. O sea, se desprende de lo anterior una tendencia de estos poetas a conformar un grupo relativamente estable en las antologías de poesía brasileña traducida al castellano.

Debe hacerse una precisión al respecto de las fechas: entre Figueira y Bandeira, está la antología de Alfonso Pintó (1947-1953) (3) La vuelta del hijo pródigo. Antología de poetas brasileños de ahora, publicada en Barcelona entre 1947 y 1953 por João Cabral, y antologada por Alfonso Pintó. Debido a la imprecisión de la fecha de publicación, no puedo afirmar cuál de las tres es efectivamente la que introduce las novedades de aquellos años por medio de la traducción de Carlos Drummond de Andrade, Murilo Mendes, Augusto Frederico Schmidt, Cecília Meireles y Vinicius de Moraes (los cinco poetas que antologa Pintó).

Más allá de estas imprecisiones, podríamos decir que es la antología de Manuel Bandeira (1951), por su peso como poeta y como crítico y antologador, cuya traducción al castellano data de 1951, la que establecería una especie de canon de poetas que será repetido con relativa constancia. Montejo (2001) y Crespo (1973) repiten la selección de Manuel Bandeira de manera sorprendente: Alberto de Oliveira, Alphonsus de Guimaraens, Alvares de Azevedo, Augusto dos Anjos, Augusto Frederico Schmidt, Augusto Meyer, Carlos Drummond, Casimiro de Abreu, Castro Alves, Cecília Meirelles, Cruz e Sousa, Dante Milano, Fagundes Varela, Gonçalves Dias, Guilherme de Almeida, Jorge de Lima, Junqueira Freire, Mário de Andrade, Murilo Mendes, Olavo Bilac, Raimundo Correia, Raul Bopp, Ribeiro Couto y Vinicius de Moraes. Se trata de 24 poetas que serán parte importante de las antologías de Montejo y Crespo, de 46 y 62 poetas respectivamente. O sea, aproximadamente la mitad de estas dos antologías corresponde a una elección previamente establecida en la antología de Bandeira.

Siguiendo el análisis cuantitativo, vemos que en el grupo de los poetas que aparecen en entre 6 y 10 antologías, están: Augusto Meyer, con 8; Cruz e Sousa, con 6; Dante Milano, con 6; Domingos Carvalhos da Silva, con 6; Ferreira Gullar, con 6; Guilherme de Almeida, con 7; Henriqueta Lisboa, con 8; Joaquim Cardoso, con 7; Mário Quintana, con 10; Olavo Bilac, con 6; Oswald de Andrade con 10; y Ribeiro Couto, con 9. Como podemos observar, la presencia de Oswald de Andrade es menos detectable que la de Mário de Andrade.

Mientras tanto, hay 16 poetas que son antologados en 5 antologías, y entre ellos encontramos un grupo particular de ocho poetas formado por Alberto de Oliveira, Alphonsus de Guimares, Álvares de Azevedo, Casimiro de Abreu, Gonçalves Dias, Junqueira Freire, Gonçalves de Magalhães, y Raimundo Correia. La primera antología en la que aparece el que podemos llamar grupo «del Siglo XIX» (menos Alphonsus de Guimaraens), es la de Soto (1922), para luego ser antologado en su totalidad por Bandeira (1951), y retomado en Mendonça (1952), Crespo (1973), y Mello (1996). Si colocáramos a Gregório de Matos (que tiene en total 4 apariciones en antologías) dentro de este grupo, veríamos que es antologado por Soto y Calvo (1922), presumiblemente como parte de una estrategia masiva de inclusión de poetas brasileños, y luego por Bandeira (1951), Mello (1996) y Camacho (2010), donde esta última antología representa, como veremos, una iniciativa destacable llevada a cabo en Costa Rica por el poeta Mario Albán Camacho, con la inclusión además de otros poetas como Cruz e Sousa, en cuyo prólogo es posible advertir el reflejo de algunos de los debates acerca de la poesía brasileña del siglo XX.

Finalmente, entre los poetas que están antologados en tres o menos antologías, hay 16 poetas que aparecen en tres, 22 poetas que aparecen en cuatro, y 55 poetas que son antologados dos veces a lo largo del corpus. Pero dentro de estos números, lo que más llama la atención es el enorme contingente de poetas antologados en una sola ocasión: 313 poetas. Ello se puede deber, en gran medida, a dos antologías que traducen en su mayoría a poetas desconocidos por la crítica, como es el caso de Poesía Brasileña para el Nuevo Milenio (2000), iniciativa del poeta autoantologado Ademir Antonio Bacca, destinada a presentar la poesía brasileña en Cuba por la vía de treinta poetas que no aparecen en otras antologías (la única excepción es Aricy Curvello, quien aparece en otra antología). Por otra parte, Voces femeninas de la poesía brasileña (Fernandes Sampaio, 1979), revela un procedimiento común a la hora de realizar una antología con un eje temático. Así, aparecen allí algunas voces consagradas como Cecília Meirelles, y Henriqueta Lisboa, y muchas otras voces desconocidas, empujadas por ese «carro-chefe» en que se transforma Meirelles. Entre las que no tienen su presencia restringida solamente a esta antología, Adalgisa Nery aparece en otras cuatro antologías, Francisca Júlia en otras dos, Gilka Machado en otras tres, Lélia Coelho Frota en una más, Marly de Oliveira en una más, Renata Pallottini en tres más, Stella Leonardos en una más, y Hilda Hilst en una más. Del total de 32 poetas antologadas por Adovaldo Fernandes Sampaio, hay 23 poetas que solamente han sido antologadas en esta ocasión. Por otra parte, la antología de Francisco Soto y Calvo, de 1922, también antologa numerosos poetas que nunca fueron recogidos en una antología, aunque sí constan en las historias literarias. De los 136 poetas que están dentro de esta antología, 108 no han aparecido en otra antología, una extensa nómina de poetas que abarca desde el siglo XVI con José de Anchieta, pasa por los poetas mineiros de fines del siglo XVIII, los románticos y los parnasianos, sin entrar al simbolismo.

En cuanto a otras posibles conexiones entre la selección de las antologías, vemos, por ejemplo, que entre las primeras antologías, de Soto y Calvo (1922) y Gastón Figueira (1947), no hay casi ningún poeta en común, solamente Augusto F. Schmidt y Carlos Drummond en las dos últimas. Es relevante observar que la antología de Soto y Calvo se asemeja a una historia de la literatura por dos factores: la inclusión masiva de autores a manera de catálogo, y el objetivo de presentar toda la poesía brasileña hasta ese momento, funciones que se desprenderían, entre otras razones, de ser la pionera en las antologías en castellano. Teniendo en cuenta que en 1922 ya ocurría la Semana de Arte Moderna en Brasil, esta antología no parece acompasar la aceleración de cambios que estaba viviendo la poesía brasileña en ese momento, que tampoco toma en cuenta a los poetas simbolistas.

Otro mojón de las antologías es la de Ángel Crespo, publicada en España en 1973, que recoge el grupo de poetas modernistas, al tiempo que retoma el grupo de los ocho poetas «del siglo XIX» y también a Aureliano Lessa, Bernardo Guimarães y Félix Pacheco, que habían sido antologados por única vez en 1922. Reafirma la elección de Figueira de antologar a Bueno de Rivera; es el primero en antologar a Da Costa e Silva (que solamente Camacho en 2010 agregaría de nuevo); y el único en antologar a Dario Veloso, Eduardo Guimaraens, Emiliano Perneta, Firmino Rodrigues da Silva, Mário Pederneiras, Severiano de Resende, Sousândrade y Teófilo Dias.

Al mismo tiempo, dentro de las antologías publicadas en los últimos veinte años, es posible advertir que mientras Miguel Ángel Flores (1994) ofrece una antología anclada en el modernismo y la Generación de 45, la primera antología en introducir nuevos autores es la de Thiago de Mello, publicada en Santiago de Chile en 1996. Los poetas contemporáneos seleccionados por Mello, y englobados en el apartado «Poesía Posmodernista», son Moacyr Félix, Affonso Romano de Sant´Anna, Darcy Damasceno, Luiz Bacelar, Astrid Cabral, Elson Farias y Afonso Félix de Sousa. Entre los poetas que comienzan entonces a verse entre la antología de Mello y las siguientes están Adélia Prado (en 4 antologías), Affonso Romano de Sant´Anna (en 4), Ana Cristina César (en 5), Antonio Cícero (en 4), Cacaso (en 4), Claudia Roquette Pinto (en 4), Ferreira Gullar (en 5, pues está también en la antología de Orovio, de 1986), Francisco Alvim (en 5), y Paulo Leminski (en 4). El resto de los poetas antologados y traducidos entre las catorce antologías relevadas (nótese que falta relevar tres antologías de este período: Valle, 2007; Rodríguez, 2008; y Bishop, 2009) posteriores a 1996 es extenso y disperso, con muchos poetas que son antologados en una sola ocasión. Dos comentarios sobre este fenómeno: el aumento en cifras de la cantidad de poetas contemporáneos en Brasil, así como la ausencia de tiempo que «decante» estas decisiones, por lo que la cercanía temporal con la que se analiza este aspecto de las antologías sugiere la provisionalidad de estas generalizaciones.

Los países

La publicación por países de las antologías de poesía brasileña traducida al castellano analizadas arroja la siguiente distribución:


Tabla 2: Antologías por países de publicación


Como vemos, el país donde aparecen más antologías publicadas es España (11). El hecho de que sea este país el que ha tenido, como lo demuestran las cifras, tenido un intercambio antológico más prolífico con Brasil, puede tener que ver con un temprano diálogo entre ambas tradiciones poéticas, como intenta rastrear Sérgio Massucci en «La literatura brasileña en España a lo largo del tiempo: intentos de divulgación» (Massucci, 2009). En tal artículo, propone que ya a principios del Siglo XX, en la revista Electra, cuyos responsables, entre otros, eran Pío Baroja y Manuel Machado, se realizaba una de las primeras presentaciones de poetas brasileños en España. Más adelante, señala Massucci, la revista Cosmópolis se ocupará de poetas brasileños como Ruy Barbosa y Olavo Bilac, así como La Gaceta Literaria consolidará la presencia de estos poetas en sus páginas, sobre todo a partir de 1930, abriendo el universo de nombres, así como la profundidad de estudios críticos al respecto. Ínsula, surgida en 1946, consolidaría esta tendencia, publicando textos como «Antología de poetas brasileños de ahora» (1949); «El modernismo y la novísima generación literaria brasileña» (1951); y «Carlos Drummond de Andrade: Poemas» (1951). Especial destaque merece en este estudio la actuación del poeta español Ángel Crespo en relación a Brasil, que es introducida por Massucci con detalle, y transita por la amistad con João Cabral de Melo Neto y su colaboración a partir de 1962 en la Revista de Cultura Brasileña, una publicación de «carácter oficial y diplomático, escapando así de posibles censuras»; y en la misma década, la traducción de Crespo de poemas de Gonçalves Dias, de la antología Ocho poetas brasileños, y de Gran Sertón: Veredas, para más adelante, en 1973, publicar la Antología de la poesía brasileña (Massucci, 2009, s. n.).

Otro elemento a tener en cuenta para la interpretación de España como primer país en número de antologías, como ya vimos, es la tarea de divulgación que João Cabral de Melo Neto llevó a cabo entre fines de la década de 40 e inicios de los 50 en Barcelona, donde tuvo asimismo intensos diálogos creativos con los poetas de su tiempo. Aunque de tirajes reducidos y elaboración manual, las obras publicadas con el sello «O Livro Inconsútil» introdujeron de manera pionera la obra de autores como M. Bandeira, L. Ivo, Vinicius y la antología de poesía brasileña ya mencionada, organizada y traducida por Alfonso Pintó (Lima, 2007, s. n.).

En cuanto a la distribución temporal de las antologías publicadas en España, vemos que comienzan con la de Pintó alrededor de 1950, a la que sigue la Antología de Poesía Brasileña, de Renato de Mendonça en 1952, y a continuación vienen catorce años de silencio, hasta la publicación de la primera antología de Ángel Crespo en conjunto con Gabino-Alejandro Carriedo, titulada Ocho poetas brasileños (1966). En 1973, Crespo repite la tarea en Antología de la poesía brasileña: desde el romanticismo a la generación del cuarenta y cinco. Pero más significativo que el silencio entre los años cincuenta y sesenta, es el que va desde la última antología de Crespo hasta 2001, cuando comienza una nueva ola de antologías en España con la Antologia da poesia brasileira=Antología de la poesía brasileña, de Xosé Lois García, con apoyo de la Fundación Biblioteca Nacional de Brasil, por medio del Programa de Apoyo a la Traducción de Obras de Autores Brasileños. El mismo año, Adolfo Montejo publica Correspondencia celeste: nueva poesía brasileña, con apoyo del organismo brasileño. Más adelante, vendrá Antología de poesía brasileña, de Jaime B. Rosa (2007), patrocinada por el Ayuntamiento de Eliana, en Valencia. En 2009 se publican dos antologías, la traducción de la antología de Elizabeth Bishop en inglés, Una antología de poesía brasileña, y Otra línea de fuego. Quince poetas brasileñas ultracontemporáneas, organizada por Heloísa Buarque de Hollanda y Teresa Arijón, y publicada por el Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga. En 2011 es publicada la Antología de poetas brasileños actuales, con traducción de Miguel Cabelo, y en 2012 se publica Antología de la poesía del siglo XX en Brasil, del mexicano José Javier Villarreal.

No menos importante es la consideración del peso de España como plaza editorial, elemento fundamental para entender el rol que han tenido las antologías en este país, y no en otros. Como indica el informe «El sector del libro en España 2010-2012. Observatorio de la Lectura y el Libro»,(4) a pesar de la crisis económica, España sigue siendo la cuarta potencia editorial del mundo, después de Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania. Más adelante, en el punto sobre tipos de antologías, tendremos elementos como para entender la variedad de modelos de antologías publicadas en este país, donde en los últimos años es también creciente el papel de la Fundación Biblioteca Nacional de Brasil.

México es la otra gran plaza editorial del mundo hispánico, y es justamente éste el país que tiene el segundo puesto en número de antologías publicadas: 6, más dos lanzadas paralelamente con Argentina. Panorama de la Poesía Brasileña, de Manuel Bandeira fue, aparentemente, la antología que dio inicio a la poesía brasileña antologada en ese país en 1951, para luego seguir, casi dos décadas después, con la Antología de la poesía brasileña contemporánea, de Hugo Estenssoro (1967). Recién en 1994 es publicada otra antología, titulada Más que carnaval: Antología de poetas brasileños, de Miguel Ángel Flores. En la última década, al igual que en España, se acelera el ritmo de publicación con Puentes: poesía argentina y brasileña contemporánea = Pontes: poesia argentina e brasileira contemporânea, de Heloísa Buarque de Hollanda y Jorge Monteleone (2003); Estrellas pájaros: Treinta y dos poemas brasileños del siglo XX, de José Javier Villarreal (2005); Caos portátil. Poesía contemporánea del Brasil, de Camila do Valle y Cecilia Pavón (2007); Alguna poesía brasileña: antología (1963-2007), de Rodolfo Mata y Regina Crespo (2009); y va hasta el 2012 con Todos los ritmos. Siete poetas del Brasil, de Eduardo Langagne.

Al tiempo que hay una clara predominancia de España y México, encontramos en el Río de la Plata, comprendido como una posible plaza editorial unificada, 9 antologías publicadas desde 1922. Cinco de ellas corresponden a Argentina, y cuatro a Uruguay, además de, como ya fue mencionado, hay dos que se lanzan en conjunto entre Argentina y México. En su conjunto, si las uniéramos, equipararían a las 11 antologías publicadas en España.

En el caso de Argentina, la primera antología, como ya se mencionó, fue la de Soto y Calvo, Antología de poetas líricos brasileños (1922), y bastante después, en la década de 1950, encontramos la antología de Bandeira (1951), lanzada en simultáneo con México, y la Poesía moderna de Brasil, de Raúl Navarro (1956). En 1963, se publica la Antología De La Poesía Brasilera Contemporánea, antologada por el colombiano Carlos Henrique Pareja, en una iniciativa de libros a bajo costo de su propia editorial Nuestra América. En los 70, aparece Las voces solidarias, de Santiago Kovadloff (1978), y cuatro años después la Antología de poesía colonial brasileña, del poeta Nahuel Santana (1982). Un largo silencio se extiende hasta 2003, cuando aparece al mismo tiempo que en México la obra Puentes: poesía argentina y brasileña contemporánea = Pontes: poesia argentina e brasileira contemporânea (2003).

En Uruguay, mientras tanto, es evidente el rol que juega el Instituto de Cultura Uruguayo-Brasileño,(5) que propicia la publicación de dos antologías de Gastón Figueira: Poesía brasileña contemporánea (1920-46), en 1947; y la ampliación de esta primera, Poesía brasileña contemporánea (1920-1968), en 1969. En el medio, aparece Manuel Bandeira, Cecilia Meireles, Carlos Drummond de Andrade: tres edades en la poesía brasileña actual – estudio y antología (1952), publicada por la Asociación Cultural Estudiantil Brasil-Uruguay. Más adelante, en 1971, surge Poesía revolucionaria brasileña: antología (1971), obra que no aparece en ningún de los catálogos consultados hasta el momento.

Para el resto de los países en particular, sería demasiado aventurado hacer una interpretación de tendencias, ya que Costa Rica, Perú, Cuba, Brasil, Chile y Venezuela cuentan con una o dos antologías publicadas, lo que no permite generalizaciones demasiado provechosas, aunque sí se insertan, como conjunto, en el todo de antologías de poesía brasileña traducida al castellano analizadas. En general, tanto en España, como en México, vemos una creciente aceleración en la publicación de antologías en la última década, muchas de ellas con una preocupación por la publicación de poetas contemporáneos. Pero en el caso del Río de la Plata, la última década no ha dado surgimiento al cúmulo de antologías que se ven en otras plazas editoriales.

Fecha de publicación

La fecha de publicación de las antologías relevadas es un elemento que ya se ha observado en el punto anterior por la forma en que fueron estructuradas las reflexiones al respecto. Sin embargo, es interesante adentrarse en este punto para articularlo con los centros editoriales indicados, de manera de saber si la distribución temporal ha sido uniforme o no en todos ellos. Como primer paso, una tabla separada de las fechas de publicación, muestra la siguiente distribución:


Tabla 3: Publicación de antologías por década


En grandes líneas, vemos algunas antologías pioneras en las décadas de 1920 y 1930, con cierto afianzamiento en la década de 1950, que se mantiene estable hasta la década de 1980, cuando decae a solamente dos antologías publicadas a lo largo de la década. Esta caída es sorprendente cuando se articula con la explosión de antologías que ocurre en la primera década de este milenio.

Para separar por regiones geográficas en cuatro grupos, tomaré las antologías publicadas en España; las de México (contando las dos que se publican en conjunto con Argentina); las del Río de la Plata (tomando Argentina, Uruguay y las dos mexicanas-argentinas); y el resto de las antologías publicadas en otros países (Costa Rica, Perú, Cuba, Brasil, Chile y Venezuela). Debe notarse que, a pesar de estar dentro del grupo «Otros países», la antología de Thiago de Mello, publicada en Chile en 1996, ha tenido circulación también en el Río de la Plata. Una articulación de lo anterior muestra el siguiente cuadro:


Tabla 4: Fecha de publicación de antología por grupos de países


Como se puede observar, la distribución de la publicación por fechas en los diferentes grupos de países es bastante similar a la tendencia general, aunque pueden hacerse algunas precisiones. España tiene un inicio en la década de 1950, se mantiene con menos publicaciones hasta el año 2000, cuando crece exponencialmente, y México tiene un desarrollo bastante similar, aunque ya repunta en la década de 1990, con la antología de Flores (1994). En el Río de la Plata vemos un inicio anterior, tal vez relacionado con la afinidad particular de una persona, el antologador argentino Soto y Calvo en los años veinte en este caso; la presencia se afianza aún más que en México y España en los años cincuenta, pero cae como estos dos hacia los años noventa. Sin embargo, el crecimiento en el número de antologías de la última década no es tan visible como en los otros dos países ya mencionados, debido en parte a la crisis económica de estos países a principios de la década pasada.

Recorte temporal

El recorte temporal que realizan las antologías puede abarcar uno o varios períodos. En el cuadro a continuación se indica cuántas antologías se detienen en cada recorte, teniendo en cuenta que no son excluyentes (una antología puede contener varios períodos al mismo tiempo):


Tabla 5: Períodos antologados por antologías


La presente tabla, la última de las analizadas en este artículo, es sugestiva de varias tendencias. La primera es la predominancia del primer y segundo modernismo en las antologías de poesía brasileña en traducción, que demuestra la valoración más unánime que tienen estos períodos dentro de la historia de la poesía brasileña. Si es la Semana de Arte de 22 la que instaura una nueva postura en relación a Europa y es en consecuencia antologada, aunque nunca exhaustivamente (parece que la osadía de Oswald y Mário sirviera solamente como marco referencial, y no como objeto de deleite), serán luego Carlos Drumond de Andrade, Cecília Meirelles, João Cabral de Melo Neto, entre otros, los que conformarán el grupo aclamado por la crítica, y por las antologías en traducción.

Vale la pena anotar el lugar menor que ostenta el Barroco dentro de la clasificación por períodos, con solamente 6 antologías que lo antologan, en la línea que Haroldo de Campos criticaba justamente en «El secuestro del barroco en la formación de la literatura brasileña». Simbolismo y parnasianismo son poco antologados también, en un reflejo de lo que ocurre también a nivel crítico, el poco desarrollo que habría tenido el primero en las letras brasileñas, y el desprecio casi generalizado que el segundo fue generando a medida que avanzó el siglo XX.

Algunas reflexiones

La primera observación partiendo de los datos recogidos es la dispersión de autores antologados y traducidos que presenta el conjunto de antologías seleccionadas. Sin embargo, tal dispersión se debe a que algunas antologías presentan un alto número de autores antologados. Al mismo tiempo, dentro de esa dispersión, encontramos grupos de poetas relativamente estables que se repiten en varias antologías, conformando una especie de «selección antologable por excelencia”, aunque esos núcleos de poetas dentro de las antologías comienzan a dispersarse a partir de los años noventa. En otras palabras, parecería haber dos grandes tendencias en cuanto a las antologías de poesía brasileña en traducción al castellano: antologías que optan por la innovación en los autores, sea por la razón que sea, estableciendo una tendencia a imitar algunas, quedando en el olvido otras; y antologías que se inclinan por una cierta repetición del conjunto de poetas ya legitimado, tanto en el plano de las antología de poesía no traducida (otro aspecto a ampliar este trabajo), como en las antologías en traducción previamente publicadas.

En cuanto a la localización geográfica en que las antologías son publicadas, me interesa destacar la presencia de un gran número de países diferentes, algunos respaldados por un mercado editorial de peso, como es el caso de México y España, y otros tal vez por conexiones puntuales de agentes de cultura que han promovido las letras brasileñas. Este último aspecto, el del agente de cultura, no es despreciable en un ámbito, el de las antologías en traducción, donde los vínculos personales, la legitimidad de un sujeto en un determinado país, pueden servir para validar el proyecto de una antología.

Con respecto a la distribución por décadas desde 1922, es posible advertir algunas antologías pioneras en las décadas de 1920 y 1930, con cierto afianzamiento en los cincuenta, que se mantiene estable hasta la década de 1980, cuando decae a solamente a dos antologías publicadas a lo largo de la década. Esta caída es sorprendente cuando se articula con la explosión de antologías que ocurre en la primera década de este milenio. El resurgir ocurre en paralelo a la introducción de los programas de apoyo a la traducción del gobierno brasileño, de los que muchas de las antologías publicadas en la última década se han beneficiado. A pesar de arriesgado, me parece pertinente aventurar la hipótesis de que habría habido cierto desgaste, o falta de interés por parte de los antologadores, o del público, que hace decaer el ritmo de las publicaciones hacia los noventa, que solo se recupera por un apoyo externo al medio estrictamente editorial.

Finalmente, es sorprendente la relación que existe entre las antologías en traducción y las tendencias generales de la crítica brasileña, como lo demuestra la Tabla 8. El reconocimiento del primer y segundo Modernismo, por ejemplo, corre paralelo a la relativa indiferencia en relación al Simbolismo o al Parnasianismo. Antologías en traducción, tal vez por caminos distintos a las historias de la literatura y a las antologías de poesía no traducida, todas ellas catálogos, archivos para la posteridad, comparten así el recorte de lo que entra en este «ramo de flores» que se presenta al lector de habla castellana.

Evidentemente, queda bastante por hacer. Cada dimensión abordada puede ser puesta en relación con cada una de las demás, y obtener resultados que pueden ir completando esta tradición que no está de modo alguno cerrada. Ello también demanda un análisis del plano cualitativo, que vendrá a dinamizar los datos arriba mencionados. Y más antologías seguirán llegando.


NOTAS

(1) En el Congreso ABRAPT 2013, presenté una articulación de las antologías de poesía brasileña en traducción y las historias de la literatura brasileña. A partir del mismo corpus, el trabajo buscaba establecer una conexión entre las antologías más panorámicas y abarcadoras de principios del Siglo XX, con el afán de historizar la literatura brasileña del mismo período; para luego avanzar a las antologías enfocadas en la contemporaneidad y la merma de las historias de la literatura de más largo alcance.

(2) De las 36 antologías en castellano descubiertas hasta el momento, no fueron sistematizadas ocho de ellas en cuanto a autores (Pareja, 1963; Costa, 1971; Tello, 1983; González, 1985; Valle, 2007; Rodríguez, 2008; Bishop, 2009; Santana, 1982) y otras informaciones que no se desprenden de los datos catalográficos de las mismas. Sin embargo, sí forman parte de las planillas acerca de fecha y lugar de publicación. Por la extensión, las tablas no están en este trabajo, pero pueden solicitarse por email: rosilazaro@gmail.com.

(3) No he tenido acceso a datos certeros sobre la fecha exacta de publicación de esta antología. Los libros publicados por João Cabral durante su estadía como vicecónsul brasileño en Barcelona, con el sello «O Livro Inconsútil», se extendieron desde 1947 hasta 1953 (Lima, 2007, s. n.).

(4) Véase http://www.mcu.es/principal/docs/MC/2012/Libro/Sector_del_Libro_Abril_2012.pdf

(5) Las obras de ensayos publicadas gracias al apoyo del ICUB son numerosas. Entre otras: Medio siglo de poesía brasileña (2004), estudio de Walter Rela; y Nuevas expresiones de la poesía del Brasil (1957), de Gastón Figueira.


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