La Condensación en el Arte Contemporáneo

 

carolina alvarado


Si los límites del arte se disolvieron, si el arte está esparcido por donde veamos como una especie de niebla, si “todo” es arte, si la crítica, la filosofía, la moda, el mercado, la ciencia, la tecnología, etc. son los que debaten sin fin sobre los conceptos del arte, sobre qué es o qué no es arte, creo que poco a poco se ha perdido la claridad y el arte se encuentra con una visión borrosa donde no está nada definido, o lo está pero hay tantas miradas que se nubla una y otra vez, perdiéndose en un espacio infinitamente amplio o en un callejón sin salida. Entonces si está disuelto y evaporado, quizás como el arte, el artista también se disuelve y los artistas evaporados ya no son uno, ahora son muchos o son otros y necesitan de diferentes mecanismos para crear.

En un mundo tan globalizado y frente a este panorama nubloso, ¿qué pasa con los artistas?. Un artista hoy puede tener relación con muchas otras áreas de conocimiento y de estudio, por lo que en la actualidad el arte genera y posibilita una conexión y un enlace para generar nuevos espacios de pensamiento y el reto para un artista diluido en el medio, está en poder crear y generar una idea o un concepto y al final una obra o una experiencia.

Sobre esta idea comenta Michaud en la introducción de su libro: “El arte en estado gaseoso”, donde habla de un estado de gas o de vapor, como un vaho que cubriera todas las cosas. Una atmósfera estética invade el mundo, vivimos en la transición del arte al estado gaseoso, donde lo gaseoso no significa desaparecer, sino estar y pasar sin ser visto, dice el autor. (MICHAUD, Yves “El arte en estado gaseoso”, México, 2007)

Los artistas absorben lo que está en el ambiente, realizando un proceso interno que de alguna manera vuelve a salir al exterior, como un ciclo de la naturaleza, donde se produce una especie de digestión artística, donde toman lo que está a su alcance en medio de la niebla, pasa un proceso interno y vuelve a salir y el resultado puede ser o no una obra de arte, donde termina y al mismo tiempo empieza otro ciclo para entender y descubrir cuáles son los deseos del arte contemporáneo, de cómo una obra de arte puede condensar este vapor o qué constantes o símbolos necesita un artista para crear una obra o una experiencia dentro de este vaho, para tratar de explicar el mundo a través del arte, con más sentido, emoción y belleza, donde el artista de esta manera se convierte en el traductor y conductor de su propio medio, de su espacio vital y del arte que se respira como una necesidad.

La condensación la entiendo como el lugar o momento donde se reúne o encuentra la memoria del arte contemporáneo, como una especie de constante flexible que le da fuerza, soporte y presencia, eso que mantiene vigente a la experiencia que tenemos con respecto a una obra y al arte en general. Es el proceso por el cual varios significados están presentes y se aproximan para dialogar o enfrentarse en una particularidad o característica de idea, forma o concepto. Frente a esto me pregunto, ¿si las obras de arte son o logran condensar al arte hoy? y en principio diría que sí, pero al mismo tiempo aparecen muchas interrogantes: ¿cómo lo logran?, o ¿cuál es el proceso para que una obra condense el arte?, etc. y así aparecen más dudas, que se siguen formulando tanto artistas, como críticos, filósofos o cualquier espectador frente a una obra, donde algunas de estas preguntas tendrán respuesta o explicación y otras no, preguntas abiertas a muchas interpretaciones, las mismas que pueden coincidir, dialogar, relacionarse o enfrentarse entre sí.

Los artistas se encuentran dentro de un mundo donde las fronteras cada vez están más diluidas y frente a una cantidad de redes sociales, por lo que su campo de información, acción y movimiento se ha ampliado enormemente y pueden tener la sensación de perderse o mimetizarse en este medio, o estar realmente disueltos en medio de todos estos enlaces. Algunos artistas contemporáneos producen una obra directamente para el público, quienes muchas veces son los que cierran y le dan sentido final a la misma, entonces se habla de experiencias y no sólo de la experiencia de ver, interactuar o participar en una obra, sino la experiencia en sí como obra, que incluye el proceso de relación y transformación entre artista, obra y público. Creo que la condensación está en el gesto simbólico que disuelve la identidad de una obra para volverla una experiencia, que es al mismo tiempo individual y colectiva. La idea sería buscar y saber que buscar para encontrar ese gesto simbólico dentro del arte y cuáles serían los temas, inquietudes o constantes que hacen a un artista trascender sus propios límites.

La condensación puede estar en un símbolo o en un gesto sutil, que no siempre hablará por sí sólo, que puede no provocar nada o no tener sentido, sino que tal vez necesitará estar en colectivo para ser entendido, pero será ahí, en el momento de transición del gesto simbólico donde puede estar el entendimiento total de una obra. Para encontrar estas ideas y constantes y definir de una manera más clara la condensación, me baso en algunas obras de dos grandes artistas como son Marina Abramović y Félix González - Torres.

En las obras: The House with the Ocean View (2002), The Kitchen (2009) y The Artist is Present (2010) de Marina Abramović, un primer tema que surge y en donde está presente la condensación, es en la resistencia corporal de los límites físicos y psicológicos del cuerpo y de la mente, estos aspectos han sido una constante en sus obras a lo largo de su carrera, con lo que la artista busca trascender sus límites para elevar su espíritu y el del espectador. Por otro lado, en las obras: “Untitled” (Empty Bed) (1991), “Untitled” (Pilas de hojas, caramelos, velas…) y “Untitled” (Perfect Lovers) (1987 – 1990) de Félix González - Torres, no existe una resistencia tan física del cuerpo en sí, él tenía una posición más pacífica y presenta una sutil resistencia que se ve en la transformación constante de sus obras, en la relación entre obra y espectador que al enfrentarse dan sentido a la misma. Por su lado, Marina Abramović vive literalmente esta resistencia física del cuerpo, mientras que Félix González -Torres la vivía más desde un interior.
Generalmente ambos artistas han recurrido a su vida y experiencias personales, para sentir que viven a través de su trabajo, donde el límite entre su vida privada y su obra se pierde y no se distingue dónde termina la una y comienza la otra. Los dos artistas encuentran el sentido final de la obra en el público, quienes cierran el ciclo de una experiencia para que comience otra. Al darle tanta importancia al mismo, tanto Abramović como González - Torres, aparte de hacer social su espacio íntimo, crean otro espacio, un tercero que es el del público, donde logran abrir y dar la posibilidad de una experiencia individual y colectiva al mismo tiempo, junto con la experiencia de ser parte de la obra o ser la obra misma. En Marina Abramović se hace evidente en su presencia física y la de los espectadores y en Félix González - Torres, se produce en el adueñamiento colectivo de su obra, donde está implícita su presencia.
La condensación del arte está en ese momento en que se unen los espacios, donde dialogan o se enfrentan y ya no se perciben los límites que los separan, en ese instante que no se puede distinguir claramente, si se trata del adentro o del afuera o de los dos aparentemente en el mismo lugar. En la obra de Marina Abramović, la exteriorización de su espacio íntimo es en vivo, con ella presente, sin protecciones ni pretextos. En la obra de Félix González - Torres esa pérdida de la intimidad se da aparentemente de una manera menos dramática, tal vez un poco escondida o tejida con el concepto propio de la obra, sin embargo, ambos artistas crean un lugar a partir de su espacio privado y hacen de éste, uno público y esa es la obra.
La obra de los dos artistas, se disuelve en su deseo personal y en el deseo colectivo, donde está el sentido que buscan y donde logran condensar el arte, en ese momento que se funde el placer estético generado por los artistas en relación con la obra y con el público. De una u otra forma, los dos artistas se evaporan con sus obras y se van con el espectador, ya sea en su experiencia personal, física, mental, o espiritual pero tanto Marina Abramović como Félix González - Torres, condensan el arte en la presencia e interacción con el público, mientras que al mismo tiempo, le van otorgando cierta responsabilidad y complicidad.

Marina Abramović provoca y condensa el arte induciendo o sugiriendo un cierto voyerismo, mientras que Félix González - Torres ofrece una apropiación más simbólica de la situación. En Abramović hay una necesidad de exhibirse, de ser vista, creando y provocando esa necesidad en los espectadores. González - Torres era un poco más respetuoso consigo mismo y con su situación en particular, su obra no invade directamente al espectador con su presencia pero lo seduce en el momento que participa, en principio como un juego, pero luego se involucra para completar el sentido final de la obra, siempre dejando una especie de metáfora abierta a ser interpretada una y otra vez.

La intimidad desaparece, se aleja de ese lugar sagrado, privado y vital de cada artista y se funden en un espacio colectivo que los contiene y soporta a todos y esta pérdida de intimidad atrae o implica un cierto peligro. En las obras de Marina Abramović, la condensación la encuentro en el peligro del instante, del aquí y ahora que ella disfruta profundamente, en ese momento que se siente viva, en el presente. En Félix González - Torres se trata de un peligro presente metafóricamente en la ausencia, su peligro es más corporalmente real, los dos hablan de peligro pero hablan y se enfocan en peligros diferentes. El peligro en Marina Abramović es en el momento, donde la artista se presta voluntariamente a una u otra situación de riesgo, donde los espectadores son testigos directos de la misma. Por su lado, Félix González -Torres vivía el peligro físico y real de una enfermedad con el cartel de la muerte, que en el fondo para el artista dejó de ser un peligro y se convirtió en su fuerza para seguir creando y trabajando, mientras disfrutaba del peligro presente en la inestabilidad y en la fragilidad de sus obras.

Este peligro constante y persistente que les quita el control total de la obra, en Marina Abramović sería por vivir siempre al límite de la experiencia, al borde del riesgo entre el control y el descontrol, rodeada de espectadores que simplemente la miran, sin palabras y sin ningún tipo de contacto físico. Mientras que en Félix González - Torres, hay una soledad presente en el lidiar directamente con una enfermedad que ha provocado mucho movimiento social y político, con la muerte, el dolor y la pérdida, tanto de sus seres queridos como la de él mismo. A todo esto se suma una debilidad física presente y emocionalmente abierta, en Marina Abramović por someterse y dejarse dominar por la obra y en Félix González - Torres por una ausencia anticipada, por estar muriendo como les ocurre a sus obras, cuando muestran esta debilidad y ausencia en el momento que se transforman, hasta que desaparecen.

Generalmente en el mundo del arte se ha percibido a la audiencia como un todo colectivo, pero en el caso de Marina Abramović y Félix González - Torres, ambos artistas reconocen en la masa a cada individuo y con esto logran crear una doble experiencia. En ambos casos, el artista funciona como un vínculo con el arte o entre el arte, la obra y lo que quieren transmitir, para que el espectador tenga una experiencia completa y no se quede con vacíos, al generar una experiencia que aporta múltiples puntos de vista e interpretaciones.

González - Torres, no sólo necesitaba la presencia física de los otros, sino del contacto físico y directo del público con su obra, mientras que en el caso de Marina Abramović, ella está ahí y el público también, en ambos casos, el público condensa la obra en el momento que dan, completan o son el sentido y significado de las mismas. En Marina Abramović cada mirada, cada historia de las personas que presencian la obra, se concentran en la mirada de la artista y en su historia personal. En cambio lo que pasa en el caso de Félix González - Torres, es que él se disuelve en la obra y se va transformando en la experiencia individual de cada persona que participa, al llevarse una parte real de la misma, González - Torres condensa el arte en la obra y en su propia disolución, al fragmentarse y convertirse en muchos y así ser parte de la experiencia colectiva e individual de los espectadores.

Los performances y las escenas en el trabajo de Marina Abramović son en vivo y la artista se va transformando con en el transcurso de la obra, mientras que en el trabajo de Félix González - Torres, son las obras en sí las que sufren una transformación lenta y constante, volviéndose frágiles hasta desaparecer. Tanto en Abramović como en González - Torres, esta transformación va ocurriendo en cada uno a su manera, al mismo tiempo que va desgastándose y cambiando el aspecto físico de los artistas al trabajar y generar experiencias colectivas una y otra vez, donde tienen una profunda transformación personal, después de la de sus obras y quizá también del público, especialmente en el caso de Marina Abramović que apunta más a una transformación de carácter espiritual y en González - Torres más allá del espíritu, a la desaparición y evaporación del cuerpo en sí.

Por otro lado, el gesto simbólico está presente en la acción de participar e interactuar directamente con las obras de Félix González - Torres, con su presencia claramente sugerida mientras la obra va transformándose y se vuelve frágil e inestable, metafóricamente como su vida. En Marina Abramović se puede hablar también del gesto simbólico, que está en la presencia de ella y el público, mientras que la obra va ganando fuerza y poder. González - Torres condensa el arte en el gesto simbólico de la acción, Abramović lo hace en su presencia y ambos en la experiencia que ofrecen al espectador.

La idea de dolor, amor y muerte son temas comunes en las obras de los dos artistas y han mencionado que se preocupan por el legado que dejarán o lo que pasará después de su muerte, pienso que en ambos casos, preocupados especialmente por el futuro del arte y de lo que buscan con sus obras. Tanto Marina Abramović como Félix González - Torres recurren y buscan la recreación de sus obras, para que generen nuevas experiencias, construyen también imágenes con mucho contenido, para que puedan ser interpretadas una y otra vez por miradas diferentes, es decir los dos artistas encuentran en la repetición de sus obras, ya sin la necesidad de su presencia, una expansión del sentido de la misma por la cantidad de experiencias y miradas que estas generan y por lo tanto es ahí donde sus obras y el arte seguirá vivo.

Los dos artistas han usado el concepto de repetición como herramienta para generar un impulso, para condensar el arte en sus obras. La repetición da poder y fuerza, la repetición puede verse en una imagen, en una experiencia o en un objeto, lo que hace que se disuelvan la una en la otra y se condensen al mismo tiempo. En el caso de González - Torres la repetición está presente en el gesto simbólico de relación y contacto de cada espectador, en cada hoja de papel individual que juntas forman una masa que se transforma y que puede ser presentada y repetida en varios sitios a la vez, de igual manera en Abramović que es el reflejo de los que la miran, una mirada repetida que se disuelve en otra y luego en otra y así continuamente hasta que en algún momento se condensan en la mirada de la artista. González - Torres es el reflejo de la sociedad que denuncia, idea que al ser repetida una y otra gana fuerza y se condensa en un gesto mayor que se expande. Tanto Marina Abramović como Félix González - Torres, son desde perspectivas diferentes, el reflejo de la masa y de las experiencias formadas por los individuos que están frente a sus obras.

La repetición de un mismo objeto, idea o experiencia para crear un todo, una masa que abarca y soporta al mismo tiempo, la parte individual y colectiva,  la repetición de un gesto simbólico en la acción o interacción entre el artista y el espectador, de una experiencia individual que se hace colectiva y la repetición de la obra y de los artistas en sí. Todas estas ideas y formas son las que condensan el arte en las obras de Marina Abramović y Félix González - Torres, generando mucha energía y hacen de ellos artistas potentes con una obra que se sostiene por sí misma y que va transformándose con el paso del tiempo.

Marina Abramović empieza sus performances antes de que llegue el público y termina generalmente cuando ya se ha ido, dejando una sensación de secuencia y continuidad. De igual modo, en las obras de Félix González - Torres el tiempo es indefinido, porque pueden ser repetidas una y otra vez como un ciclo. Los dos artistas con sus obras dejan en el espectador, una idea o imagen continua y viva que se transforma con el relativo, lento o rápido, paso del tiempo y es donde el arte se condensa. A Marina Abramović le interesa el presente de la experiencia y a Félix González - Torres el instante, el momento en que se da el gesto simbólico por parte del espectador, que es cuando y donde aparece la relación, diálogo y conexión entre el artista, su obra y el otro.

Más allá del artista, de la obra y su fuerza, en el caso de estos dos artistas, quienes logran fundirse de una manera muy potente con sus obras y con la experiencia que ofrecen al público, creo que ellos mismos han logrado evaporarse como el arte en el medio, para luego condensarse en sus obras. Ellos participan como parte directa del ciclo de digestión del arte. Tanto Marina Abramović como Félix González - Torres, se han puesto en la posición de objeto de la obra ya que los límites entre su trabajo y su vida se evaporan en ellos mismos, en su obra, en la acción, en el gesto simbólico, en el espacio, en la experiencia, en el tiempo, en el silencio, etc. Es todo y al mismo tiempo puede no ser nada, todo se evapora y vuelve a un todo exterior, donde se completa un ciclo y empieza nuevamente otro.

Abramović y González - Torres condensan el arte en sus obras, pero los espectadores son los que condensan las obras en los artistas o a los artistas en sus obras y así el arte diluido o evaporado entre artistas, obras, espectadores y experiencias, todos juntos forman un círculo que se abre y se cierra continuamente. Tenemos al arte condensado en los artistas, en su presencia física o metafórica y en el público, en su experiencia ya sea individual o colectiva, en un gesto simbólico y en la acción de ser parte de la obra o la obra en sí.

En realidad en las obras de Marina Abramović  y en las de Félix González -Torres se encuentran muchas maneras o modos de condensar el arte, pero por último uno muy presente, potente y en el que coinciden desde miradas diferentes, es el tema de la transformación, que más que una forma de condensar el arte, es un tema que han vivido personalmente ambos artistas y lo han desarrollado y transmitido en sus obras. La transformación y muerte física, emocional o espiritual con todo lo que implica , es un concepto utilizado desde muchas posibilidades, diferentes miradas y posiciones tanto por Abramović como por González - Torres.

Pienso que al final Marina Abramović y Félix González - Torres estarán disueltos física y espiritualmente, como creo que nos pasará todos, pero sus obras que han logrado condensar aunque sea por un instante la esencia del arte contemporáneo, seguirán vigentes y transformándose a pesar del paso del tiempo, generando imágenes bellas y conceptos con mucha fuerza y seguirán presentes cumpliendo con el legado y el deseo de estos dos grandes artistas.