Revista Electrónica de Salud y Mujer
    Junio 2002  
   
 
  El acceso de la mujer a prestaciones sanitarias
   
portada RESYM
  Los dos pilares básicos en la prestación de servicios sanitarios son la eficiencia y la equidad. Eficiencia quiere decir que se utilicen los recursos de tal manera que maximicen los resultados de salud en la población, y equidad quiere decir que exista el mismo grado de acceso para ciudadanos con la misma necesidad. En consecuencia, en un sistema equitativo deberían tener la misma probabilidad de recibir un procedimiento necesario todos los individuos de una sociedad determinada, independientemente de su riqueza, cultura, lugar de residencia, sexo, o cualquier otra característica. Por estas razones, se está intentando producir conocimiento en los servicios de salud sobre si el acceso es equitativo, y de qué factores puede depender la diferente probabilidad de acceder a un procedimiento necesario. Uno de los factores que más se ha analizado es la clase socioeconómica, el lugar geográfico, y otros muchos, pero en los últimos años, se está dedicando cada vez más reflexión al género. Lo cual, podría, a su vez, abrir una colección de interrogantes sobre dos cuestiones básicas: I) si el acceso es igual entre hombres y mujeres; y II) si el acceso a las prestaciones es igual entre mujeres. Para explorar posibles respuestas a estos interrogantes, TAISS ha desarrollado, dentro de su línea de investigación sobre equidad, varios proyectos de investigación, cuyos hallazgos más relevantes se describen a continuación.
   
  ¿Es igual el acceso a las prestaciones sanitarias entre hombres y mujeres? El caso de la revascularización coronaria en España.

  La enfermedad coronaria es una de las enfermedades más frecuentes en los países desarrollados. Clásicamente se ha relacionado con el sexo masculino, porque tiende a presentarse en edades más tempranas que en la mujer, pero la mayor esperanza de vida de la mujer hace que el número de muertes por enfermedad coronaria en estos países sea prácticamente igual en ambos sexos. En ocasiones, la enfermedad coronaria requiere un tratamiento que consiste en dilatar o puentear las arterias coronarias que están estrechas. Este tratamiento se denomina revascularización coronaria y se puede hacer con dos técnicas. Cuando se dilata la arteria coronaria se llama angioplastia coronaria, y cuando de puentea se llama cirugía de by-pass aortocoronario.
   
  Los investigadores de TAISS realizamos un estudio en España sobre los pacientes que fueron sometidos a tratamiento de revascularización coronaria durante 1997, y exploramos diversos aspectos de estos pacientes, entre ellos diferencias en algunas características entre los hombres y mujeres revascularizados [1]. Los resultados de nuestro estudio muestran que la mujer, por regla general, tiene peor situación clínica que el hombre cuando es sometida a un proceso de revascularización coronaria. Este hallazgo sugiere que el tratamiento llega a la mujer con más retraso que al hombre, es decir, cuando se revasculariza a una mujer, ésta suele estar más grave que el hombre. Al consultar trabajos publicados sobre el tema, encontramos que otros investigadores han llegado a conclusiones similares, y en la mayoría de estos trabajos aportan teorías para explicar los motivos de este retraso. Todas estas teorías parten del hecho de una desigualdad en el manejo de la enfermedad en función del sexo del paciente. Estas teorías se pueden agrupar, dependiendo del momento en el que surge la desigualdad, de la siguiente forma: a) desigualdad en la sospecha de enfermedad coronaria; b) desigualdad en la realización de las pruebas diagnósticas; o c) desigualdad en el acceso al tratamiento una vez que la enfermedad ya ha sido diagnosticada.
   
 
    a) Desigualdad en la sospecha de enfermedad coronaria. Hay una serie de circunstancias biológicas que hacen que el médico sospeche menos que existe una enfermedad coronaria cuando el paciente es una mujer que cuando es un hombre. Entre estas circunstancias se encuentra el hecho de que la mujer, mientras está en edad fértil, sus hormonas ejercen un efecto protector para la enfermedad coronaria, y por tanto es poco frecuente que aparezca antes de los 50 años, no así en el hombre, en el que no es extraño que aparezca antes de esta edad. Por otra parte, la mujer consulta, a menudo por dolores en el tórax por causas muy diferentes a la enfermedad coronaria (por ejemplo: dolores musculares, inflamación de las mamas, o neuritis). Estas dos circunstancias biológicas junto con la creencia generalizada de que la enfermedad coronaria es más propia de hombres, hacen que el médico, o incluso la misma mujer, ante un dolor torácico sospechen de cualquier otra patología antes que de un origen coronario, y por tanto se retrase el diagnóstico.

    b) Desigualdad en la realización de las pruebas diagnósticas. También se ha observado diferencias en el acceso a las pruebas diagnósticas, es decir, una vez que existe la sospecha de enfermedad, la mujer accede menos a realizarse las pruebas diagnósticas. Algunos autores atribuyen esa desigualdad de acceso a que el médico refiere a las pruebas más sofisticadas preferentemente a los hombres, aunque también hay teorías de que es la mujer la que se muestra reacia a hacerse pruebas complicadas. Factores sociales, como el nivel cultural algo más bajo o el menor poder adquisitivo de las mujeres, especialmente de más avanzada edad en España, con respecto a los hombres de su misma generación, pueden estar dificultando el acceso a determinadas pruebas diagnósticas. Por otra parte, algunas pruebas diagnósticas no son igual de buenas para detectar la enfermedad coronaria en la mujer que en el hombre. Esto se debe a que la mayoría de los estudios que se realizan para medir la eficacia de estas pruebas se hacen, casi exclusivamente con hombres, y por tanto no está demostrado que sean igual de eficaces en la mujer. Los médicos lo saben y confían menos en los resultados si se trata de una mujer, por lo que pueden tender a solicitar menos pruebas en las mujeres.

    c) Desigualdad en el acceso al tratamiento una vez que la enfermedad ya ha sido diagnosticada. Una vez diagnosticada la enfermedad coronaria, la mujer accede peor al tratamiento, no sólo a un tratamiento complicado como pueda ser la revascularización coronaria, sino también a determinados tratamientos farmacológicos. Esto se ha visto en situaciones como en el infarto agudo, en el que el porcentaje mujeres a las que se les aplica un tratamiento adecuado con fármacos es inferior al de hombres. Algunos investigadores piensan que se debe a que la mujer, ante un dolor coronario agudo, tarda más que el hombre en acudir a consulta o a urgencias, y cuando llega ya no es efectiva la administración de determinados fármacos y por tanto no se les administran. La mayoría de las razones que hemos comentado para explicar la dificultad de acceso en las pruebas diagnósticas también son aplicables para el tratamiento.
  Todas estas teorías tratan de explicar un hecho evidente en muchos estudios, la desigualdad en el manejo de la enfermedad coronaria en función del sexo.
   
  ¿Es igual el acceso a las prestaciones sanitarias entre mujeres? El caso de la mamografía en España.

  Para abordar esta pregunta investigamos los factores que se asocian con el hecho de que una mujer residente en España de entre 40 y 70 años de edad acceda o no a realizarse una mamografía en un periodo de dos años. Para ello, realizamos entrevistas a una muestra de 3.218 mujeres elegidas aleatoriamente entre la población de mujeres de esa edad de las 17 comunidades autónomas españolas. Como era de esperar, encontramos que el acceso no es equitativo [2-4]. Los factores que encontramos que se asocian con una mayor probabilidad de acceso eran: haber visitado al ginecólogo, la existencia de un programa de detección precoz del cáncer de mama en la provincia que reside la mujer, actitud de su médico al solicitar la mamografía, y vivir en Navarra, el País Vasco, o Cataluña (después de ajustar por la existencia del programa de detección precoz de cáncer). Ninguno de estos factores dependen de la mujer, pero además, encontramos factores que dependen de la mujer, como por ejemplo realizarse una mamografía aunque se encuentre bien, o no rechazar una mamografía por miedo a que ser diagnosticada de cáncer.
   
  Con lo cual concluimos que el acceso a las prestaciones sanitarias (con el ejemplo de la mamografía) no es equitativo entre mujeres que residen en España. Los factores que no dependen de la mujer se podrían abordar mediante políticas preventivas, y los que dependen de la mujer mediante políticas de educación sanitaria.*
   
  Los hallazgos de estos estudios, en el contexto del desarrollo práctico de la equidad en los sistemas sanitarios, nos llevarían a concluir que en una sociedad moderna, en donde la equidad debe ser uno de los valores de los sistemas de salud, la infrautilización o el menor acceso no debería depender de atributos como la clase social, la raza, el nivel cultural o el sexo. Por ello resulta prioritario diseñar estudios que profundicen más a fondo en las causas de las desigualdades observadas para poder establecer los mecanismos que conlleven a una utlización equitativa de procedimientos médicos a todos los individuos.
   
  REFERENCIAS

1. Aguilar MD, Lázaro P, Fitch K, Luengo S. Gender differences in clinical status at time of coronary revascularization in Spain. J Epidemiol & Community Health 2002;56(in press)

2. Luengo S, Lázaro P, Madero R, Alvira F, Fitch K, Azcona B, et al. Equity in the access to mammography in Spain. Soc Sci Med 1996; 43(8):1263-1271.

3. Luengo S, Azcona B, Lázaro P, Madero R. Programas de detección precoz de cáncer de mama y acceso a la mamografía en España. Med Clin (Barc) 1997;108(20):761-766.

4. Luengo S, Lázaro P, Azcona B, Madero R, Fitch K. Use of mammography Among women residing in Spanish provinces with breast cancer screening programmes. Eur J Cancer Prev 1999; 8(6):517-524.

* Estas reflexiones se centran en la equidad en el acceso a una mamografía, sin prejuzgar la efectividad de la mamografía como técnica de cribado en los resultados para el manejo del cáncer de mama.
 

 

   
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