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Unos 200 millones de mujeres en todo el mundo padecen osteoporosis, una enfermedad caracterizada por la pérdida progresiva de la resistencia del hueso, lo que da lugar a que los huesos sean más frágiles y propensos a sufrir fracturas. El 80% de los afectados no es consciente de los factores de riesgo antes de que se le diagnostique la enfermedad y sólo un 10% recibe tratamiento.
Según el doctor Josep Blanch, presidente de la Sociedad Española de Reumatología, que acaba de celebrar su III Simposio de Osteoporosis, donde ha presentado un Documento de Consenso sobre esta enfermedad, "la osteoporosis sigue siendo una enfermedad desconocida y todavía queda mucho por hacer, el acceso a los densitómetros -la prueba que diagnostica la enfermedad- es limitado en muchas zonas de España y las listas de espera continúan siendo demasiado largas".
En España afecta a dos millones y medio de mujeres, aunque también afecta a los hombres. A partir de los 50 años hay muchas mujeres que sufren la enfermedad sin saberlo. De hecho, la mayoría no cree estar en riesgo personal de padecerla y se sabe que en Europa cada 30 segundos se produce una fractura por osteoporosis. En nuestro país se producen 90.000 fracturas de cadera y 500.000 fracturas vertebrales al año.
"La mujer debe asumir un papel muy activo para sospechar de la existencia de la enfermedad, primero por la edad, porque ha sufrido una fractura aparentemente sin motivo, por un traumatismo mínimo, un dolor de espalda no explicable, disminución de la altura...", señala el doctor Josep Blanch. "Como en la mayoría de las enfermedades reumáticas, el tratamiento de la osteoporosis, cuanto más precoz es, más efectivo resultará. Disponemos en la actualidad de medios diagnósticos y farmacológicos para evitar que progreso y reducir o evitar las fracturas que causan una gran morbilidad y mortalidad". Según los reumatólogos que asisten a este III Simposio, más de la mitad de las fracturas podrían evitarse con los tratamientos adecuados, "No es un proceso inevitable porque se alcance una edad avanzada. Con los tratamientos actuales los reumatólogos podemos detener el avance de la enfermedad".
Medidas para promover la salud ósea
Los actuales tratamientos farmacológicos pueden llegar a detener la pérdida de masa ósea y evitar o retrasar las fracturas, principal consecuencia de la enfermedad.
Las fracturas más comunes asociadas con la presencia de osteoporosis son las de cadera, las vertebrales (de columna) y las de muñeca. Pero en todos los casos, la Sociedad Española de Reumatología recomienda, en primer lugar, una serie de medidas encaminadas a promover la salud ósea, "con ello se puede conseguir una reducción drástica de la consecuencia más impactante de la osteoporosis, la fractura", señala el doctor Luis Arboleya, del hospital San Agustín, de Avilés, y uno de los reumatólogos que ha participado en el Documento de Consenso.
Las principales medidas para mejorar la salud ósea pasan por evitar el sedentarismo y recomendar una actividad física moderada, específica para cada individuo, teniendo en cuenta su edad, estado físico y la presencia de otras enfermedades.
En los adultos se recomienda una ingesta diaria de calcio de 1000 mg y de 1200-1500 mg durante el embarazo, lactancia y posmenopausia. No siempre la dieta habitual aporta estos requerimientos, por lo que en ocasiones hay que añadir suplementos farmacológicos, aunque recordando que el calcio, utilizado de manera aislada, no ha demostrado efecto significativo sobre la incidencia de fracturas en mujeres con osteoporosis postmenopáusica. En la población adulta es frecuente la existencia de concentraciones bajas de vitamina D. "Aunque la eficacia real del aporte de vitamina D en la prevención de fracturas es un tema muy debatido -señala el doctor Luis Arboleya- probablemente su acción depende de la dosis utilizada".
En los ancianos o discapacitados, sobre todo si tienen osteoporosis, deben extremarse las medidas encaminadas a reducir el riesgo de caídas, promoviendo el uso de bastones, evitando o reduciendo la dosis de psicofármacos, evaluando y, si es posible, tratando las alteraciones visuales y adaptando la vivienda. En poblaciones de alto riesgo de caída, han demostrado su eficacia los protectores de cadera. También es recomendable una adecuada ingesta de proteínas y una exposición solar moderada.
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