Revista Electrónica de Salud y Mujer
    Noviembre 2006  
   
 
  Día Internacional de la diabetes: El riesgo cardiovascular es mucho más elevado en la mujer diabética
   
portada RESYM
  Entre un 6 y un 10% de la población, unos 53 millones de europeos, padece diabetes, y una cifra similar podría tener la enfermedad sin saberlo. No controlarla adecuadamente estaría provocando, según los expertos, devastadoras complicaciones en la salud de quien la padece. La diabetes es causa de ceguera, amputaciones, insuficiencia renal, infartos de miocardio, fallos en el sistema nervioso... La enfermedad está creciendo de forma alarmante en todo el mundo, y se calcula que en el año 2025 el 80% de los diabéticos vivirá en los países con menos poder adquisitivo.

La diabetes se produce por una alteración del sistema que transforma el azúcar de los alimentos en energía. La insulina es la hormona responsable de convertir esos azúcares (glucosa) en energía. Está segregada por células beta que se encuentran en el páncreas. La glucosa pasa directamente a la sangre y la insulina, si todo va bien, permite que entre en las células y así el organismo reciba el combustible necesario para seguir funcionando.

El proceso es muy complejo, la insulina actúa como una "llave" que abre las puertas de las células para permitir el paso de la glucosa y disminuir así su nivel en la sangre. Pero si la producción de insulina está alterada no existe ese mecanismo regulador y el azúcar, que no puede penetrar en las células, se acumula en la sangre. Estos niveles elevados producen la obstrucción de las arterias. Cuando se dañan los grandes vasos sanguíneos que rodean al corazón y los que llevan la sangre al cerebro o a las extremidades se producen las enfermedades coronarias, cerebrovasculares o trastornos vasculares. El 75% de las muertes relacionadas con la diabetes se deben a este tipo de complicaciones.

Pero no solo se dañan los grandes vasos sanguíneos, también los daños en las pequeñas arterias provocan lesiones en la retina (en más de la mitad de los diabéticos con más de 15 años de enfermedad), en el riñón y en el sistema nervioso (entumecimiento en las piernas y en los pies, adormecimiento, hormigueo, incluso dolor)

El desorden puede deberse a que el páncreas no produce suficiente insulina, lo que provoca diabetes tipo 1, generalmente en personas jóvenes -un 10% de todos los que padecen la enfermedad-, o bien las células no responden a la insulina, diabetes tipo 2, la forma más frecuente y relacionada con la edad. La enfermedad no tiene cura, pero pueden controlarse los niveles de glucosa con dieta, ejercicio, abandono de ciertos hábitos y fármacos.

Las cifras de la glucosa
El control de la glucosa es fundamental para evitar estas complicaciones. Se considera que existe la enfermedad cuando las cifras son igual o mayores a 200 mg/dl. y se acompaña de síntomas como cansancio, sensación continua de hambre, sed, aumento de las micciones. Si el análisis se realiza en ayunas, se considera que existe la enfermedad si la cifra es igual o superior a 126 mg/dl.

La diabetes tipo 1 -el páncreas no produce insulina- aparece en niños y adolescentes, generalmente lo hace de forma brusca, acompañada de todos o la mayoría de los síntomas, y se agrava rápidamente si no se diagnostica y se trata. Este tipo de diabetes requiere siempre tratamiento con insulina. La diabetes tipo 2 se produce porque la cantidad de insulina elaborada por el organismo no es suficiente o no funciona de forma adecuada para cubrir las necesidades. Es mucho más frecuente en personas de edad avanzada. Este tipo de diabetes aparece en personas con determinados factores de riesgo, con antecedentes familiares, obesidad, edad avanzada, estrés emocional, llevar una vida sedentaria, hipertensión o hiperlipidemia. También se ha comprobado que otro factor de riesgo es haber tenido diabetes gestacional o haber dado a luz a un bebé de más de 4,5 kilos.

La importancia de la educación sobre diabetes
A pesar de todos los avances en el tratamiento de la diabetes, la educación del paciente sobre su propia enfermedad sigue siendo la herramienta fundamental para su control, porque cualquier cambio en la dieta, la falta de ejercicio, aumento de estrés, de peso, el consumo de tabaco, o el abuso de alcohol puede afectar a los niveles de glucosa en sangre.

Su control es fundamental para prevenir las numerosas complicaciones que afectan a la mayoría de los órganos. Cuanto antes se diagnostique la enfermedad antes se podrá tratar y evitar estos riesgos. Según los especialistas la localización de estos pacientes debería hacerse en atención primaria, a partir de los 45 años cada tres años. Aunque debería hacerse a cualquier edad, en casos de obesidad, antecedentes familiares de diabetes, historia de diabetes gestacional previa, intolerancia a la glucosa, resistencia a la insulina relacionada con otras condiciones clínicas, como el síndrome de ovarios poliquísticos, y cuando se tienen otras enfermedades como hipertensión, dislipemia...

El 64% de los diabéticos no alcanzan los niveles de glucosa adecuados Los tratamientos son muy variados, dependiendo de cada persona y su grado de enfermedad. Hay fármacos que ayudan a que el organismo utilice la insulina que elabora, otros aumentan la secreción de esta hormona, ayudan a reducir la resistencia, a retrasar la absorción de azúcares... Lo más frecuentes es que se utilicen varios de estos fármacos.

Si no se consigue el control adecuado -siempre debe ir acompañado de una dieta adecuada y ejercicio físico- se llega a la administración de insulina. El objetivo de esta hormona es mantener el nivel de azúcar sanguíneo lo más similar al normal a lo largo del día. La frecuencia y la cantidad de insulina necesaria depende de las características de cada paciente, de la edad, peso, actividad, alimentación... Existen varios tipos, de acción rápida y retardada. Dependiendo de las características se aplica una u otra, al igual que la dosis. Gracias a ella ?este tratamiento se utilizó por primera vez hace unos 80 años- el paciente puede controlar su enfermedad y llevar una vida normal.

A pesar de todas estas medidas para controlar la enfermedad, el 64% de los diabéticos tipo 2, mayores de 45 años y con 10 años de experiencia en la enfermedad (175 millones de pacientes en todo el mundo), no alcanzan los niveles de glucosa adecuados por miedo a pincharse insulina, según el reciente estudio Optimize (Optimizar el Control en Diabetes) realizado por la Federación Internacional de Diabetes, entre pacientes de todo el mundo.

Según este mismo estudio, las complicaciones de la enfermedad tienen un coste estimado de 286.000 millones de dólares al año, en todo el mundo, lo que supone un coste mayor que el destinado al tratamiento de la propia diabetes.

La insulina se administra en forma de inyecciones ("plumas") precargadas, bombas implantables, y acaba de salir al mercado la insulina inhalada. En este caso, la insulina se administra en forma de polvo seco que se inhala por la boca antes de las comidas, gracias a un dispensador un poco mayor al que utilizan los asmáticos. Su destino son los pulmones, a través de los cuales penetra en el torrente sanguíneo. Ya la han utilizado más de 3.000 pacientes en todo el mundo durante más de 20 meses.

El medicamento no ha sido autorizado en niños y tampoco está indicado en pacientes con síntomas respiratorios crónicos (asma, enfisema, enfermedad pulmonar obstructiva crónica...) ni en fumadores en activo o que acaban de dejarlo (hay que esperar, al menos, seis meses).

Los afectados por la diabetes tipo 1 también pueden beneficiarse de la insulina inhalada, pero no podrán prescindir totalmente de las inyecciones, ya que su organismo no produce ninguna insulina y requieren un mayor aporte, sí podrían reducir el número de pinchazos. La inhalable es una insulina de acción rápida que se toma antes de las comidas y estos pacientes necesitan dosis de acción retardada para mantener los niveles de glucemia bajo control durante las 24 horas del día.

Otra alternativa es el trasplantes de islotes pancreáticos, una técnica que se está desarrollando en nuestro país. Consiste en la inyección al paciente de células beta (las encargadas de fabricar insulina en el páncreas), procedentes de islotes de un donante fallecido. Al tratarse de un trasplante, el paciente debe recibir tratamiento inmunosupresor, para evitar el rechazo. Otra vía prometedora, y que también se desarrolla en nuestro país, es el implante de células madre.

Consejos alimentarios para controlar la enfermedad

  • Mantener el nivel de la glucosa en sangre adecuado con alimentos de bajo índice glucémico.
  • Evitar los azúcares simples en la medida de lo posible, sin llegar a una prohibición absoluta, pero prefiriéndose aquellos que no contengan glucosa, como la fructosa.
  • Consumir de cereales integrales y alimentos ricos en fibra en general.
  • Establecer una proporción equilibrada entre carbohidratos (65%), proteínas (15%) y grasas (30%).

Con una alimentación equilibrada también se controlarán los niveles de colesterol, uno de los factores de riesgo de la enfermedad, y se mantendrá un peso adecuado. El exceso de grasa corporal hace más difícil a las personas con diabetes tipo II utilizar su propia insulina.

Los alimentos han de ser frescos, mejor que procesados, frutas y verduras, carnes y pescados cocinados con poca grasa (mejor asados o al vapor), evitar las comidas preparadas, la bollería industrial, los snacks, el alcohol, tabaco...No olvidar los nutrientes esenciales de vitaminas, minerales, que aporta una dieta rica y variada como es la dieta mediterránea.

Ejercicio siempre, el ejercicio físico, practicado de forma habitual beneficia a todas las personas, mejora las musculatura, controla el peso..., y en el caso de las personas con diabetes baja los niveles de glucosa en sangre. El control de la alimentación, el ejercicio físico y la ayuda de fármacos puede retrasar que el paciente tenga que inyectarse insulina.

Cifras para pensar

  • Las personas diabéticas insulinodependientes tienen el doble de riesgo de morir por una enfermedad cardiovascular
  • Su riesgo cardiovascular se adelanta 15 años a los de una persona no diabética
  • Tienen hasta seis veces más riesgo de mortalidad por una infección o por insuficiencia renal
  • El 80% de los diabéticos tiene a lo largo de su vida al menos una complicación cardiovascular
  • El riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular es mayor en las mujeres diabéticas que en el hombre.
  • La diabetes triplica el riesgo cardiovascular en mujeres postmenopáusicas con cardiopatía isquémica.
   
  Direcciones de interés

  Fundación para la Diabetes:
http://www.fundaciondiabetes.org/unidosporladiabetes/index.html World Diabetes Foundation:
http://www.worlddiabetesfoundation.org/
American Diabetes Association:
http://www.diabetes.org/home.jsp


  Recursos Relacionados:

  Alimentación y diabetes

 

 

   
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