Revista Electrónica de Salud y Mujer
    Diciembre 2006  
   
 
  Cerca de un millón de parejas necesita ayuda médica para tener un hijo
   
portada RESYM
  Entre los 35 y los 40 años es la edad en la que las parejas recurren con más frecuencia a los tratamientos de reproducción asistida, una situación en la que podrían encontrarse cerca de un millón de parejas en España, según datos de la Sociedad Española de Fertilidad. Estas parejas llevarían al menos dos años intentando concebir un hijo. La esterilidad empieza a considerarse entre la Sociedad como una enfermedad. Cada año nacen 35.000 niños por medio de técnicas de reproducción asistida.

Se ha observado en los últimos años un aumento de esta demanda entre mujeres solas que recurren a las clínicas por semen de un donante, y de segundas parejas, es decir, personas que han pasado por una separación o un divorcio y se habían hecho una vasectomía o ligadura de trompas. Según los especialistas, la edad más adecuada para tener hijos se sitúa entre los 20 y los 30 años. Sólo la mitad de las mujeres que superan los 30 años e intenta quedarse embarazada lo consigue al cabo de un año.

Hasta ahora las causas de infertilidad se las han repartido por igual entre hombres y mujeres, y se calculaba un 15% de origen desconocido. Sin embargo, los últimos estudios, y las nuevas técnicas de diagnóstico genético están permitiendo conocer infertilidades masculinas ocultas, que hasta hace poco tiempo no se conocían.

Identificar errores genéticos en los cromosomas de los espermatozoides Antes de iniciar los ciclos de Fecundación in Vitro, los especialistas estudian si los cromosomas de la pareja son normales por medio de un cariotipo, un examen ?por una muestra de sangre- que permite identificar anomalías cromosómicas causantes de malformaciones o enfermedades hereditarias. Cada vez con más frecuencia se está encontrando que "Aunque en este estudio los resultados del varón sean normales y no se detecten alteraciones en sus cromosomas, éstas pueden estar presentes en los espermatozoides. Por ello, tras varios ciclos fallidos de FIV, siempre es necesario recurrir a un estudio genético del varón", ha señalado la doctora Rocío Núñez, vicepresidenta de la Asociación Española de Andrología (ASESA).

Para conocer si la causa del fallo de FIV es genética existen en la actualidad novedosas técnicas de diagnóstico como la hibridación in situ (FISH) que permite identificar errores genéticos en determinados cromosomas de los espermatozoides, o incluso evaluar si la malformación se produce durante la formación de espermatozoides dentro del testículo por medio de estudios de meiosis.

Gracias el empleo de técnicas genéticas en reproducción asistida se ha descubierto que la causa de la infertilidad en el grupo de parejas cuyo origen era una incertidumbre está, en la mayor parte de los casos y en contra de lo que se creía tradicionalmente, en el varón. Este hallazgo "nos permite asegurar que el estudio del espermatozoide es tan importante como el del ovocito y, además, sienta las bases de la solución del problema masculino", según la doctora Núñez.

   
 

 

   
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