Revista Electrónica de Salud y Mujer
    Abril 2006  
   
 
  Enfermedad de Parkinson: evitar el rechazo y favorecer la integración
   
portada RESYM
  Temblor, lentitud en los movimientos y rigidez creciente de los músculos, que dificultan la marcha o el mantenimiento de la postura, son los principales síntomas de la enfermedad de Parkinson, una dolencia que afecta a una de cada 1.000 personas en el mundo (en España unas 100.000). Es una degeneración crónica y progresiva de las estructuras cerebrales encargadas de la coordinación del movimiento.

Se produce por la pérdida de la sustancia negra del cerebro, compuesta por neuronas productoras de dopamina, un neurotransmisor esencial para el control de los movimientos. Cuando desaparece entre el 50 y el 60% de estas células comienzan a hacerse evidentes los síntomas. Lo que no se conoce es por qué se produce esa pérdida del neurotransmisor.

Aunque los síntomas son conocidos desde la antigüedad, fue descrita por primera vez por el médico y paleontólogo inglés James Parkinson en 1817, cuando publicó su libro titulado "Ensayo sobre la parálisis agitans" La enfermedad no aparece de un día para otro, al principio los síntomas son leves, en momentos de estrés o de gran tensión. Según avanza la enfermedad y disminuye la dopamina, el temblor y los otros síntomas son más evidentes. Puede presentarse a cualquier edad, pero es más frecuente en personas de edad avanzada. Afecta casi por igual a hombres y mujeres. La edad media de inicio de presentación de los síntomas es a los 60 años. Los síntomas de la enfermedad de Parkinson pueden variar mucho de una persona a otra. Por ejemplo, un paciente puede presentar temblor, mientras que otro puede experimentar intensa rigidez y lentitud sin temblores.

En las fases iniciales de la enfermedad, a menudo los síntomas afectan primero a un lado del cuerpo. Más tarde, los síntomas pueden extenderse al otro lado. Algunos síntomas frecuentes de la enfermedad de Parkinson son:

  • Sacudidas o temblor de las manos, brazos, piernas, mandíbula y cara (lo que con frecuencia se define como ?temblor?).
  • Rigidez e hipertonía muscular (lo que suele definirse como ?rigidez?). Ocurre en fases más avanzadas y es debida a un aumento de la resistencia de los músculos del movimiento.
  • La hipocinesia afecta especialmente a la cara y a los movimientos de las extremidades. El enlentecimiento muscular es progresivo y especialmente se hace evidente al caminar, al realizar giros y durante tareas en las que se necesite destreza manual. El paciente suele presentar una cara inexpresiva y va perdiendo la mímica facial.
  • La rigidez de los músculos de la cara ocasiona problemas en la articulación de la palabra y alteraciones en la voz, más ronca.
  • La bradicinesia hace referencia a la lentitud de movimientos o dificultad para iniciar los movimientos, como levantarse de una silla.
  • Problemas de equilibrio y de coordinación, que suelen ser características tardías de la enfermedad.
  • Alteración de la marcha e inestabilidad en la postura. Los pacientes tienden a inclinarse hacia delante, y adoptan una postura muy característica encorvada, con la cabeza hacia abajo y los hombros caídos. La forma de caminar también cambia: aparece dificultad para iniciar la marcha y para detenerse.
  • También aparecen otros síntomas no relacionados con el movimiento, los que se conocen como síntomas no motores, y que pueden ser: ansiedad, depresión, irritabilidad, lentitud de pensamiento o problemas de memoria, hormigueo, dolor, intranquilidad, fatiga, sudoración, cambios de la temperatura corporal y estreñimiento.
Es frecuente que estos pacientes se aíslen progresivamente al observar que no les entienden bien. Van evitando las salidas, reuniones sociales y restringiendo su relación con los demás. De hecho, las circunstancias que envuelven a estas personas pueden favorecer el aislamiento, la soledad, la depresión, el bajo estado anímico o el abandono de actividades cotidianas, el 40% se jubila prematuramente.

Según Carles Guinovart, presidente de la Federación Española de Parkinson (FEP), que agrupa a unos 9.000 asociados, ?muchos de los afectados por la Enfermedad de Parkinson (EP) se sienten rechazados, apartados y limitados, de modo que les "pesan" más las consecuencias psicológicas que las físicas? por lo que la Federación insiste en conseguir una mejora en la integración social de las personas con Enfermedad de Parkinson. "Para ello es esencial una buena educación sanitaria, rehabilitación física, terapia psicológica y realizar actividades de ocio que eviten el aislamiento". La propia Federación cuenta con la página web www.fedesparkinson.org. para divulgar información acerca de la enfermedad en todos sus aspectos.

Para el doctor Gurutz Linazasoro, Director del Centro de Investigación de Parkinson de la Policlínica Gipuzkoa de San Sebastián, la comunicación médico-paciente es fundamental para llevar el tratamiento de la manera más beneficiosa posible "Aunque no existe un tratamiento curativo para la enfermedad de Parkinson, existen muchos fármacos capaces de mejorar los síntomas y proporcionar una buena calidad de vida a las personas afectadas. Así, debe elegirse uno u otro fármaco en función de las necesidades individuales de cada persona. De hecho, el tratamiento no se impone sino que se "negocia" tras una minuciosa explicación de los pros y los contras de cada opción terapéutica"

Según este especialista, también es necesario mejorar e incentivar por parte de los médicos la comunicación de los posibles trastornos considerados íntimos, "tales como problemas de relación sexual, aumento de libido, anomalías sexuales, ideas delirantes de celos, etc, sobre todo teniendo en cuenta que muchos de estos problemas son los que más alteran la calidad de vida de las personas afectadas y puesto que algunos de ellos son signos de alerta de otros procesos que deben ser estudiados con pruebas específicas. Además, muchos son tratables"

Tratamientos que alivian los síntomas

Debido a que todavía el origen de la enfermedad es desconocido, los tratamientos son sintomáticos y están orientados a restaurar los niveles cerebrales de dopamina (responsable de las alteraciones motoras como el temblor, la rigidez y la bradicinesia).

La levodopa es el tratamiento más eficaz y el más utilizado desde los años 60 y que consigue un rápido alivio de los síntomas. Se toma por vía oral, penetra en el cerebro y allí se convierte en dopamina, ayudando a controlar los síntomas. Lo que ocurre es que tras varios años su eficacia deja de ser idónea y se necesitan dosis mayores para sustituir al cada vez mayor número de neurotransmisores muertos. En la actualidad Gracias a las nuevas combinaciones farmacológicas, como la de levodopa, carbidopa y entacapona, se consigue prolongar una mayor eficacia del tratamiento durante más tiempo.

Hay otros fármacos que ayudan en el control de los síntomas, como Inhibidores de la enzima COMT (Entacapona). Se utiliza para aumentar los niveles de levodopa que entran al cerebro y la disponibilidad de dopamina. Agonistas dopaminérgicos (Bromocriptina, Lusuride, Pergolide, Apomorfina, Ropinirole, Pramipexol): favorecen la transmisión de dopamina estimulando los receptores dopaminérgicos. La mayoría de los enfermos necesitan asociar este tratamiento a la levodopa. En estudios de laboratorio se dice que podrían tener un efecto neuroprotector.

Inhibidores de la MAO (Selegilina): Aumentan la disponibilidad de dopamina en el cerebro ya que reducen su degradación. Puede aumentar el tiempo 'on' y disminuir el tiempo 'off' en pacientes fluctuantes y ayuda a reducir las dosis totales de levodopa o el número de tomas.

Amantadina: En realidad es un fármaco con actividad frente a los virus, pero que también sirve para el control de algunos síntomas de la enfermedad de Parkinson, sobre todo al principio de la enfermedad, cuando la lentitud es un problema. Bloquea la recaptación de dopamina, por lo que aumenta su presencia en el cerebro. Puede usarse como tratamiento inicial para retrasar el inicio de la toma de levodopa.

Todos estos fármacos tiene ciertos efectos secundarios. Algunos pacientes pueden tener náuseas y vómitos, confusión, alucinaciones, movimientos involuntarios o disquinesias y fluctuaciones 'ion-off' (movimientos anormales).

Cirugía y terapia génica

Un 20% de los pacientes con Parkinson pueden responden al tratamiento con cirugía. Bien a través de la Palidotomia, que consiste en la realización de una lesión en la parte posterior del segmento interno del núcleo pálido. Con ello se eliminan la mayoría de los movimientos anormales, la rigidez y la bradicinesia, en menor medida el temblor, por lo que los pacienten tienen que seguir tomando las mismas dosis de medicación.

Otra técnica es la implantación de un electrodo en una zona determinada del cerebro que se estimula cuando se van a producir los movimientos involuntarios.

Mayores expectativas están causando las investigaciones sobre terapia celular (que consiste en intentar reemplazar las células del cerebro que el paciente ha perdido, con otras con igual capacidad para sintetizar dopamina), o con la terapia génica (esta técnica intenta lograr que determinadas células del cerebro produzcan la proteína que ha dejado de fabricar).

Terapias adicionales

La rehabilitación es una parte importante en el tratamiento de estos pacientes, como la Fisioterapia para mejorar los movimientos y la flexibilidad; logoterapia para aprender técnicas que le permitan entenderse mejor, psicoterapia para ayudarle a convivir con la enfermedad, ?gimnasia para el cerebro? para ayudarle en el déficit cognitivo (concentración, pensamiento...), así como terapia ocupacional para mantener al máximo la independencia del paciente en la realización de las tareas de la vida diaria. No hay que olvidar que estos pacientes también pueden llegar a tener problemas relacionados con la alimentación, dificultad para tragar, para realizar los movimientos de masticación, incluso cerrar la mandíbula... por lo que es necesario ayudarle y procurar no llegar a la malnutrición.

   
 

 

   
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