Revista Electrónica de Salud y Mujer
    Mayo 2006  
   
 
  La diabetes incrementa el riesgo de ictus
   
portada RESYM
  La diabetes constituye un factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad cerebrovascular. Se estima que ese riesgo puede ser de 2 a 4 veces superior en la población diabética que en la no diabética, según datos del último Congreso de Diabetes en España.

Se ha descrito que un 9,3 % de individuos diagnosticados de diabetes presentan también enfermedad cerebrovascular. Esta prevalencia aumenta con la edad, desde un 2 % en menores de 45 años a 12,7 % en mayores de de 65 años. Asimismo, se ha descrito que un 11,2 % de las altas hospitalarias de pacientes diabéticos también tenían el diagnóstico de un accidente cerebro vascular (ACV), mientras que un 19,8 % de los ingresos hospitalarios por ACV fueron diagnosticados simultáneamente de diabetes.

Las lesiones pueden ser de varios tipos, entre los que destacan las oclusiones de una arteria cerebral con la aparición de un infarto cerebral, la aparición de hemorragias intracerebrales, de embolismo cerebral secundario a una lesión cardíaca o bien accidentes isquémicos transitorios.

Muchas de estas causas pueden producir lesiones neurológicas focales con déficits motores y/o sensoriales, afasia, alteraciones visuales, etc. Sin embargo en muchos casos de accidentes isquémicos transitorios los síntomas, tales como entumecimiento o debilidad de una parte del cuerpo, confusión, alteraciones visuales o cefalea, pueden pasar desapercibidos por el paciente diabético, y no los considera motivo de consulta. Tampoco tiene en cuenta que un accidente así es un riesgo importante de desarrollar un ictus en las siguientes 48 horas.

Con frecuencia estas lesiones asintomáticas solo se detectan con posterioridad en estudios de imagen con resonancia magnética nuclear en pacientes diabéticos, especialmente en personas de edad.

Según señalaron los especialistas en este Congreso, en la prevención y tratamiento, es preciso controlar de forma rigurosa los niveles de glucosa, la hipertensión arterial y la dislipemia reduciendo los niveles de LDL colesterol por debajo de 100 mg/dl y los de triglicéridos por debajo de 150 mg/dl, y, si es posible, elevando los de HDL colesterol junto a la utilización de agentes que disminuyan la agregación plaquetaria.

También han señalado que es preciso introducir un régimen de vida activa con ejercicio y dieta dirigida a reducir el peso y el perímetro abdominal en pacientes obesos o con sobrepeso, el abandono del hábito del tabaco, y el tratamiento de posibles enfermedades cardiovasculares concomitantes especialmente arritmias.

   
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