Revista Electrónica de Salud y Mujer
    Enero 2007  
   
 
  Las enfermedades del tiroides, más frecuentes en mujeres, pueden controlarse
   
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  Las enfermedades del tiroides, más frecuentes en mujeres, pueden controlarse
Situada en la base del cuello y con forma de mariposa, la glándula tiroidea es responsable de producir una serie de hormonas que intervienen en el metabolismo, ayudan a regular la forma en la que el cuerpo usa y almacena la energía. Y lo hace con dos tipos de hormonas, la Tiroxina o T4 y la Triyodotironina o T3. Un exceso o un déficit de producción de estas hormonas -se necesita para ello la ayuda del yodo- acarrea una serie de trastornos conocidos popularmente como "bocio". Bocio es en realidad el agrandamiento de esta glándula, que puede apreciarse por un abultamiento de la base del cuello. Los pacientes con bocio pueden presentar tos, falta de aire y la sensación de que los alimentos se quedan atrapados en la garganta.

Los problemas de tiroides pueden ser debidos a falta de yodo ?imprescindible para la producción de hormonas- a enfermedades autoinmunes (el organismo produce anticuerpos que atacan la glándula tiroidea), como la de Hashimoto, Graves... que atacan la propia glándula tiroidea, o también por alguna alteración de la glándula pituitaria, situada en el cerebro y encargada de que la mayoría de las glándulas del organismo funciones adecuadamente.

Una inflamación crónica del tiroides -tiroiditis, o enfermedad de Hashimoto-, ocasiona hipotiroidismo, es decir, la glándula no fabrica las hormonas suficientes para realizar su función, lo que hace que el organismo trabaje más lentamente. Aunque puede aparecer a cualquier edad, esta anomalía es más frecuente en mujeres entre los 30 y los 50 años. En algunas ocasiones no aparecen síntomas, pero lo más habitual es que se reconozca la enfermedad ante una serie de síntomas, como un aumento de peso sin motivo aparente, fatiga, estreñimiento, presencia de bocio, piel más seca y áspera de lo habitual, dificultades para concentrarse, depresión, intolerancia al frío... El tratamiento, a base de reemplazar la hormona que el tiroides no puede producir, es para toda la vida. De esta manera, y con revisiones periódicas, se pueden mantener controlada la enfermedad.

Nuestro organismo no puede producir yodo. Se encuentra en la naturaleza, en el agua del mar, algas marinas, peces y algunos alimentos vegetales. La cantidad necesaria de yodo para el organismo es de 80 a 200 microgramos diarios, que se cubre normalmente con la dieta. En las regiones costeras y en las zonas con una alimentación variada la cantidad de yodo en la alimentación supera las necesidades medias. Pero hay algunas zonas montañosas y del interior en la que la cantidad de yodo es baja y en estas condiciones puede haber problemas para la síntesis de las hormonas tiroideas; para evitar problemas lo mas fácil es utilizar sistemáticamente en casa sal yodada.

Hipertiroidismo
Puede ocurrir que la glándula tiroidea produzca más hormonas de las necesarias; se trataría de hipertiroidismo. La causa más común es la enfermedad de Graves. Al igual que la enfermedad de Hashimoto, es una enfermedad autoimmune. También puede ser producida por la aparición de un nódulos dentro del tejido tiroideo que produce elevados niveles de la hormona tiroidea, o incluso por una inflamación sostenida.

La pérdida súbita de peso, fatiga y debilidad muscular son síntomas característicos, así como el nerviosismo, ansiedad, exceso de sudoración, temblores, latidos del corazón más acelerados, ojos agrandados, hinchados o enrojecidos.

El tratamiento dependerá de la causa del trastorno y de la gravedad, puede ir desde fármacos que controlen el exceso de producción de hormonas, a yodo radiactivo (administración oral), incluso cirugía si el tamaño de la glándula fuera excesivamente grande y oprimiera otras partes del cuello.

Nódulos muy frecuentes
Hasta un 10 por ciento de la población puede llegar a tener nódulos en la glándula tiroidea, y la prevalencia aumenta con la edad. Son más frecuentes en la mujer. Se trata de bultos o quistes que cuando crecen pueden causar ronquera y dificultades para tragar. Entre el 90-95% de estos nódulos son benignos, y la mayoría de las veces por un déficit de yodo. Ocurre con más frecuencia entre miembros de una misma familia.

Es necesario vigilarlos, y sobre todo diagnosticarlos, para descartar que se trata de un cáncer de tiroides. Para este diagnóstico no es suficiente un análisis de sangre ?que determina si la glándula está produciendo las hormonas correctamente-, sino que hay que recurrir a otros medios que valorará el especialistas, como la biopsia, ecografía, gammagrafía, ultrasonidos, o escáner. Aunque los nódulos sean benignos, si están produciendo demasiadas hormonas, se puede recurrir a la cirugía o a la administración de yodo radiactivo.

Cáncer de tiroides
Radiaciones, factores genéticos, ser mujer entre los 30 y los 50 años, haber tenido bocio y la utilización de estrógenos son los factores de riesgo de un cáncer de tiroides, uno de los cánceres menos frecuentes. Un nódulo es el síntoma que puede alertar de este cáncer, pero sólo entre un 5 y un 10 por ciento de todos los nódulos derivan en cáncer.

Hay cuatro tipos diferentes de cáncer de tiroides, el más frecuente (80-85% de ellos) es el carcinoma papilar de tiroides. Crece muy lentamente y tiene buen pronóstico; al igual que el carcinoma folicular, poco frecuente (5%). El carcinoma medular representa también un 5% del total, y el carcinoma anaplásico, es muy raro, con un comportamiento más agresivo.

El tratamiento en todos ellos pasa por la cirugía y por la administración de yodo radiactivo. Este tratamiento se administra de una vez en forma de cápsula; irradiando directamente el tejido tiroideo. Puede destruir la glándula tiroides sin afectar al resto del organismo. A las pocas semanas el yodo radiactivo desaparece del cuerpo. Para que este tratamiento sea más eficaz, se suele suspender el tratamiento hormonal de hormona tiroidea 4 ó 5 semanas antes, aunque esto puede provocar un hipotiroidismo.

Los efectos secundarios de este tratamiento son escasos, en forma de molestias en el cuello y boca seca, y se recomienda que las mujeres en edad fértil eviten un embarazo dentro del primer año de este tratamiento. Tras la cirugía será necesario la reposición de las hormonas tiroideas.

   
  Más información
   
  Asociación Española contra el cáncer:
http://www.todocancer.com
   
  Recursos Relacionados:

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