Revista Electrónica de Salud y Mujer
    Febrero 2009  
   
 
  Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), no hay que bajar la guardia
   
portada RESYM
  La edad media de comienzo de las relaciones sexuales es más temprana que hace unos años, de 17,5 años en chicos y 18,2 años en las chicas, según la Encuesta de Salud y Hábitos Sexuales realizada en el año 2003 por el Instituto Nacional de Estadística en colaboración con el Ministerio de Sanidad y Consumo (Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida). Aunque la utilización de las medidas preventivas frente a embarazos no deseados e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) -también llamadas enfermedades de transmisión sexual (ETS) o enfermedades venéreas- son cada vez más frecuentes, todavía hay numerosas razones por las que no se utilizan. Los jóvenes, sobre todo los adolescentes, son los más afectados, pero también lo son los adultos, en especial entre los 30 y los 40 años.

Las infecciones de transmisión sexual se adquieren por tener relaciones sexuales con alguien que esté infectado. Pueden ser causadas por bacterias, parásitos y virus. Existen más de 20 tipos, entre ellas, la clamidia, gonorrea, herpes simple, VIH/Sida, Virus del Papiloma Humano, sífilis, tricomoniasis... La mayoría afecta tanto a hombres como a mujeres, pero en ellas causa problemas de salud más graves. Si una mujer embarazada padece una de estas infecciones puede causarle graves problemas de salud al bebé. Además, estas infecciones son una de las principales causas de esterilidad tanto en hombres como en mujeres.

El uso correcto del preservativo es la medida más eficaz para prevenir el contagio de las ITS, y sigue siendo el método más utilizado, pero en ocasiones se justifica su no utilización con la confianza en la otra persona, confundiendo confianza con responsabilidad.

Según los expertos el riesgo de contagio de una enfermedad de transmisión sexual se acrecienta durante las primeras relaciones sexuales. Por ello es fundamental que los jóvenes dispongan de toda la información necesaria acerca de los métodos anticonceptivos, no sólo para evitar embarazos no deseados, sino sobre todo para impedir la transmisión de enfermedades tan importantes como la hepatitis o el Sida.

Mientras que en las décadas de los 80 y 90 las ITS registraron una tendencia al descenso, ésta se interrumpió a partir de 2002. Según datos del Sistema de Enfermedades de Declaración Obligatoria, en 2001 se registraron 805 casos de infección gonocócica y cuatro años más tarde la cifra creció hasta los 1.174. Un aumento similar experimentaron los casos de sífilis, pasando de los 700 en 2001 a los 1.255 en el año 2005. En cuanto al VIH, en España se estima que hay entre 120.000 y 150.000 personas con VIH, de las cuales una cuarta parte aún no lo sabe. Esto significa que más de 35.000 personas podrían transmitir el VIH a sus parejas sin saberlo. El riesgo de infección por VIH existe tanto para el que penetra como para la persona que es penetrada, aunque es mayor para esta última, y aumenta con la presencia de lesiones genitales e ITS.

Las ITS se están produciendo, en la mayoría de los casos, por vía heterosexual, a través de prácticas sexuales de riesgo que consisten en mantener relaciones sin protección con personas desconocidas y con la infección. En Estados Unidos, por ejemplo, y según cifras de la Asociación Americana de Salud Social (ASHA), se registran cada año cerca de 19 millones de nuevos contagios de enfermedades de transmisión sexual.

La adolescencia es una etapa en la que la conducta sexual está sujeta a multitud de influencias que pueden favorecer un menor control de la situación y una mayor desprotección frente los embarazos no deseados, el VIH/sida y otras infecciones de transmisión sexual. A ello hay que añadir las situaciones en las que se consume alcohol y otras drogas, la falta de planificación de las relaciones sexuales, la novedad de las parejas, mantener relaciones en lugares incómodos y poco íntimos, la no disponibilidad de preservativos, etc. Además, los jóvenes tienen la percepción de estar protegidos de las posibles consecuencias desfavorables de las relaciones sexuales, que pueden ocurrir a otros pero no a ellos.

Pero el sexo seguro no tiene edad, un trabajo británico publicado hace unos meses en la revista 'International Journal of Epidemiology', (http://ije.oxfordjournals.org/) indican que el uso del preservativo en los 'ligues' puntuales se va reduciendo con la edad y es especialmente bajo si entre los dos miembros de la pareja hay cinco o más años de diferencia. El trabajo entrevistó a más de 11.000 personas heterosexuales (entre los 16 y los 44 años, más de 6.000 eran mujeres), sobre sus hábitos sexuales en el último año. Sólo la mitad de los encuestados respondió que había usado preservativo en su última relación sexual con una pareja esporádica; otro 50% aseguró que no había usado preservativo con un desconocido la primera vez.

Los especialistas insisten en la necesidad de hacerse controles rutinarios para detectar estas posibles infecciones, sobre todo en nuevas parejas y en mujeres embarazadas.

En España el registro nacional de epidemiología sólo incluye tres enfermedades de transmisión sexual de declaración obligatoria, que son la sífilis, la gonococia y el sida, aunque algunos médicos ya han pedido que se incluyan otras infecciones, como los condilomas o el Virus del Papiloma Humano.

Signos y síntomas

Estos son algunos de los síntomas y signos comunes de las Infecciones de Transmisión Sexual:

- En la mujer:

    - Flujo anormal en la vagina con o sin olor desagradable.
    - Llagas, ronchas, ampollas o verrugas cerca de los órganos sexuales, ano o boca.
    - Inflamación de uno o más ganglios cercanos a la llaga.
    - Dolor en la zona de la pelvis, en el área entre el ombligo y los órganos sexuales.
    - Escozor o picor alrededor de la vagina.
    - Ardor al orinar o al defecar.
    - Sangrado por la vagina sin tratarse de la menstruación o tras la relación sexual.
    - Sangrado excesivo durante la regla o ausencia de menstruación.
    - Dolor en la vagina durante las relaciones sexuales.

- En el hombre:

    - Secreción por la uretra.
    - Llagas, ronchas, ampollas o verrugas cerca de los órganos sexuales, ano o boca.
    - Inflamación de uno o más ganglios cercanos a la llaga.
    - Dolor en los testículos, inflamación o dolor alrededor de los órganos sexuales.
    - Escozor o picor alrededor de los órganos sexuales.
    - Ardor y dolor al orinar o al defecar.
En otras ocasiones puede existir la infección aunque no se presente síntoma alguno, o los síntomas pueden desaparecer por si mismos, pero la infección no se cura si no se recibe tratamiento. Además, puede contagiar la infección al compañero/a sexual. Según el doctor Juan Martínez de María, ginecólogo del equipo médico de la Clínica Tambre de Madrid "las infecciones producidas por bacterias como el micoplasma-ureaplasma y por clamidia pueden provocar enfermedades como la uretritis en el varón, que aunque con tratamiento mejoran de forma rápida, en ocasiones la infección puede afectar a otras partes del aparato genital, principalmente la próstata, y como consecuencia al espermatozoide, afectando a la capacidad reproductora. Mientras que, en la mujer estos gérmenes están presentes en la mayoría de los casos de enfermedad inflamatoria pélvica y dejan secuelas en el 40% de los casos, generalmente obstrucción de las trompas, una de las principales causas de esterilidad en la mujer".

En España, la clamidia es la responsable de la principal enfermedad de transmisión sexual tanto en el hombre como en la mujer. Se estima que entre el 60-80% de las adolescentes sexualmente activas sufre una infección por clamidia. Esta enfermedad, que en la mayoría de los casos suele ser asintomática, se transmite de hombre a mujer mediante los espermatozoides. En el caso de las mujeres, sólo el 30% de ellas presenta síntomas, por lo que es fundamental que aquellas sexualmente activas se sometan a revisiones periódicas para realizar un diagnóstico y tratamiento adecuados. La falta de tratamiento suele producir enfermedad inflamatoria pélvica, que puede provoca las cicatrización de las trompas de Falopio y generar esterilidad. En general, se estima que el 50% de las mujeres con problemas de esterilidad sufren una infección por clamidia.

Su tratamiento

La prevención es el mejor tratamiento y el preservativo, tanto masculino como femenino, es el método más eficaz para evitar el contagio de ITS.
Si se ha adquirido una de estas enfermedades es fundamental comenzar un tratamiento cuanto antes, para correr menos riesgos y evitar problemas permanentes. Si la infección está causada por una bacteria o parásito puede ser tratada con antibióticos u otros medicamentos. Si la infección es por un virus (como el VIH/Sida) no hay curación, pero en muchos casos los fármacos pueden mantener la enfermedad bajo control.

Cuando se note alguno de los síntomas descritos se debe acudir de inmediato al médico de atención primaria, ginecólogo o a los centros de planificación familiar o especializados en infecciones de transmisión sexual. Para algunos Virus del Papiloma Humano existe una vacuna, pero solo protegería contra las infecciones de estos virus, no contra el resto de las ITS.

Las más frecuentes:

Producidas por:

    - bacterias: gonorrea, clamidias, sífilis
    - virus: herpes, Virus del Papiloma Humano, VIH/Sida, (algunos consideran también las hepatitis), citomegalovirus...
    - hongos: candidiasis
    - parásitos: trichomona, ladillas, sarna...

   
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