Revista Electrónica de Salud y Mujer
    Mayo 2009  
   
 
  Noticia breve: Las mujeres asmáticas, precisan más medicación y tienen más síntomas y menos calidad de vida que los asmáticos
   
portada RESYM
  Hasta los 12 o 13 años la incidencia de asma es mayor en los niños que en las niñas, pero en la edad adulta el 60% de los asmáticos son mujeres. Según la doctora Teresa Bazús, neumóloga de la SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica) las hormonas femeninas pueden ser la clave, como un factor que actúa favoreciendo la inflamación y la hiperreactividad de la vía aérea.

El asma en la mujer evoluciona a través de las diferentes etapas de la vida en paralelo a la evolución de sus etapas hormonales: pubertad, ciclos menstruales, embarazo y menopausia. Hay evidencias científicas de que las hormonas femeninas modulan la producción de múltiples sustancias que producen inflamación.

Aunque no se ha definido el tipo de asma premenstrual, sí se considera que existe un asma perimenstrual. Señala la SEPAR que un estudio realizado recientemente en mujeres asmáticas durante 2 y 4 ciclos menstruales consecutivos, valorando síntomas, medicación y flujo espiratorio máximo, concluye que en el 57% de los casos se producía un deterioro del asma al menos en un ciclo. La mujer que tiene este tipo de asma experimenta síntomas más severos y precisa ser hospitalizada con mas frecuencia que la que no lo sufre.

El asma es la enfermedad respiratoria más común y que más complicaciones causa durante el embarazo. El incremento de los síntomas suelen presentarse a partir del 4º mes de embarazo siendo el pico de incidencia en el 6º mes. Durante el último mes de embarazo se produce una mejoría en las asmáticas leves y moderadas aunque el asma haya sufrido un deterioro. El temor y las falsas creencias de algunos médicos y de las asmáticas embrazadas sobre el uso de medicamentos es la causa frecuente del infratratamiento o suspensión del medicamento durante la gestación. Tras el inicio del embarazo el uso de los B2A-AC disminuía un 52%, los corticoides inhalados un 36% y las visitas a urgencias se incrementaban un 21%. Según la doctora Bazús, "un mal control del asma tiene más riesgo para la madre y el feto que tomar diariamente la medicación". Un ataque de asma, además, supone un riesgo mayor para el feto debido a la disminución del aporte de oxígeno. Es decir, si respira bien la madre respira bien el hijo.

A pesar de ellos, y como demuestran varios estudios publicados en 2006, según la SEPAR, en todas las categorías de asma, incluso las más graves, se disminuye las dosis de corticoides inhalados en el primer trimestre favoreciendo la aparición de los ataques. El asma en mujeres durante el embarazo, según la Dra. Bazús, debería de ser controlada por los especialistas, cuyo objetivo en el tratamiento de la enfermedad sería que el feto tuviera una adecuada oxigenación y para ello es necesario prevenir la falta de oxigeno en la madre. Según la neumóloga, para que no surjan complicaciones en la madre ni el feto durante el embarazo es necesario que el asma esté bajo un control total.

Cuando el asma aparece por primera vez en una mujer menopáusica, usualmente no tiene relación con las alergias, mientras que sí se asocia a sinusitis y urticaria crónica. Con frecuencia estas asmas tardías son de control difícil. Por otra parte, no se ha demostrado de manera concluyente que el tratamiento hormonal de la menopausia proteja o empeore el asma.

Para la Dra. Bazús "no hay duda de que comprender los mecanismo del asma desde una perspectiva femenina podrá hacer más útil y eficaz el trabajo de los médicos en la mejoría del control y el seguimiento de la enfermedad".

   
 

 

   
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