Revista Electrónica de Salud y Mujer
    Julio 2010  
   
 
  Vivir con salud: La salud de los pies empieza por el cuidado y la higiene
   
portada RESYM
  En muchas ocasiones los pies son los grandes olvidados de nuestro cuerpo, los vemos poco, pero los sentimos mucho. Un mal cuidado puede repercutir en sus 26 huesos 33 articulaciones y 100 tendones que tenemos en cada pie, callosidades, juanetes, rozaduras, infecciones, hongos, malformaciones... Todos ellos se podrían prevenir con buen calzado, cuidado e higiene, sobre todo en los meses de más calor. La edad y el exceso de peso también repercuten en la salud de los pies.

Un especialista ha llegado a decir que unos zapatos bonitos encierran unos pies desastrosos, y es que el tacón alto y la punta estrecha puede afectar al talón, los dedos, los nervios, las articulaciones e incluso la columna. El tacón más saludable debería tener una altura de no más de 3 centímetros, de suela blanda y ser de un material transpirable, ni muy estrechos, ni muy holgados, ya que deben asegurar la protección del pie. En el lado opuesto a estas recomendaciones está la moda de los grandes taconazos, todavía más agresivos si son finos, pero también las deportivas en verano, sobre todo de material no transpirable, que llegan a provocar un exceso de calor y a macerar la piel. Este ambiente es el lugar de cultivo de numerosas bacterias y hongos. La onicomicosis, o infección por hongos es una de las infecciones más frecuentes, sobre todo en los meses de calor. Se estima que la pueden padecer más de 1.300.000 españoles. Es una enfermedad que puede hacerse crónica y muy difícil de eliminar si no se pone el tratamiento adecuado. Son más frecuentes en las mujeres y aparecen sobre todo por el uso continuado de calzado que oprime los laterales del pie y obliga a llevar los dedos apretados. Al haber poca ventilación sudan en exceso, lo que ocurre también con las deportivas. La humedad, oscuridad y falta de ventilación son las condiciones para que se desarrollen los hongos.

Son muy contagiosos y se pueden adquirir en piscinas, duchas comunes, vestuarios... por lo que se recomienda utilizar zapatillas en estos lugares, así como evitar las rozaduras causadas por zapatos que no se ajusten adecuadamente y que pueden servir como puerta de entrada a la infección... Además, hay que tener en cuenta que en verano se altera la barrera natural de protección de la piel por su excesiva exposición al cloro y los baños repetidos.

La infección por hongos se inicia entre el cuarto y quinto dedo, pero se extiende rápidamente al resto del pie y otras zonas del cuerpo. Provoca fisuras, eccemas, picores, aumento de sudoración e incluso dolor. El tratamiento es farmacológico y dura al menos 4 semanas. Es muy importante cumplir el tratamiento completo, no abandonar, porque los hongo se pueden volver a reproducir y habría que comenzar de nuevo.

Los que tengan la suerte de disfrutar de la playa, pueden tener una magnífica oportunidad para fomentar el bienestar para esta parte de nuestro cuerpo tan olvidada, al menos en invierno. Las olas con su efecto hidromasaje, el agua del mar con todos sus componente, como la sal, que afina la piel, ayuda a quitar las durezas y actúa como un "peeling" natural, y también el caminar descalzo por la playa que favorece la circulación.

Los pies también son motivo de consulta

En todos los casos la primera prevención comienza por el autocuidado, la limpieza diaria es fundamental, con agua y jabón, y secar bien los pies, especialmente entre los dedos. La utilización de piedra pómez u otros preparados similares evitarán que se vayan formando las callosidades. No debe olvidarse una crema hidratante, al igual que se utiliza para las manos también es recomendable una buena hidratación de los pies, de esta manera se previenen descamaciones y grietas, muchas veces dolorosas y difíciles de tratar.

Los especialistas recomiendan acudir al podólogo tan pronto como se sospeche que se ha podido contraer una infección y se perciba algún síntoma como descamaciones, enrojecimientos, inflamación o grietas en los pies, lo cual permitirá al profesional hacer un diagnóstico y establecer un tratamiento correcto que acabe con el problema.

Pero también son necesarias consultas regulares con el especialista los pacientes con tendencia a desarrollar callos o callosidades (piel engrosada por el roce y la presión), juanetes (masa dura ósea o de tejido en la articulación del dedo gordo, se produce sobre todo cuando la articulación sufre presión durante mucho tiempo), otras infecciones... y en especial los pacientes con diabetes mellitus, que necesitan una asistencia médica especializada.

   
  Y recuerde

 
  • Utilice calzado cómodo, transpirable, que no oprima los dedos y una altura razonable, los especialistas recomienda no más de 3 centímetros.
  • En verano evite que el pie vaya encerrado, porque el sudor, la humedad y la falta de luz propician la aparición de hongos
  • La higiene es fundamental, lavarlos con agua y secarlos bien, sobre todo entre los dedos.
  • Utilizar periódicamente piedra pómez o similares para disminuir las durezas
  • Las uñas se cortan rectas, pero no demasiado cortas. Es importante vigilar cualquier alteración, sobre todo cambios de color, podría deberse a alguna enfermedad
  • Las grietas y el dolor no son normales, acuda al especialista (podólogo) si los síntomas persisten o ve alguna alteración
   
 

 

   
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