Los últimos pasos de Bolonia

De Bolonia sólo nos queda un vago fogonazo de las fotos de la firma política del acuerdo del espacio común universitario para Europa, los ecos de los alumnos encerrados y el monumental desacuerdo fuera de la CRUE (Conferencia de Rectores de Universidades Españolas) y el Ministerio. No se puede empezar mejor.

Positivamente diremos que al menos el 80% de los interesados está de acuerdo y eso, a estas alturas en España, es tanto como la revelación de un secreto Fatimí.

Negativamente, ya que no hay moneda con dos caras, hay que destacar que si bien las pretensiones son aceptables, los métodos y medios elegidos, y lo que es peor, los presupuestos a ello dedicados son como el rocín quijotiano: flacos.

No obstante, creemos que el verdadero debate de la educación se debe centrar en el escalón inferior a la Universidad ya que los institutos (sedes de la enseñanza secundaria obligatoria) se ven poblados por un alumnado variopinto, con diversos problemas aguzados por la etapa vital que toca vivir a los alumnos, la adolescencia, y una ley de educación que sonrojaría incluso a un país del cuarto mundo.

Como es muy español (y por ende hispano) empezar la casa por el tejado, nuestros políticos querían comenzar el aggiornamento de nuestros saberes por la Universidad, y dentro de ésta por el post-grado.

En este combate, auténtico Armagedón de la educación cuyo apellido es I+D+i, se presume entretenido, igualado por ambos contendientes: los pro, con el aparato legal y ejecutivo de su parte y los contra, con la lógica y las masas de la suya, y finalmente, para regocijo del público, el futuro de España tiene silla de ring (como en boxeo) para que los golpes no nos sean ajenos.

Pero mejor lo dijo Antonio Machado, aunque en esta versión actualizada:

Yo voy soñando caminos (Plan Bolonia)
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!... (Nuevos planes de estudio y formas de impartición como nuevo El Dorado)

¿Adónde el camino irá? (¡¡Jesusito, Jesusito, que me quede como estoy!!)
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
-La tarde cayendo está-. (y con ella quién sabe qué más de nuestra educación)

"En el corazón tenía
la espina de una pasión; (mejorar la educación)
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón.". (¿Bolonia servirá para eso?)

Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río. (¡¡Por fin llegó Bolonia y su legado!!)

La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece. (¡¡Ay de nuestra educación!!)

Mi cantar vuelve a plañir;
"Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada.". (¿Habrá vuelta atrás… quizá hasta Villar-Palasí?)

David Caldevilla Domínguez
Profesor Dr. Ciencias de la Información (Complutense)

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