Athenea Digital. número 10- otoño 2006

Córdoba, D. Sáez, J. y Vidarte, P. (ed.) (2005)
Teoría Queer. Políticas bolleras, Maricas, Trans, Mestizas. Barcelona: Egales. Editorial Gai y Lesbiana.
ISBN: 84-95346-99-0



Teresa Cabruja Ubach
Universitat de Girona

 

El título de la reseña podría ser algo así como “Todo lo que usted quiera saber sobre la teoría queer y no se ha atrevido a preguntar”, a pesar de plagiar el título de un film realizado por un “hombre blanco, heterosexual, judío, de clase alta, norteamericano,...etc”. Sin embargo, no he resistido la tentacion, pues considero que, intencionalmente o no, constituye un texto de necesaria consulta, no sólo para quién se interese, viva y use lo queer (pues después de su lectura no me atrevo a escribir “teoría”), y quiera posicionarse como tal, sino, además, y muy especialmente, para tod@ aquel-la interesad@ en la desnaturalización de la sexualidad, la subjetividad y cualquier tipo de diferencias y desigualdades sociales llevadas a cabo por los discursos/prácticas modernos de ciencias, leyes y morales, con su dispositivo socio-normativo y su trasfondo heterosexual. Vale la pena añadir que el libro constituye un valiente ejercicio de problematización de lo queer y,muy especialmente, que todos sus textos se hallan atravesados por una preocupación común, que manifiesta una compleja red de tensiones que, simplificando un poco, responden a los temores de moverse entre el academicismo y la calle, por una parte, y entre que puedan destilarse posibles interpretaciones de cariz esencialista al abordar lo queer en campos como el conocimiento, el arte o la literatura, por otra.

El libro está constituido por diversos capítulos que tratan desde los usos y reflexiones sobre la teoría queer, lo queer en el cine, la literatura y la televisión, pasando por los ciborgqueers y sus desarrollos específicos a partir de Butler o por parte de la teoría poscolonial. El espacio de que dispongo no me permite comentar tanto como desearía cada uno de los capítulos, así que, me voy a limitar a indicar un poco, siguiendo el mismo orden del índice, alguna de las ideas que se presentan.

En Teoría queer: reflexiones sobre sexo, sexualidad e identidad. Hacia una politización de la sexualidad, David Córdoba argumenta sobre las razones de no traducir la palabra queer por su carácter de intervención política deslocalizada y no necesariamente intencionalizada ante la autoridad académica y en contra de la norma sexual. Recorre a la vez que problematiza algunas de sus fundamentaciones tales como la Desnaturalización de la sexualidad y del sexo por parte del psicoanálisis,Foucault yel feminismo, juntamente con las Nuevas politicas de los movimientos gay y lésbico con su crítica a la heterosexualidad normativa y a la identidad (etnica-comunitaria o femenina) por su esencialismo yhumanismo.

En El Contexto sociopolítico del surgimiento de la Teoría Quuer. De la crisis del SIDA a Foucault,Javier Sáez, ahonda en las raíces sociopolíticas tanto europeas como noramericanas con las diversas crisis por su heterocentrismo y universalismo en los movimientos feministas y los grupos gays y lésbicos, destacando la acción del grupo ACT UP respecto a la Sida y los trabajos de Foucault para la teoría Queer.

En El banquete uniquersitario: disquisiciones sobre el s(ab)er queer,Paco Vidarte aborda la dilemática relación entre el inicio de lo queer “deambulando por las calles” y no escolarizable a su paso por las aulas, consciente de lo que genera en términos de campos de poder, ironizando sobre hasta qué punto y de qué manera se puede enseñar. Nos ofrece, además, su interrelación con la teoría postestructuralista y Judith Butler junto con una problematización de los conceptos de Negri.

En Devenir Bollo-lobo o cómo hacerse un cuerpo queer a partir de El pensamiento heterosexual, Beatriz Preciado, a partir de argumentar que tanto el feminismo materialista como el preformativo “eluden la sexualidad y la corporalidad lesbiana y transgénero”, queriza a Wittig y le prepara una citación con Foucault y el esquizoanálisis de Deleuze y Guattari, para abrir fugas. Finalmente, contrapone a la drag queen de Butler, el cuerpo-lesbiano-sin-vagina y la bollera-lobo de Wittig, en los cuales no se daría la repetición, ni la performance, -aunque tampoco niega esta dimensión-, sino un “devenir”, con reincorporaciones y desnaturalizaciones de las prácticas sexuales y los afectos. Mientras que, Pablo Pérez Navarro, en Cuerpo y discurso en la obra de Judith Butler: Políticas de lo abyecto, no sólo nos introduce en la obra de Judith Butler y a sus polémicas, muchas veces surgidas de una caricaturización de sus posiciones (como el caso que nos detalla de Pierre Bourdieu), sino que, además, se centra en las relaciones entre materia y lenguaje y cuerpo y discursividad.

Dos capítulos que, con formas y recorridos bien distintos, coinciden, en cambio, de manera muy sucinta y sugestiva en ensalzar la radicalidad de lo queer, eludiendo cualquier marca identitaria y abogando claramente por una “perspectiva interseccional”, por algo que se “actuliza en cada práctica” o que “es más productivo pensar como verbo que como sustantivo”, son los escritos por Carmen Romeno Bachiller, sobre “Poscolonialismo y Teoría Queer” y por Alfonso Ceballos Muñoz, sobre “Teoría Rarita”. En el primero, hallamos dos recorridos fundamentales de la producción de “otros patologizados” con los discursos médicos y los histórico-antropológicos sobre “degeneraciones raciales y sexuales”, que conllevan las críticas anticoloniales de Frantz Fanon y, en los ochenta, las aportaciones de las feministas negras, chicanas/latinas y poscoloniales para eludir el universalismo, el clasismo y la homogeneidad. Termina planteándose la relevancia y posibilidades de lo queer en nuestro país. En el segundo, es justamente el recorrido etimológico del término queer el que lo subraya “que no se asume por un sujeto ya constituido”. Sin embargo, Ceballos alude al problema de que queer esté convirtiéndose en una categoría o, incluso como apunta de Lauretis “en una criatura conceptualmente vacía de la industria editorial” hasta la crítica de las traducciones en el estado español que basculan entre un origen más sexualizado o un uso más amplio.

Sejo Carrascosa desarrolla una performatividad de Qué es queer?y Fefa Vila Núñez, en La fuga de lasbestias, ahonda en la dimensión política de lo queer aunque sin que se pueda considerar ni una agenda ni una institución cultural sino más bien a partir del movimiento y el activismo de donde procede.

En Cyborgquuers, o de cómo deshacer al Homo Sapiens, Desiré Rodrigo y Helena Torres, mezclan los cyborgs de Donna Haraway, los análisis sobre la sexualidad de la teoría queer en lo ciberqueer y reivindicando la necesidad de un lenguaje figurativo y policromo, recorren la ciencia-ficción feminista para recuperar narraciones de otr@s fuera de las narrativas occidentales dominantes y como ejemplos precursores de las conceptualizaciones del género y el sexo como performances.

En La construcción de una subjetividad perversa: el SM como metáfora política y sexual, José Manuel Martínez Pulet, nos ofrece una lectura queer del SM, desarticulando la mayoría de tópicos discursivos a su alrededor, basados en el desconocimiento y,subrayando la importancia que pueden tener las reglas (seguro, sano y consensuado), su posibilidad de ser entendido como en el interior de sexualidades no formativas, con un intercambio y renegociación de roles que no puede asumirse fácilmente como copia de las relaciones del poder político.

Tanto Eduardo Nabal, en La hora de los malditos. Hacia una genealogía imposible de algo llamado New Queer Cinema, como Marcelo Soto, en Literatura queer: Esa lección olvidada de Barrio Sésamo, coinciden en que o bien “Trazar una genealogía precisa de algo llamado “cine queer” es una tarea prácticamente imposible” o no caer en la trampa de “decidir si tal obra literaria “es o no es” un texto queer”. Aunque Nabal situa el cine queer como una articulación ditinta a la de la mirada fílmica heterosexual que busca “nuevas formas de hacer y de mirar” y recupera parte del cine gay underground estadounidense y algunas de sus fuentes en el cine británico o la literatura francesa. Soto, por su parte, discute el problema de no subvertir la misma sintaxis y la semántica en el sentido que no se descomponen las herramientas de la dominación heterosexual, patriarcal y blanca, que se sigue usando “el lenguaje del amo”, un lenguaje fálico y académico. En este sentido, no sólo recupera los poemas y relatos de mujeres no blancas (Lorde, Rich, Walker, Andaluza y Moraga) sino que, además, denuncia la falta de reconocimiento de la literatura desde lo abyecto en el estado español, como podria ser por ejemplo, Leopoldo Maria Panero.