Athenea Digital. número 10- otoño 2006

Soto Ramírez , Juan (2006)
Psicología Social y complejidad. México: UAM-I/Plaza y Valdés.
ISBN: 970-722-478-9



Jahir Navalles Gómez

Universidad Autónoma de Querétaro, México
jnavalleg@terra.com.mx

 

¿Qué tienen de común la febrícula, el juego de béisbol donde una bola colisiono con una paloma y la redescripción coloquial de las recetas de cocina? Intentando esclarecer mi variada incredulidad sobre ello, y siendo lo más sincero que pudiera ser, la lectura del texto de Juan Soto Ramírez, autoproclamada como una propuesta crítica onto-epistémica-metodológica,Psicología Social y Complejidad, me orillo a hacer una lectura desde mi más amplio escepticismo ante su propia reflexión, lo cual pienso el autor defiende -el escepticismo no su reflexión- a ultranza en su actitud irreverente, esto es, no “creer” demasiado en los dogmas y paradigmas existentes. Sin embargo, aparece aquí la primer paradoja, es decir, al desacralizar se sacraliza…

Transgedir la psicología

Sin embargo, eso no exime que se reconozcan puntos de confluencia en las reflexiones que son expuestas en el transcurrir de la lectura del libro, una de ellas y que estoy seguro es uno de los estandartes que ondea Juan Soto, es la exigencia por transgredir los presupuestos ontológicos y epistemológicos y asimismo develar una actividad autocrítica hacia la metodología rimbombantemente explícita de la psicología y de la psicología social contemporánea. De la tediosidad que implicaría una mirada corrompida, banal, enquistada y nulamente autocrítica. La mirada ‘dura’, la mirada ‘blanda’ y la mirada ‘endeble’ hacen acto de presencia y permiten que nuestras maneras de abordar realidades se modifiquen. Aunque cabe resaltar que la propuesta del autor no es una que exhorte porque se implanten nuevas formas para abordar la realidad, si no por el reconocer que existen además de las “clásicas” (positivismo, neopositivismo, constructivismo), otras maneras diversas, algunas autollamadas “exóticas”, para involucrarse y develar ya no tanto ‘explicaciones’ y ‘datos’ sobre lo que acontece, sino intentar hacer comprensibles a los otros las vivencias y experiencias que recrean tanto sentidos como significados. Manifestaciones inmersas en una dinámica propia de ‘lo invisible’, de lo supuesto, de lo imperceptible cotidiano, con una validez propia sin embargo relegada.En su texto lo que intenta es trascender la linealidad del pensamiento social.

Lo borroso cotidiano

A partir de las ejemplificaciones que el propio Soto re-articula, se podría señalar que la complejidad se inserta en el escenario propio de la cotidianeidad, entremezclada en los pre-supuestos que guían los actos sociales, en las incertidumbre y en lo borroso implícito de las relaciones humanas. Sírvase entonces remontarse al ejercicio que sobre los recetarios de cocina hace, y aún mejor sobre las interpretaciones que a bien le expusieron aquellos que le intentaron ‘enseñar’, ‘explicar’ y ‘describir’, el cómo es que se “hace un arroz”, (rojo o blanco, la descripción aumenta o disminuye). Otro más proviene de los estadios intermedios que pernean nuestro pensamiento y que actualizan ‘lo borroso’ de cualquier explicación, lo irónico es que devienen en acto comprensible.

La noción de incertidumbre se expone a través de recursos lingüísticos, de retóricas comunes, de asunciones de actividades, permanece porque es necesaria, y se vuelve redundante cuando se intenta apelar al significado de las cosas. Ya que sin incertidumbre que caso tendría el hacer preguntas, que importancia tendría entonces el poder responderlas. La idea de lo borroso y de la incertidumbre se engarzan y dan pauta a que cierto tipo de actividades sociales puedan ser realizadas, de manera tal que en la búsqueda de principios, normas, reglas, paradigmas, lo que se hace es atentar contra la propia incertidumbre, sin embargo que pasaría si ésta no existiera, Soto simplemente dice: “Sin incertidumbre, la vida no sería la misma, piénselo” (p. 106).

Metáforas sobre metáforas ad infinitum…

Ilustrativa es la odisea metafórica –sí es que se le puede llamar así- que como pre-texto plantea Juan Soto, al establecer un recorrido interdisciplinar donde recupera los planteamientos de Varela, de Jackendoff y de MacLean, todo con el afán de argumentar la disposición triádica de la complejidad cognitiva (mente-cerebro-cuerpo), siendo que a partir de las ejemplificaciones que con buena plumay humor anota, se aprecia comprensible el trasfondo de su propuesta. Por ende, es de resaltar lo que por anticipado habría dicho, palabras más palabras menos, “complejizar es problematizar sobre las experiencias cotidianas” , o en sus propias palabras: “Pensar en lo posible del mundo implica hacer a un lado las certezas que tenemos” (p. 36).

Por otro lado, la idea que se sustrae de la complejidad cognitiva es una que orienta el sendero, esto porque son las llamadas investigaciones científicas las que devienen metaforizaciones universalistas, con la flagrante omisión de la reflexión sobre el uso metafórico que le daría sustento.Asimismo, hace explícita la recurrencia a las metáforas por parte de las disciplinas, tanto las físicas como las sociales, comenzando por la biología y exhibiendo la tautología de la psicología, sin embargo esto le permite reformular que habrá que exigirse ser autocríticos con respecto a las metáforas a las cuales se acude en la intención por aproximarse a una cierta realidad. Y en algún instante la sugerencia es hacia el vislumbrar lo extensiva que pudiera ser tal o cual metáfora para hacer explícito el entorno, o mejor dicho, ‘la situación’. Y es que no habría que olvidar que al recurrir a las metáforas se acude a “…una posibilidad entre un infinito de posibilidades” (p. 125).

¡¡¡ 1, 2, 3, por mí y por la complejidad que me rodea!!!

La híbrida fusión de la psicología social con las teorías de la complejidad configuran una disciplina por lo demás original y autónoma, crítica sí es que se le quisiera adornar un poco más, una con la suficiente fortaleza y el necesario escepticismo para dispersarse en el abordaje teórico-metodológico de presencias humanas, no-humanas y post-humanas, en discursos en la misma sintonía, en colindar imaginarios en semejanzas, procesos virtuales que se equiparan a procesos sociales, en manifestaciones simbólicas que redescriben ‘realidades’, en la bifurcación de emplazamientos alternos como escenarios políticos y sociales, psicología social de la incertidumbre se llamaría y en ella se recapitularía la necesidad interdisciplinaria por el abordaje de ‘lo sugerente, de lo imprevisto, de lo posible’. Se vuelve comprensible así el por qué de las paradojas, de su uso, y de su imperiosa exposición, más allá de la los juegos retóricos, visualizándolas como el ejercicio que por antonomasia permite exhibir tanto la complejidad mundana como la que se refiere como erudita,sea a partir del interrogarse sobre su domesticación, sobre su autoritarismo o sobre su inevitable esencia paradójica.

Algo más…

Frases tales como: “Cuando la realidad no suele ajustarse a nuestros modos de pensamiento suponemos entonces que la realidad se equivoco” (p. 40), “es mucho más confortable viviren un mundo de certezas que en uno plagado de incertidumbre” (loc cit), “la complejidad es la aceptación de las contradicciones” (p. 41), “una de las tareas básicas de la investigación es desordenar la realidad para entenderla mejor” (p. 46), “hemos aprendido que es más cómodo confiar en el mundo que conocemos que dudar de él” (p. 49), “la borrosidad empieza donde empiecen las contradicciones” (p. 55), “de los universos posibles, este es el único que creó observadores” (p. 86), “para tratar algo como un simple objeto hay que negarle cualquier posibilidad de operar mentalmente” (p. 135), y mis favoritas, “ una psicología que no es crítica consigo misma no es psicología” (p. 38), “pensé que las recetas de cocina son un ejemplo sorprendente de la borrosidad” (p. 68), sirven como aperitivo que invita a degustar la lectura de la propuesta que sobre la complejidad, sobre la psicología y la psicología social, pero en un escenario algo más amplio interrogando a las ciencias sociales, hace manifiesta Juan Soto.

Me queda claro que la propuesta hecha no se inscribe como una “moda académica”, sin embargo sigo incrédulo a ello, lo cual supongo era la intención.Valdría la pena entonces al sumergirse en su re-lectura el averiguarlo. Empero, son ocho los capítulos que permiten hacer comprensible “el reconocimiento del desconocimiento sobre el mundo”. Lo mejor es que nunca pensé que ‘lo complejo’ se pudiera exponer así de sencillito. Lástima que al texto se le omitió el subtítulo, el cual a decir del autor rezaba así “la extraña forma de las palomitas de maíz”, sarcasmo necesario que, a decir del que esto suscribe hubiese permitido poner más ampliamente en contexto al probable lector… lo bueno es que se dio el tiempo para remontarlo. Además, el texto cuenta con, y con todas las reservas que esto pueda tener, un prólogo realizado por Frederic Munné… y sí es que entendí bien, el texto, que aboga por ‘lo endeble’, lo vuelve prescindible, así como también podría serlo la presente reseña.