Athenea Digital - num. 3 primavera 2003-
La Experiencia
Humana: Un marco posracional para las ciencias
sociales
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Álvaro Ponce
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La tarea se intentará llevar a cabo
de manera tal que evite por un lado las acentuaciones reduccionistas de
explicarlo todo a partir de un psicologismo (que busque todo fundamento en
alguna entidad intrapsíquica), o de fundamentarlo todo en un sociologismo (que
se incline por una especie de “determinación cultural” que prescinde de
cualquier incidencia de carácter personal) de manera que de una u otra forma se
hace desaparecer uno de los extremos del continuo. Por tanto, y a modo de
mantener esta posición límite, es que se llevará a cabo el trabajo a partir de
una óptica diferente, que permita ver la actividad de ambas dimensiones (la
social y la individual) y su influencia recíproca.
De ésta manera, en base al
paradigma de los sistemas complejos autoorganizados, la teoría evolutiva y la
psicología posracional, se intenta dar un esquema explicativo a la acción de la
experiencia, su organización y cómo los mecanismos autoorganizacionales
conforman una serie de formas de vida interrelacionadas a través de complejas
formas de co-determinación que no son ni creadas o diseñadas por alguna mente o
forma de racionalidad, ni tampoco son producto o herencia genética de alguna
clase de naturalismo, sino que siendo al mismo tiempo producción de los propios
individuos, esta forma de orden social permanece siempre exterior a cualquier
individuo, no pudiendo ninguno tener acceso a las dinámicas organizacionales que
se generan, es decir existe siempre una distancia entre los individuos y la
sociedad, cobrando ésta última una cierta autonomía respecto a los primeros,
mientras que éstos individuos alimentan a este orden social con sus
acciones.
Así también y bajo la misma
perspectiva, se intenta entrelazar el tema de la experiencia, el lenguaje y los
patrones de relación o attachment, los cuales configuran el denominado self o sí
mismo, que es finalmente una verdadera unidad hermenéutica que se organiza en
pos de un significado, metabolizando continuamente la experiencia a través de la
incesante dialéctica entre experimentar y explicar. De éste modo, el self que
emerge no tendría un carácter transparente posible de ser cognoscible o
aprensible por la razón, sino que más bien sería un bucle siempre recursivo
entre continuidad y discontinuidad, estableciendo siempre nuevas asimilaciones,
para así también ir manteniendo las antiguas.
A partir de tales entramados, es
que el self, sólo tiene su posibilidad de emergencia a través de encontrarse
inmerso en un medio de carácter social –lingüístico– intersubjetivo,
desmarcándose tanto de las tradicionales concepciones de la identidad personal
esencialistas, cómo de las concepciones posmodernas de self fragmentado o
contexto-dependiente.
De ésta manera se tratan de
entrelazar; por una parte desde una visión procesual, una perspectiva dentro de
una contextualización evolutiva histórica y desde una noción posracional, a la
intrincada relación que se da entre los diferentes miembros de la denominada
“Gran Sociedad”.
Por lo tanto, a partir de delimitar tales proposiciones,
en la presente investigación se establecen tres temáticas puntuales: I En primer lugar, presentar cómo las formas de explicación
hegemónicas en las ciencias sociales, a saber, las que en la investigación se
denominan “Racionalismo Constructivo”, presentan una perspectiva (heredera de
los planteamientos racionalistas del cartesianismo) que parte de una concepción
determinada respecto al origen y al conocimiento de los sistemas sociales.
Explicitando en este primer punto, el cómo el legado cartesiano se ha impuesto
en las concepciones de mundo, vida y sociedad, y han establecido un criterio
determinado respecto a la validez o verdad, y un método para su consecución.
Dejando a un lado, como resume Hayek (1978) respecto a la incidencia del legado
cartesiano: “Dado que para Descartes la razón consiste en la mera
deducción lógica derivada de premisas explícitas, conviértanse en actos
racionales únicamente los determinados por un conocimiento verdadero y
evidenciable. Obligó tal supuesto a concluir, de manera casi inevitable, que
sólo lo que en tal sentido resultara justificable podría servir de base al
comportamiento adecuado y que todo aquello a lo que el hombre debe el avance de
la civilización habría de ser necesariamente fruto de algún proceso racional así
entendido. Las instituciones y prácticas sociales de otro modo establecidas, en
opinión de estos autores, sólo accidentalmente pueden resultar beneficiosas. Tal
llegó a ser la actitud típica del constructivismo cartesiano, con su
característico desprecio por la tradición, la costumbre y la experiencia
histórica. Sólo por vía de la razón, afirmábase, puede el hombre acometer la
edificación de una sociedad nueva.” (pp. 30-31) Vemos así que ésta visión acerca de los medios a través de
los cuales el hombre ha logrado constituir su historia y su civilización, se
sustenta en el supuesto base de que lo que le ha permitido al hombre controlar y
dominar el medio en el que vive, ha sido su hábil capacidad para desarrollar, a
partir de premisas explícitas las correspondientes deducciones. No obstante esta
pretensión “metodológica”, en sí promueve una noción reductora de la complejidad
y de los medios que posibilitan nuestro actuar y funcionamiento cotidiano, así
como la posibilidad de hacer efectivos nuestros objetivos. Es entonces, en
función de estos tipos de consideraciones que se llega a concebir
desacertadamente, desde una perspectiva Constructiva Racional, a la sociedad,
sus instituciones y tradiciones como fruto de una previa convención. Por tanto,
desde éste punto de vista, el progreso de la civilización se debería a un tipo
de conocimiento posible de ser expresado verbalmente y, por tanto, susceptible
de ser integrado en las premisas de un silogismo. En otras palabras, el
conocimiento que se considera, bajo esta concepción de la sociedad y sus
instituciones, es un conocimiento explícito (articulable o proposicional). De
ésta manera evidenciamos, que el Cartesianismo propone un conocimiento razonable
(una res pensante) por encima y al margen de la realidad (la res extensa).
Considerando a la primera como una propiedad dada ab initio, es decir
desde el comienzo ya instaurada y funcionando, que permitiría pensar y enjuiciar
adecuadamente, y que no estaría sujeta al devenir de los procesos evolutivos. El
sujeto aparece simplemente con una capacidad racional - cognitiva pensante desde
sus inicios, y no interesa dar explicación alguna respecto a como es que llegó a
operar de esa manera, sólo se asume que ya posee un razonamiento, un pensamiento
y un leguaje con que articularlo. Por lo tanto, sólo si asumimos que la razón es
una capacidad desarrollada desde un principio, que ocurre de manera
independiente del devenir histórico, es posible encontrar sentido al plantear
que gracias a esta propiedad “de razón” es viable el juzgar, sancionar,
controlar y dirigir el proceso social. Por tanto es a partir de estos elementos
iniciales, que se va a ir configurando una forma de pensamiento que va a ir
embarcándose en una pretensión y en una empresa que hará cada vez en mayor
grado, oídos sordos a: “La necesaria e irremediable ignorancia a la que
estamos sometidos en relación con la mayor parte de los acontecimientos
particulares que determinan el comportamiento de cuantos integramos la
sociedad” (Hayek, 1978; pp. 34). Así mismo en esta parte, se señalan las pretensiones de
semejante sistema de conocimiento, y se plantean algunas críticas respecto a las
consecuencias que acarrean, entre las que encontramos: II La segunda temática, se abocará a presentar un modelo de
comprensión y explicación alternativo, a saber, el posracionalista evolutivo,
que hace hincapié en una forma diferente de comprender el orden social y sus
instituciones, así como también incluye una perspectiva diferente del
conocimiento, situando a éste último dentro del ámbito de la vida, señalando a
modo de epígrafe que “los organismos vivos son teorías de su ambiente”,
así establecen distinciones dentro de esta perspectiva evolutiva respecto a lo
denominado conocimiento tácito y conocimiento explícito. En función directa con todo lo mencionado anteriormente,
lo que se quiere proponer a continuación se establece en que justamente ante las
problemáticas que presenta la perspectiva Racionalista Constructivista, es
importante retomar una nueva consideración respecto a cómo es que se desarrollan
los procesos sociales e individuales. Ante tal tarea es que se vuelve necesario
plantear otro punto de vista, aquel que consideraba el orden social como un
orden espontáneo y que pone límites al comportamiento deliberado que se puede
sostener con un sistema u orden como el de la “Gran Sociedad”. Así se trazará un
esquema que sea útil y económico, en tanto, nos señale los puntos en que
resuelve las diferencias o problemáticas antes señaladas, nos cree una
definición conceptual respecto a que nos referimos con el termino
posracionalismo y evolutivo, y nos destaque algunos conceptos teóricos que nos
permitirán enlazar esta propuesta como una verdadera llave conceptual, así como
también nos permitirá comprender en mayor medida varias de las nociones
mencionadas en el punto anterior. Finalmente la pretensión de esta segunda
temática, es que se intentará esbozar y explicar, una epistemología y teoría de
carácter posracional-evolutivo, teoría que como se verá en el desarrollo del
presente trabajo, no significa una postura antitética con el pensamiento
racional, sino que más bien se refiere a un planteamiento que justamente incluya
a éste (considerándolo sin duda alguna como uno de los aspectos importantes del
conocer), y que además vaya más allá de él, puesto que el conocimiento es mucho
más que cognición explícita, lógica y racional, y se nutre de más dimensiones
que sólo la conciente racional, por tanto se buscará integrar a ésta en
concepciones más amplias que incluyan otras dimensiones del conocimiento. Así
mismo, se propondrán determinados tópicos conceptuales que conformarán,
inflexiones teóricas, que ayudarán a la disolución de algunos dilemas y
divisiones en las concepciones de ámbitos tan vastos como lo cultura, lo social
y lo natural. III Finalmente, se hace una conjugación del marco
epistemológico antes demarcado para la teoría social, y se lleva a un ámbito
particular en donde se relacionan con el tema de la experiencia, organizando a
esta en con el tema del lenguaje, configurando la estructura de la experiencia
humana, y finalmente encarnándola en el self como emergencia propia de un
entorno intersubjetivo. Así en esta última unidad temática, se intentará dar
cuenta de la experiencia humana, bajo la luz de una concepción
posracional-evolutiva, en donde se establecerá que la experiencia humana se
desarrolla de manera encarnada en un individuo determinado. Del mismo modo, se
explicará que la pregunta acerca de la experiencia humana sólo tiene lugar al
formular un cambio epistemológico en la relación observador-observado. Así
también veremos que dicha experiencia, así como su ordenamiento, está sujeta a
los mismos principios y procesos anteriormente descritos en una perspectiva
posracional-evolutiva y por tal motivo es que será relevante dar cuenta de la
formación y desarrollo de un sentido de identidad de un individuo, en donde
dicha formación se desplegará a través de un proceso de relación entre el
individuo y la sociedad, más precisamente, en la interacción de ese individuo
con el orden cultural resultado de la acción humana. Así la noción de self cobra
una doble relevancia al permitir referirnos a la experiencia encarnada y al
delimitar un sentido de identidad que sólo en un contexto intersubjetivo como el
humano, conformará su sentido. Referencias Hayek, F.A. (1978).Derecho, legislación y libertad: Vol I: Normas y
Orden, Madrid: Unión.