Revista Electrónica de Salud y Mujer
    Febrero 2004  
   
 
  El tratamiento adecuado al inicio de la artritis reumatoide evita la discapacidad
   
portada RESYM
  La artritis reumatoide es una enfermedad que no tiene tratamiento curativo, pero los tratamientos actuales garantizan la evolución de la enfermedad y evitan el deterioro progresivo de los pacientes. "Sabemos que a los 10 años de empezada la enfermedad, un porcentaje bajo de estos pacientes va a poder continuar trabajando, el resto va a tener una discapacidad e incapacidad para atender sus obligaciones laborales y familiares. Sin embargo, ese futuro es hoy modificable", ha señalado el doctor Jordi Carbonell, presidente de la Sociedad Española de Reumatología, SER, ante el III Simposio de Artritis Reumatoide.

La artritis reumatoide es una enfermedad crónica que produce una hinchazón de las articulaciones, originando dolor, deformidad y dificultad de movimiento de las zonas afectadas y que incluso puede, en edades avanzadas, dañar otras partes del organismo, como los ojos, el corazón o los pulmones. Todas las personas, independientemente de la edad o sexo, pueden padecer esta enfermedad, aunque la incidencia es mayor en mujeres, con una proporción de 3 a 1, entre los 30 y los 50 años.

En su forma severa la artritis reumatoide disminuye la esperanza de vida entre cinco y diez años, y se estima que 16 millones y medio de personas en el mundo -entre el 0,5 y el 1% de la población- sufren la enfermedad en alguna de sus manifestaciones. Se calcula que en nuestro país la padecen 200.000 y 400.000 personas, y cada año aparecen 20.000 nuevos casos.

"Ahora estamos en condiciones de alterar de forma significativa el curso natural de la enfermedad y es nuestra obligación que nuestros pacientes se beneficien de todo ello. El diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado, tanto con los fármacos convencionales, como con los nuevos fármacos biológicos, mejoran de forma significativa el pronóstico de estos pacientes y ayudan a detener la progresión de la enfermedad de forma mucho más eficaz. Es algo que tiene que calar muy hondo tanto entre los médicos de atención primaria como entre los especialistas".

Según señala el Presidente de la SER, "es importante que ante la sospecha de artritis reumatoide el paciente tenga la posibilidad de llegar de forma rápida a un médico capaz de diagnosticarla y tratarla de forma adecuada. Los reumatólogos somos conscientes de la necesidad de tratar la enfermedad de forma precoz con los tratamientos adecuados, porque va a significar una diferencia tremenda para el paciente, la discapacidad o no a los pocos años".

Inercia terapéutica y pacientes poco informados

Sin embargo, la artritis reumatoide debe resolver todavía dos cuestiones importantes, el paciente poco informado de su enfermedad y la inercia clínica, que consiste en no cambiar el tratamiento cuando está indicado por el estado del paciente. "Este es un problema, del que muchas veces no se es consciente -señala el profesor Rodríguez-Valverde, Jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Marqués de Valdecilla, de Santander - y que se ha identificado recientemente como una de las causas más frecuentes de tratamiento insuficiente en otras enfermedades crónicas, como la hipertensión arterial, diabetes mellitus y que indudablemente ocurre también en la artritis reumatoide".

En cuanto al grado de información de los pacientes sobre su enfermedad es bastante limitado, aunque la situación está cambiando, "el paciente con artritis reumatoide tiene un gran desconocimiento de las posibilidades terapéuticas existentes y muchos creen que tienen "reuma" y muy pocos tratamientos, cuando la situación actual es totalmente diferente".

Costes indirectos muy elevados

Según los especialistas, el tratamiento correcto con FAME (fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad) es eficaz en una proporción importante de pacientes, "y sólo entre el 15-25% se considera, con los criterios actuales, que debe recibir tratamiento con antagonistas del TNF (factor de necrosis tumoral), que son los agentes más caros", señala el profesor Vicente Rodríguez-Valverde.

"De todas formas -añade- hay que tener en cuenta que los costes totales de la artritis reumatoide son muy elevados. En un estudio realizado recientemente el Hospital Clínico de San Carlos (equipo del doctor Jover), se ha estimado que el coste medio anual por paciente es algo superior a los 11.000 dólares (USA) anuales, y que de ellos el tratamiento farmacológico clásico solo representa menos del 10% del coste total".

Los mayores costes de la enfermedad vienen representados por la hospitalización, cirugía (prótesis articulares) y muy especialmente por la discapacidad funcional, que condiciona unos costes indirectos muy elevados, como consecuencia de la pérdida de productividad y pensiones por incapacidad laboral. "En este sentido, y de los estudios hasta ahora realizados en diversos países, incluso el elevado coste de los tratamientos con antagonistas del TNF, se puede ver compensado por ahorro en costes indirectos y los análisis disponibles hasta ahora, incluyendo los antagonistas del TNF, demuestran que todos los tratamientos de la artritis reumatoide son coste-efectivos".

   
 

 

   
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