Revista Electrónica de Salud y Mujer
    Septiembre 2004  
   
 
  Aspectos psicológicos en la paciente con cáncer de mama
   
portada RESYM
  El cáncer es una enfermedad con un fuerte impacto psicosocial. Este impacto se debe a un doble motivo. Por una parte, el cáncer continúa siendo una enfermedad temida por la población. La incertidumbre acerca de su causa, así como respecto a las posibilidades de curación hacen que, todavía en el siglo XXI, podamos decir que la enfermedad cancerosa es quizás aquella con más impacto socio-cultural. A esto cabe añadir que, si tenemos en cuenta el proceso de globalización, la proximidad y mezcla cada vez más patente entre diferentes cultura, hace que los diferentes patrones que las marcan, impliquen diferentes comportamientos, actitudes y creencias ante la enfermedad.

Otro motivo que hace del cáncer una enfermedad de fuerte impacto, es su repercusión en la vida del paciente y/o de su familia y entorno. No debemos olvidar las consecuencias del tratamiento, que también alteran aspectos fundamentales en la vida del paciente. A grandes rasgos podemos decir que la vida del afectado se ve alterada a nivel familiar, laboral, social, de relación y sexual.

Cuando hablamos de cáncer, a menudo estamos cometiendo el error de generalizar una palabra cuyo contenido es muy amplio y que comporta cierta ambigüedad. Cada localización del cáncer tiene unas connotaciones bien distintas, no solo por sus efectos a nivel funcional y estético, sino también por el tipo de tratamiento que precisa y, de forma esencial, por su pronóstico. En este sentido, cabe diferenciar tumores que implican trastornos a nivel de imagen, visibles y, por lo tanto con más perturbación personal, sexual y de relación. El cáncer de mama es uno de los ejemplos más patentes de alteraciones en las que se mezclan el temor al cáncer y, en definitiva al sufrimiento y a la muerte, con las consecuencias de una intervención quirúrgica, a veces, agresiva para la auto-imagen de la mujer, y todas las posibles consecuencias de varios tipos de tratamientos mezcladas entre si.

El cáncer de mama es el más estudiado a nivel psicológico. Esto se debe, por una parte, a la época en que era imprescindible la mastectomía (amputación de toda la mama). Como es lógico, las consecuencias de esta intervención pueden llegar a ser muy negativas, con serios problemas de auto-estima, funcionales y sexuales. En casos extremos se puede llegar a alteraciones de la propia percepción del cuerpo, en un síndrome denominado del medio cuerpo, que, aunque por fortuna es poco frecuente, es grave y consiste en las dificultades de aceptar la asimetría corporal provocada por la mastectomía. Cada vez es menos frecuente la necesidad de extirpar todo el seno para atajar el cáncer de mama. Esto se debe a que cada vez se encuentran tumores más pequeños, gracias a las campañas de detección precoz. No obstante, la problemática existe igual, puesto que el peso de la palabra "cáncer" en el subconsciente de la población persiste y, además suelen requerirse tratamientos complementarios que tienen sus efectos también en la vida de la mujer.

Las alteraciones psicológicas más frecuentes en la paciente afectada de cáncer de mama, son ansiedad y depresión, junto con problemas de autoimagen y de relación sexual. En cuanto a la ansiedad y la depresión, debemos destacar que nos referimos a trastornos reactivos a una situación difícil de sobrellevar, a la incertidumbre ante el futuro, el miedo y a la tensión inicial. No es frecuente hallar entre enfermas que padecen cáncer de mama trastornos depresivos ni ansiosos mayores, a menos que sean personas con antecedentes psiquiátricos. A menudo esta reacción inicial puede ser una respuesta al diagnóstico, pero desaparecer con el paso del tiempo, cuando la afectada empieza a adaptarse a la situación. La ansiedad es más propia de los momentos iniciales, pues ante el conocimiento de que se padece cáncer de mama, aparecen reacciones como ira, miedo, preocupación por uno mismo y por los seres queridos. Estos niveles de ansiedad tienden a disminuir, sobretodo cuando la paciente y sus familiares se van situando ante el proceso. Por ejemplo, es habitual un alto grado de ansiedad ante el inicio de la quimioterapia que, luego, una vez empezados los ciclos, cuando desaparece el miedo e incertidumbre ante lo desconocido desaparece. Por el contrario, el paso del tiempo puede dar lugar a depresión, por el cansancio. Cuando se llega a las tandas intermedias de quimioterapia, puede darse una situación de hundimiento , pues a la enferma se le hace largo y pesado, sobretodo si, a raíz de la quimioterapia, ha dejado de llevar una vida normal. No debemos olvidar que a esta depresión contribuyen aspectos físicos, como la fatiga, y la toxicidad acumulada por los fármacos que se le aplican. Afortunadamente, cada vez es menos frecuente la reacción de náuseas y vómitos, gracias a los potentes anti-eméticos existentes hoy en día. Esto disminuye los efectos negativos de la quimioterapia, a la par que ha hecho que prácticamente desaparezcan los vómitos y náuseas anticipatorios, trastorno muy frecuente hace un tiempo.

Otra problemática habitual en la paciente con cáncer de mama son los problemas sexuales. Estos se deben a la presencia de trastornos afectivos ya comentados, ansiedad y depresión, a problemas físicos propios de la enfermedad y el tratamiento, y a alteraciones en la relación de pareja. Este último aspecto es fundamental, pues la satisfacción sexual es algo subjetivo. Por ello, depende mucho de la reacción en la pareja de la paciente y su capacidad de apoyo y comprensión. No solo estamos hablando de un tema puramente estético: en las pacientes a las que solo se amputa el tumor (tumorectomía) también se han hallado problemas sexuales. Por lo tanto, éstos se deben al cambio emocional de la paciente, que a veces redunda en irritabilidad, tristeza y revisión de la escala de valores. No debemos olvidar el componente fisiológico de los tratamientos hormonales, y de sus efectos en la imagen de la mujer (aumento de peso, hinchazón en piernas, aumento del apetito y sequedad vaginal). A todo esto hay que añadir, como decimos, la reacción de la pareja de esta mujer, quien está, muchas veces, examinando muy detalladamente como se comporta su marido respecto a ella. Más que en ningún otro caso, es prudente acudir al psicólogo especializado cuando se detecten obstáculos en la comunicación entre ambos miembros de la pareja. Un observador externo e imparcial, a la par que experto en estos tema, puede ser de gran ayuda.

   
 

 

   
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