La editorial Pòrtic, dentro de su colección ?Mujeres del siglo XX?, dedica un volumen a la figura de la soprano Victoria de los Ángeles, fallecida el pasado 15 de diciembre.

Nacida en Barcelona el 1 de noviembre de 1923, Victoria de los Ángeles creció en el entorno universitario, puesto que su padre trabajaba como bedel. En solamente tres años concluyó los seis cursos de la carrera de canto. Mientras cursaba sus estudios, se presentó a un concurso que se emitía en Radio Barcelona. Los ganadores participaban en la representación de una ópera, y de esta manera se introdujo en el mundo de la lírica. Debutó de manera oficial en el Palau de la Música Catalana en mayo de 1944, con solamente 21 años. Su debut en el Liceo se produjo el 15 de enero de 1945 cantando 'Las bodas de Fígaro'. La decana de los cantantes líricos españoles cantó en 53 países. La soprano actuó bajo la batuta de los más grandes directores, como Herbert von Karajan, Eric Kleiber, Víctor de Sábata, Carlo María Guilini y Goerg Solti, así como en los grandes escenarios internacionales, como el Covent Garden o el Royal Albert Hall de Londres, El Teatro Colón de Buenos Aires, La Scala de Milán, las Óperas de París y Viena, y el Carnegie Hall y el Metropolitan Opera House de Nueva York. En verano de 1961 se presentó en Bayreuth con Tannhäuser, siendo la primera cantante española, y hasta ahora la única, que ha accedido al gran escenario wagneriano.

En 1980 se produjo su despedida del mundo operístico en el Teatro de la Zarzuela, para cantar Pelléas et Mélisande. A partir de entonces, Victoria de los Ángeles se dedicó únicamente a cantar en recitales y conciertos. Su regreso al Liceo se produjo el 24 de julio de 1992 al Gran Teatro del Liceo para ofrecer un recital, tras 27 años de ausencia en este escenario, lleno de significado para la intérprete, sus seguidores y el público del teatro barcelonés. Durante los últimos años de su vida recibió el merecido reconocimiento institucional. Así, el 23 de diciembre de 1987, fue investida doctora 'Honoris Causa' por la Universidad de Barcelona y el 19 de mayo de 1989 recibió un homenaje en el Palau de la Música de Barcelona, donde dio el primer recital de su carrera. El 6 de noviembre de ese mismo año fue elegida miembro honorario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. El 12 de abril de 1991, la Fundación Príncipe de Asturias le concedió el Premio de las Artes, galardón que compartió con otros seis cantantes de ópera españoles, por su contribución a la lírica.

Su voz tenía una versatilidad y un registro fuera de lo normal. Cantaba con la misma facilidad obras líricas como dramáticas, lo que le posibilitaba poder cantar obras tan diversas como las de Rossini, Wagner, Haendel o Granados. El libro está lleno de referencias a momentos concretos de la vida de la soprano y está excelentemente documentado, lo que demuestra que el autor, Jaume Radigales, ha seguido atentamente la carrera de la cantante. En menos de 200 páginas hace un recorrido por su personalidad humana y artística. En la parte final, una cronología, discografía y videografía, un repaso de los papeles que interpretó, así como citas de personalidades tan relevantes como Ernest Lluch, Josep Pla, Pau Casals o Salvador Espriu. Este libro viene a reafirmar una vez más que Victoria de los Ángeles ha sido una artista, desde sus orígenes, humilde, natural y sencilla, respetada por la profesión y el público.