Revista Electrónica de Salud y Mujer
    Octubre 2006  
   
 
  Envejecer con más salud: Día Mundial de la tercera edad
   
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  El siglo XX añadió una esperanza de vida de 25 años y por primera vez en la historia de la Humanidad en el 2001 la población mayor de 60 años (21%) superó a la de los menores de 16 años (20%). Se espera que en el 2020 un tercio de la población supere los 50 años. ¿Son buenos datos?. Desde luego que lo son, se considera un gran éxito de la sociedad. Pero el asunto no es sólo vivir más años, sino vivirlos en las mejores condiciones que permitan una buena calidad de vida. Para conseguirlo se necesita un esfuerzo conjunto de la propia población, que se responsabilice de su salud y de las administraciones públicas y sanitarias para que gestionen los recursos y la atención sociosanitaria.

En España hay ya 7 millones de españoles mayores de 65 años, con un crecimiento anual de 3,7%, y una esperanza de vida de 78,3 años (74,7 para los hombres y 81,9 para las mujeres), lo que sitúa a España en el 5º país europeo con la población más envejecida.

El envejecimiento se acompaña de cambios en la composición corporal y de una disminución progresiva de las funciones fisiológicas. El organismo aumenta la materia grasa, disminuye la masa muscular y se produce el deterioro de casi todas las funciones. Las más afectadas son las de los órganos de los sentidos (visión, audición) y la capacidad física, alteración del sistema respiratorio, cardiovascular, renal y músculoesquelético. Se producen cambios importantes en el Sistema Nervioso Central (deterioro y muerte progresiva de neuronas). Como el sistema inmunitario -las defensas del organismo- se va debilitando, es menos eficaz y nos volvemos más vulnerables a padecer más enfermedades, sobre todo infecciones.

No está muy claro si la pérdida de memoria y otros cambios cognitivos pueden deberse más a cambios químicos o a la muerte de neuronas, pero está muy claro que a medida que envejecemos el cerebro se vuelve más lento. Más neuronas se degeneran y mueren y las que quedan producen menos neurotransmisores, como la serotonina, un neurotransmisor relacionado con la emoción y estado de ánimo, (en niveles bajos se asocia con la depresión); la acetilcolina (en la enfermedad de Alzheimer hay una pérdida considerable de este neurotransmisor); la dopamina (los niveles son muy bajos en los pacientes con Parkinson)... También disminuye la capacidad de aprender cosas nuevas, pero la experiencia de la vida, y la gimnasia "mental", compensa esas pérdidas y se puede seguir siendo dinámica toda la vida.

Por qué envejecemos
Existen muchas teorías de por qué envejecemos Está claro que todo "se gasta", y que todo ser vivo tiene su final. Pero unos lo hacen antes que otros y de forma diferente.

Unas teorías señalan que los genes están "programados" para vivir una serie de años, otras argumentan que no, que los genes simplemente dejan de expresarse con normalidad, o que sufren mutaciones, unas veces de forma espontánea, y otras por razones externas, por los radicales libres, las radiaciones ionizantes...Otros investigadores señalan como responsable al sistema inmunológico, que deja de ser efectivo, o que los telómeros, fragmentos de ADN situados en los extremos de los cromosomas que sirven para proteger a los genes, se acortan con la edad y llega un momento en que las células ya no se pueden multiplicar; por ello los órganos y la piel se atrofian al envejecer. Puede haber una disminución de la telomerasa, la enzima que produce los telómeros. Una de las teorías más aceptadas es la del estrés oxidativo, debido a los radicales libres. Nos gastamos, nos oxidamos y los mecanismos de reparación no dan a basto. Puede que el envejecimiento sea un conjunto de todos estos factores.

Los radicales libres son moléculas inestables que han perdido un electrón y se encuentran desparejadas. Su misión es conseguir otro electrón de otras moléculas para conseguir su estabilidad electroquímica. Pero esas otras moléculas quedan a su vez desparejadas y necesitan robar otro electrón, comenzando así un ciclo destructivo para nuestras células. Es lo que se conoce como daño oxidativo.

Los radicales libres toman electrones de los lípidos y proteínas de la membrana celular que, al ser dañada, no podrá cumplir sus funciones, como el intercambio de nutrientes y la limpieza de materiales de deshecho, haciendo imposible el proceso de regeneración y reproducción celular.

Con la edad, más achaques
A medida que aumenta la edad, aumentan lo achaques, las enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades reumáticas... Los niveles elevados de colesterol, de tensión arterial, o de glucosa dañan órganos internos como el sistema circulatorio, respiratorio, el hígado, o los riñones, entre otros. En los países europeos, uno de cada 8 hombres y una de cada 17 mujeres muere como consecuencia de una enfermedad cardiovascular antes de los 65 años y cada vez más aumenta la incidencia en mujeres más jóvenes, debido sobre todo al consumo de tabaco y anticonceptivos orales.

El lugar del organismo en donde se deposita la grasa que generamos tras la ingesta de alimentos ha adquirido tanta importancia en la prevención de múltiples enfermedades que los expertos son capaces de predecir el riesgo cardiovascular y de diabetes con una simple medición del contorno de la cintura. La obesidad abdominal y la adiposidad intra-abdominal es para muchos especialistas la antesala de complicaciones cardiometabólicas, como un incremento de los niveles de colesterol y triglicéridos, intolerancia a la glucosa y resistencia a la insulina, además de hipertensión arterial. A este conjunto de acontecimientos se le llama Síndrome Metabólico (SM).

El nivel de normalidad se sitúa en los hombres con un contorno de cintura por debajo de 102 centímetros aproximadamente y en las mujeres de 88 centímetros, aunque algunos especialistas bajan estas cifras.

Los cambios óseos, musculares y articulares que se producen a medida que pasan los años provocan una pérdida de estatura y mayor encorvamiento. La pérdida promedio de estatura después de los 40 años de edad es de 1 centímetro por cada 10 años de vida y después de los 70 años, esta pérdida es aún mayor.

Una adecuada nutrición, una actividad física apropiada de forma periódica, evitar hábitos nocivos como el tabaco, abuso del alcohol, o dormir poco, y una buena actitud ante la vida parece traducirse, según los expertos, en una mejor y mayor longevidad.

Ley de dependencia
Llegar a una edad avanzada en plenas facultades, con calidad de vida, con autonomía y sin dependencia es la aspiración de todos. El crecimiento de este grupo de población demanda una asistencia que obligará a la reforma de las estructuras sociosanitarias. Un 80% de las personas con algún grado de dependencia es mayor de 65 años. El primer paso ha sido dado con la aprobación del anteproyecto de Ley de Dependencia, que reconoce el derecho de las personas que no se pueden valer por sí mismas a ser atendidas por el Gobierno y establece una serie de prestaciones, como servicios para la promoción de autonomía personal (ayudas técnicas, de adaptación, teleasistencia...), servicios de atención y cuidado (ayuda a domicilio, centros de día y de noche, centros de atención especializada...), prestaciones económicas, para el propio dependiente, para el cuidador familiar...

La mayoría considera que es un paso avanzado, pero que hay algunas ausencias en la Ley, sobre todo a nivel de prevención. Numerosos casos de dependencia se deben a problemas sensoriales, cardiovasculares, osteoarticulares o neurológicos y para la gran mayoría de ellas existen medidas de prevención primaria y secundaria. Hay quienes señalan que habría que aprovechar esta ley para que la prevención se aplique con más rigor.

El poder adquisitivo de las personas de la tercera edad también es más bajo, la pensión es menor que el salario que percibían; si es la mujer, la que se queda viuda y no ha cotizado, aún cobra menos de pensión. Esta falta de medios económicos se traduce en una menor calidad de vida, en todos los aspectos, incluida la alimentación.

Los problemas psicosociales aumentan en esta etapa de la vida, desarraigo de los hijos, fallecimiento de amigos, más enfermedades, la soledad... Se calcula que en España un 20% de los mayores de 65 años vive solo, una cifra más baja que el 40% de los franceses, o el 70% de los berlineses.

La mujer vive más tiempo
Una persona de cada diez tiene más de 60 años. En todo el mundo la mujer vive más tiempo que el hombre. Se calcula que hay 302 millones de mujeres mayores de 60 años y 247 millones de hombres. Las mayores diferencias entre géneros se encuentran en la Europa del Este, los países Bálticos y el Asia central. En la Federación Rusa, la diferencia en favor de la mujer es de 12 años. En las regiones desarrolladas y el Asia central, la esperanza de vida femenina al nacer excede a la del hombre entre seis y ocho años. Sin embargo, en muchos países en desarrollo las diferencias son más pequeñas. La mujer le lleva tres años de vida al hombre en África, y tiene la misma esperanza de vida que el hombre en el Asia del sur.

Según un reciente estudio del Banco Mundial, una persona de la tercera edad de cada cuatro tiene más de 75 años, y dos terceras partes de esta categoría son mujeres. De todas ellas en el mundo con 80 años, el 61% vive en países desarrollados. Pero hacia el año 2025, la mayoría vivirá en países en desarrollo.

En la actualidad, el 44% de todas las mujeres de la tercera edad vive en Asia, 6% en África, y 7% en Latinoamérica, con el 43% restante en los países desarrollados.

   
 

  Recursos Relacionados:

  Hoja Informativa HDW - Género y el Envejecimiento

 

 

   
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