Revista Electrónica de Salud y Mujer
    Junio 2006  
   
 
  La deficiencia de la vitamina D se relaciona con enfermedades reumáticas, cardíacas...
   
portada RESYM
  La acción principal de la vitamina D en el organismo es participar en el control de los niveles en sangre de calcio y fósforo requeridos para la correcta mineralización del hueso. Sin embargo, en los últimos años se ha demostrado que tiene otros muchos efectos: inmunosupresor, antiproliferativo... y que es vital para la función neuromuscular, como señaló el doctor José Bernardino Díaz López, del hospital Universitario Central de Asturias en el último Congreso de la Sociedad Española de Reumatología. Su deficiencia, señaló, se ha relacionado no sólo con osteoporosis, sino también con enfermedades como la esclerosis múltiple, el Lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad autoinmune, crónica, de origen desconocido, caracterizada por la inflamación de distintos tejidos y órganos, la artritis reumatoide, e incluso con tumores fundamentalmente del aparato digestivo.

Incluso, las células del endotelio vascular expresan receptores nucleares de vitamina D, y se la ha relacionado con el control de la tensión arterial o de la diabetes. ?Estos efectos beneficiosos respecto al riesgo cardiovascular se han puesto de manifiesto en especial en enfermos renales, observándose asociación entre empleo de metabolitos de la vitamina D y disminución de la mortalidad.? Añade este especialista que ?pendientes de profundizar en el conocimiento de los múltiples efectos de la vitamina D, dada la alta prevalencia de su insuficiencia en nuestra población mayor y la descrita en personas que acuden a consulta reumatológica, parece prudente valorar la suplementación con vitamina D en muchos de nuestros pacientes?.

La principal fuente de vitamina D es el sol, aunque la cantidad que puede ser producida por la piel puede depender de variables como la estación, la latitud geográfica, la hora del día, el clima, incluso la vestimenta, la protección solar o la pigmentación de la piel. Asimismo, con el envejecimiento, la capacidad de la piel de las personas para transformar la luz solar en vitamina D se va mermando. Por otra parte, la vitamina D también se puede obtener a través de una cantidad limitada de alimentos, como la yema de huevo, el hígado, las ostras y algunos pescados grasos, aunque las dietas habituales raramente contienen la cantidad adecuada de vitamina D. Con el envejecimiento la capacidad de la piel para transformar la luz solar en vitamina D va mermando, por lo que los especialistas aconsejan un aporte mayor de esta vitamina en las mujeres, en especial tras la menopausia.

   
 

 

   
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