Actualmente su acceso en España es desigual en las distintas comunidades autónomas. Para acceder a la anticoncepción de urgencia, la mujer debe acudir a un centro médico donde, teóricamente, se le debería expedir la receta para adquirir el fármaco en una farmacia. Sin embargo, no son raros los casos en que los servicios de urgencia de los hospitales deniegan la prescripción del medicamento, bien por no considerarlo una situación de emergencia (en cuyo caso derivan a la usuaria a un centro de planificación familiar) o bien por aplicar la objeción de conciencia y negarse a facilitar el acceso a un medicamento considerado erróneamente abortivo. Así lo señala la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) y la Sociedad Española de Contracepción (SEC), que han iniciado una campaña para mejorar la accesibilidad a este método anticonceptivo.

Si algunos servicios de urgencias ponen reticencias, lo mismo ocurre con muchas farmacias. ?estas reticencias de algunas farmacias a la anticoncepción de urgencias recuerdan los posicionamientos, más ideológicos que científicos, que se vivieron en España hace años con motivo de la aparición de la píldora anticonceptiva. Esta posición es, a día de hoy, anacrónica?, comenta el Dr. Ezequiel Pérez Campos, presidente de la SEC. Diversos estudios han demostrado que los médicos son también reticentes a administrar la receta por considerarlo un fármaco propio de adolescentes. Sin embargo, los datos que manejan las sociedades científicas dejan claro que esto no es cierto: es un estudio realizado en España con 4.390 solicitantes de anticoncepción de urgencia, se observó que sólo el 1,9% tenían menos de 16 años. La edad media de las mujeres que recurren a ella es de 23 años.

La mitad de los abortos se practican en mujeres inmigrantes

Según los expertos existen una serie de medidas, probadas ampliamente en otros países, que ayudarían a mejorar el acceso a la anticoncepción de urgencia, como es mejorar la información sobre este método anticonceptivo y conseguir un mayor acceso al medicamento.

Si esta información es importante para todas las mujeres, existe un colectivo para el que lo es aún más: el de las inmigrantes. Según datos del Ministerio de Sanidad y Consumo (MSC), un 50% de las interrupciones voluntarias de embarazo en España se practican en mujeres inmigrantes. Un estudio publicado recientemente en el boletín de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción Voluntaria del Embarazo (ACAI) pone de manifiesto que el 80% de las inmigrantes no han oído hablar jamás de la anticoncepción de urgencia.

El papel de los propios ginecólogos y obstetras es clave y estos no siempre informan a sus pacientes sobre la existencia de este método y cómo y cuándo utilizarlo. Según una encuesta a 809 ginecólogos participantes en el reciente congreso anual de la SEGO, aunque la mayoría de estos especialistas (62%) informa sobre el posible error en el manejo de los anticonceptivos de uso regular, aproximadamente una cuarta parte sólo lo hace cuando instaura un nuevo tratamiento o aconseja un cambio de método. Respecto a informar específicamente sobre este método, el 54% de los ginecólogos menciona siempre esta posibilidad al hablar de anticonceptivos, pero un 10% sólo lo hace cuando informa sobre el preservativo y un 22% sólo si la paciente requiere de AU en el momento de la consulta.

Según el Prof. José Manuel Bajo Arenas, presidente de la SEGO, ?no queremos embarazos no deseados y por lo tanto esta anticoncepción con pronta respuesta es bienvenida si contribuye a evitarlos, como de hecho hace?. Cada año se producen en nuestro país unos 90.000 abortos, una cifra que podría reducirse el doble o el triple con la anticoncepción de emergencia. Insisten también los expertos que este método no sustituye en absoluto a los métodos tradicionales de anticonceptivos.

La Sociedad Española de Contracepción, no considera imprescindible la receta médica para la adquisición de la anticoncepción de urgencia. "Para ello, nos basamos en que es un medicamento esencial de la OMS y también en su inocuidad, en la sencillez de su uso, en la capacidad de discernimiento de las mujeres que la han de tomar y en que se ha demostrado un uso adecuado de esta forma en países con sistemas sanitarios tan avanzados como muchos de Europa y EEUU".

Mientras sea imprescindible utilizar receta, consideran la posibilidad de prescribirla con anticipación, no sólo mejoraría el acceso por parte de las mujeres al medicamento (pudiéndose saltar uno de los dos pasos requeridos en la actualidad) sino que, también, conseguiría mejorar la eficacia de ésta. "La anticoncepción de urgencia se puede tomar hasta un máximo de 72 horas después de la relación sexual, pero es más efectiva cuando se consume dentro de las primeras 24 horas, cuando los distintos mecanismos por los que actúa la medicación tienen más posibilidades de activarse"

Desigual prestación por Comunidades

Los ginecólogos apuntan a un problema real en nuestro país: las diferencias en el acceso a la anticoncepción de urgencia en las distintas comunidades autónomas. Según la región en la que se resida este medicamento es más o menos difícil de adquirir. Por ejemplo, en Andalucía y Cataluña existe una amplia red de centros de salud o atención a la mujer que proporcionan asesoría y que, además, dispensan gratuitamente la anticoncepción de urgencia. En general, estas dos comunidades autónomas, junto con Galicia, Navarra, Extremadura, Aragón y recientemente Castilla León, tienen puesto en marcha planes de mejora de accesibilidad a la píldora del día después, mientras que Madrid, Baleares y Cantabria disponen de planes parciales en este sentido. Por su parte, la Comunidad Valenciana, Murcia, Castilla la Mancha, la Rioja y País Vasco no tienen ningún plan de mejora al respecto. Si las diferencias son claras en España, también lo son entre nuestro país y otros del entorno. Así, los ciudadanos de Francia, Reino Unido, Portugal, Suecia y Bélgica, entre otros países europeos, pueden adquirir la píldora del día después sin receta y disfrutar además de beneficios añadidos, como la dispensación gratuita del fármaco en las escuelas francesas, medida que se adoptó para reducir el alto índice de abortos adolescentes.