Se suele iniciar entre los 15 y los 35 años, aunque también puede aparecer en niños y personas mayores. Es, además, una enfermedad sistémica, es decir, puede afectar a todo el organismo. Su evolución también muy distinta según los pacientes, puede ser impredecible, crónica y con brotes. Al ser tan variada su tratamiento debe ser individualizado.

En la psoriasis las células de la piel se renuevan más rápido

La epidermis (células externas de la piel) en condiciones normales se renueva aproximadamente cada 25-30 días, en una persona con psoriasis este proceso es siete veces más rápido, es decir, cada 4 días, lo que significa que se acumulan las capas de piel muerta que se desprenden en forma de escamas. Como no les da tiempo a madurar no protegen adecuadamente la zona, se pierde humedad por las lesiones y los capilares son más gruesos y largos que en la piel normal.

La mayor parte de las psoriasis no son graves y pueden ser tratadas de forma ambulatoria, incluso alguno no van a necesitar tratamiento farmacológico. En cambio las formas más graves pueden requerir hospitalización.

Son múltiples los factores que pueden desencadenar un brote: ansiedad, estrés, depresión..., por el clima frío, las infecciones, las quemaduras térmicas solares, también por heridas, golpes, o por estar en contacto con productos químicos, incluidos los detergentes, jabones y limpiadores. Algunos fármacos (antiinflamatorios, antihipertensivos...) pueden agravar la enfermedad o desencadenar un brote, por ello hay que consultar con el especialista cualquier tratamiento prescrito.

Distintas lesiones y en distintos lugares

Las lesiones cutáneas son muy diversas y pueden aparecer en distintas partes de la piel. La Guía de Psoriasis de la Asociación "Acción Psoriasis", señala diversas formas:

• En placas. La forma más frecuente. Pueden medir pocos milímetros a varios centímetros. Aunque pueden aparecer en cualquier lugar, por lo general las placas aparecen primero en las rodillas, codos, cuero cabelludo y zona sacra
• En las palmas y en las plantas. Se parece mucho al eccema crónico y su tratamiento es complejo. Interfiere mucho en el trabajo y en la vida personal, incluso la afectación en las plantas de los pies puede afectar a la movilidad
• En las uñas. Con lesiones muy variadas, desde pequeños puntos en las uñas, a engrosamiento, manchas amarillas...
• En el cuero cabelludo y es muy frecuente. Se forma una descamación seca muy adherida sobre una zona roja del cuero cabelludo y suele producir picor. Se puede confundir con la dermatitis seborreica. No produce alopecia
• En la cara es poco frecuente, y requiere un tratamiento más delicado
• Una psoriasis incómoda y a veces invalidante, de difícil tratamiento es la que se produce en los pliegues de la piel (axilas, ingles, debajo de los pechos...)
• Las formas más graves son la psoriasis eritrodérmica, cuando afecta a casi toda la superficie cutánea. La piel es muy roja y descamada. Suele requerir ingreso. La psoriasis pustulosa, poco habitual, en la que aparecen granos de pus no infecciosos sobre las placas y la artritis psoriásica, una inflamación de las articulaciones, que puede darse con o sin afectación de la piel

Recientemente se ha iniciado una nueva forma de tratar la enfermedad con los fármacos biológicos (antagonistas del factor de necrosis tumoral TNF, llamados también fármacos anti-TNF), que intentan atacar la enfermedad desde su origen, bloqueando la producción excesiva de las proteínas que causan la psoriasis. Están indicados en los pacientes que no responden a los tratamientos habituales o la enfermedad es agresiva.

Cuando también hay inflamación de las articulaciones

Entre un 10 y un 15% de la población que padece psoriasis desarrollará artritis psoriásica. Además de los síntomas cutáneos estos pacientes presentan dolor e inflamación en las articulaciones, con mayor frecuencia de las manos, los pies y las rodillas, aunque puede doler cualquier articulación del cuerpo incluida la columna vertebral. Los pacientes sienten más dolor al levantarse por las mañanas, acompañado de tirantez o entumecimiento (rigidez), que se van aliviando según pasa el día y se realiza movimiento. La gravedad de la artritis psoriásica no está relacionada con la extensión de la lesión de la piel.

La artritis psoriásica tiene un curso lento, con períodos de mejoría y períodos de empeoramiento. Es difícil predecir qué va a ocurrir en un enfermo concreto, ya que puede producirse una mejoría cercana a la curación con diversos tratamientos y en otros casos se logra sólo un control parcial. Las nuevas terapias biológicas, bien indicadas, frenan el avance de la enfermedad tanto reumatológica como dermatológica.

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