Revista Electrónica de Salud y Mujer
    Mayo 2008  
   
 
  Trastornos de la alimentación, cómo actuar
   
portada RESYM
  La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha calificado la anorexia y la bulimia como trastornos mentales y de comportamiento. Ambos están relacionados con la alimentación. La anorexia consiste básicamente en una pérdida voluntaria de peso y un intenso temor a la obesidad. La bulimia es la ingesta excesiva de alimentos que después se intenta compensar con conductas anómalas, como vómitos, abuso de laxantes, diuréticos o dietas restrictivas intermitentes que se acaban convirtiendo en una costumbre que modifica la conducta de la persona enferma.

La mayoría de las personas que la padecen son mujeres y se da con mucha más frecuencia en la adolescencia, entre los 12 y los 25 años, sobre todo entre los 12 y los 17 años. Una encuesta realizada en los años 2004 por la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid señalaba que la población universitaria tiene un alto riesgo (14,9% en varones y 20,8% en mujeres) de desarrollar un trastorno como anorexia o bulimia.

Estos trastornos requieren un tratamiento multidisciplinar en el que al menos van a estar implicados varios especialistas, el endocrino o nutricionista, el psiquiatra y el psicólogo o psicoterapeutas, bien en el hospital o de forma ambulatoria, señala Irene Alonso, psicóloga de ADANER (La Asociación de afectados y familiares de enfermos de anorexia nerviosa y bulimia).

Pero además del tratamiento médico y psicológico, es fundamental que los más allegados al entorno del paciente, tengan un papel adecuado. Uno de los errores más frecuentes es intentar convencerles de que tienen un problema, "por lo general los más cercanos solo ven los problemas relacionados con la alimentación, que está pendiente de su imagen corporal, que hace mucho ejercicio, o que tiene un actitud muy contradictoria con la comida, unas veces come mucho, otras nada, le coge manía a un alimento... se trata de un malestar emocional que no tiene una causa única, y ese malestar hay que tratarlo porque la persona está sufriendo...". Pueden ser las circunstancias, el entorno familiar, social, factores socioculturales, perfeccionismo, competición, problemas para ser autónomo, miedo a madurar, falta de autoestima... "En todo ello hay un suceso, un detonante, que va a dar lugar al trastorno, a veces es el comienzo de una dieta, lo que no significa que todo el que comience una dieta va a terminar teniendo anorexia o bulimia, pero sí como se la plantea y la lleva a cabo"

Si los más cercanos les plantean directamente el problema desde el punto de vista alimentario o corporal les provoca un fuerte rechazo. El etiquetado de "tú tienes anorexia o bulimia", les asusta. Funciona mejor, señala Irene Alonso, dirigir la conversación a cómo se siente esa persona, cómo está su estado de ánimo, cómo se encuentra, sus expectativas a corto y largo plazo, etc.

Es muy posible que la persona sepa que tiene este trastorno, aunque tarda bastante en aceptar que tienen un problema y "le resulta muy difícil aceptar la ayuda del exterior, piensan que van a poder con todo solos. No es una cuestión de poder o de voluntad, estamos hablando de una alteración, de un trastorno, y necesitan una ayuda externa y profesional. El apoyo familiar es fundamental, pero no es suficiente. Pueden ayudar y mucho, respetando el ritmo de esta persona, aceptando que es un problema difícil de afrontar".

Algunos estudios han señalado que si la familia se involucra en el tratamiento, las posibilidades de éxito se duplican, y también que compartir comidas frecuentemente con la familia reduce el riesgo de que caigan en comportamientos peligrosos para controlar su peso.

En cuanto a los amigos, señala la psicóloga Irene Alonso, los jóvenes disponen de mucha información y detectan el problema mucho antes de lo que pensamos. Su consejo es que sigan comportándose como amigos, que intenten hablar con esta persona para que busque ayuda, para que hable con un adulto, ya sea el tutor, un profesor, hermano mayor, padres... "Hay que ayudar a que hable, pero sin presionar".

El tratamiento, según esta experta, va a depender de lo que el paciente esté dispuesto a aceptar y también sus circunstancias, si hay un gran deterioro físico la intervención del endocrino y del psiquiatra es prioritaria.

Hay que darle a las afectadas opciones de tratamiento, no forzarle a que dé una respuesta inmediata, sino darle unos días. Si el afectado lo niega todo hay que concederle esa decisión, pero hay que dejarle claro que los familiares y amigos tienen derecho a preocuparse y a hacer algo para ayudarle.

No hay que darle consejos autoritarios, ni forzarle a que haga algo que a lo mejor en ese momento no puede hacer, como aceptar que tiene un problema, es mejor buscar la mediación de un profesional, que puede ser el médico de atención primaria.

Diversas asociaciones e instituciones alerta de los síntomas que pueden darse en este trastorno de alimentación (sin que tengan que darse necesariamente todos):

  • Pérdida anormal de peso
  • Rechazo a realizar comidas en familia
  • Negación de las sensaciones de hambre, cansancio y fatiga
  • Dificultad en reconocer las emociones
  • Alteración del carácter, con cambios de humor frecuentes
  • Insatisfacción personal constante
  • Disminución de las horas de sueño
  • Baja tolerancia a la frustración
  • Disminución de las relaciones sociales, con tendencia al aislamiento
  • Aumento aparente de las horas de estudio
  • Baja autoestima
  • Estado de ánimo depresivo
  • Falta de concentración
  • Actitudes y conductas "extrañas" ante la comida (trocear, jugueteo, levantarse e ir rápidamente al baño, ejercicio tras comer, comer excesivamente rápido...)
  • Aumento de ejercicio físico
  • Expresar una clara insatisfacción con su imagen corporal
  • Consumo de laxantes y/o diuréticos sin causa médica
  • Comer muy poco durante el día y grandes cantidades por la noche
  • Levantarse a media noche e ingerir grandes cantidades de comida
  • Verse gorda aunque la realidad sea otra
  • Retraso en la primera regla
  • Falta de menstruación
  • Aumento de la agresividad y de la ansiedad
  • Aumento de la impulsividad
  • Mentiras frecuentes

Pautas básicas para familiares (Instituto Trastornos de Alimentación)

  • Mantener la calma
  • Consultar con profesionales para hacer un diagnóstico diferencial (pueden existir múltiples causas físicas u orgánicas que favorezcan la pérdida de peso, desde una diabetes, hasta un desequilibrio hormonal, etc).
  • Una vez que se está seguro de que existe un TCA (Trastorno de conducta alimentaria), no autocastigarse, "nadie haría algo semejante a un hijo "adrede". No tratar de pensar en qué se ha fallado.
  • Es necesario comprender que ahora, más que nunca, deben ponerse firmes para actuar y actuar significa en este caso buscar la ayuda profesional idónea.
  • Recordar que solos no se puede salir del problema, se tendrá que abordar por todo un equipo de trabajo (psicólogo, psiquiatra, médico).
  • Se puede concertar una entrevista con algún profesional especialista en el tema. Lo ideal es ir solos, sin la persona afectada, sea hijo, hija, marido o esposa, para así obtener un asesoramiento completo sin las interferencias opositoras de la persona con el problema.
  • Recordar que esta persona, lo más probable, es que no tenga conciencia de enfermedad y adopte una actitud hostil ante cualquier propuesta terapéutica cuyo objetivo pudiera ser el "hacerle engordar" o adelgazar, dependiendo del caso.
  • En el ámbito más cotidiano de la familia, es importante ser cauto, en no entrar en conflictos, no insistir en la idea verbalizada de "estás demasiado delgada" porque lo vivenciará como un verdadero ataque y se interpretará que lo único que os importa es verla gorda.
  • El común denominador de los TCA, es "el miedo intenso a engordar". Ese miedo que se va intensificando paulatinamente, ese temor a "la pérdida de control" puede tener raíces en la importancia que se le da al aspecto físico en la propia familia, más allá de la consabida influencia de los medios de comunicación que propagan el mensaje subliminal de que "para tener éxito en la vida hay que ser flaca o flaco".
   
  Más información

  Instituto de Trastornos de Alimentación, institución privada catalana
Tel. 902 00 77 78

Asociación de afectados y familiares de enfermos de anorexia nerviosa y bulimia (ADANER)
Tel. 91 577 02 61

Asociación catalana contra la anorexia y la bulimia
Tel. 93454.91.09

   
  Recursos Relacionados:

  La anorexia nerviosa y la bulimia. Un problema de todos

  Trastornos del comportamiento alimentario: anorexia y bulimia

 

 

   
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