Revista Electrónica de Salud y Mujer
    Junio 2010  
   
 
  Vivir con Salud: Obesidad y sexualidad
   
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  La obesidad tiene un impacto negativo en las relaciones sexuales

  En estos últimos meses han aparecido dos noticias que no muestran un buen panorama sobre la sexualidad de la mujer. Una de ellas señala que la obesidad tiene un impacto negativo sobre las relaciones sexuales, según un estudio publicado en la revista "British Medical Journal", y la otra noticia viene del XI Congreso Nacional de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), donde los expertos han alertado de que la mitad de las mujeres a partir de los 50 años experimentan dolor en estas relaciones. Es decir , que según avanza la edad y si además hay un aumento de peso nos alejamos de una sexualidad satisfactoria.

Lo de la obesidad viene de la mano de investigadores del Instituto francés de la Salud y la Investigación Médica, que evaluaron una muestra de 10.170 personas de edades comprendidas entre los 18 y los 69 años que vivían en Francia en el 2006. De los participantes, un total de 2.725 varones y 3.651 mujeres presentaban un peso considerado normal (su índice de masa corporal -IMC- oscilaba entre 18,5 y 25), otros 1.488 hombres y 1.010 mujeres padecían sobrepeso (IMC entre 25 y 30) y, finalmente, los restantes 350 hombres y 411 mujeres eran obesos (IMC superior a 30).

Los resultados han señalado que el número de mujeres que había tenido encuentros sexuales en los últimos 12 meses era significativamente más bajo entre las participantes obesas, pero también que la tasa de embarazos no deseados era cuatro veces más alta entre las mujeres obesas. En este sentido, estas participantes también eran menos propensas que sus compañeras a utilizar métodos anticonceptivos o a consultar con servicios de contracepción. Hay que aclarar que sobre estos datos los autores advierten que el estudio solo se centraba en el uso de anticonceptivos orales y condones, ignorando otros contraceptivos de larga duración.

También era más común entre las mujeres con exceso de peso considerar el sexo como una parte poco importante de su equilibrio personal. En el caso de los varones, los que presentaban sobrepeso eran menos propensos a tener relaciones sexuales y también tenían más probabilidades de desarrollar una disfunción eréctil.

Si la obesidad es un factor de riesgo para una sexualidad, también lo es la menopausia y todo el proceso de transición a la misma. Los dos trastornos sexuales más frecuentes en esta etapa son el dolor en el coito, que sufren el 45% de las mujeres mayores de 50 años, y la falta de deseo sexual, que experimenta un 25% al alcanzar la cincuentena, pero que se eleva hasta el 45% a partir de los 65 años, según señalaron los expertos reunidos en el XI Congreso de la AEEM. A pesar de estas elevadas cifras, "sólo un 3% de las mujeres consulta con su ginecólogo sobre alteraciones sexuales en el climaterio, lo que nos obliga a tener la habilidad suficiente para poder iniciar en la consulta con la paciente una charla donde poder abordar su salud sexual y hablar de ello con normalidad", ha señalado el doctor Fernando Martín Malavé, presidente del Comité organizador del Congreso.

Un cambio de mentalidad por parte de la mujer a la hora de afrontar el problema y una comunicación más estrecha entre la paciente y el profesional sanitario, son factores clave para abordar con éxito la disfunción sexual femenina. "Muchas mujeres no hablan de sus problemas sexuales en las consultas ginecológicas: primero porque sienten que la sexualidad es muy íntima y se avergüenzan de revelar sus problemas y, en segundo lugar, porque no están seguras de cómo va reaccionar el profesional médico y presumen que éste no tiene bastante tiempo para hablar de este tipo de asuntos íntimos", ha señalado el ginecólogo Fermín Criado, del Hospital Universitario Carlos Haya.

Según este especialista, carecer de información sobre las posibilidades de tratamiento o vergüenza son los principales obstáculos para que las mujeres consulten ante el problema. "Sin embargo, es muy importante un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado que evite que la mujer, y en consecuencia su pareja, adquieran el convencimiento de que es una circunstancia normal y acorde a la edad".

Los trastornos sexuales femeninos pueden deberse a factores biológicos, como la bajada de la testosterona (hormona masculina ligada al impulso sexual), enfermedad crónica o menopausia precoz, hasta el consumo de determinados medicamentos, problemas psicológicos (depresión, ansiedad, problemas conyugales), el estilo de vida (obesidad, alcohol, tabaco) y causas educativas (inhibición sociocultural).

La disfunción sexual en la mujer es una situación prevalente y que puede adquirir diversas formas como dolor con la relación sexual, disminución de la excitación, incapacidad para obtener el orgasmo o falta de deseo sexual. Actualmente existen tratamientos que han demostrado tener efectos beneficiosos sobre determinados aspectos de la sexualidad y, en concreto, sobre el deseo sexual hipoactivo o falta de deseo sexual.

   
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