Revista Electrónica de Salud y Mujer
    Julio 2010  
   
 
  Noticia breve: La migraña está infravalorada socialmente
   
portada RESYM
  La migraña, mucho más que un dolor de cabeza, afecta al 18% de las mujeres y al 7% de los hombres, según diversos estudios de prevalencia realizados en España. La mayor incidencia se da entre las mujeres jóvenes con antecedentes familiares. Es una enfermedad crónica -se produce fundamentalmente en la adolescencia, empeora en la época de la perimenopáusia y luego mejora cuando nos hacemos ancianos, pero puede seguir habiendo crisis-, e incapacitante. Tiene un componente hereditario y muchos factores desencadenantes, ambientales, dietéticos, relacionados con el estrés... cada paciente es un mundo distinto, en cuanto a los síntomas y tratamientos.

Además del dolor de cabeza, pulsatil, que no se va, y que puede durar de horas a días, la persona con migraña puede tener trastornos del ánimo, sensibilidad a los ruidos, a las luces, olores, incluso dolores en la piel de la cara o del resto del cuerpo, mareos, vértigos... síntomas que empeoran con la actividad física.

Según una encuesta realizada recientemente en nuestro país, el 70% de los migrañosos veía afectada su actividad diaria, en especial la laboral y los estudios, según esultados del proyecto CIEN.mig (Concienciación, Información, Educación para Neurología en Migraña). Las personas que sufren migraña tienen que vivir, además, con la incomprensión de una sociedad que infravalora la enfermedad. Un reciente estudio realizado por neurólogos del Hospital Universitario Thomas Jefferson de Filadelfia, viene a demostrarlo una vez más. Según su investigadora principal, la Dra. Jung E. Park, estos pacientes se sienten rechazados e incomprendidos tanto por familiares como por compañeros de trabajo que ven en sus crisis una excusa para eludir trabajo o responsabilidad.

Es una enfermedad que puede incapacitar para realizar cualquier actividad, tanto laboral, como lúdica, también en estas actividades, según el estudio, se sienten rechazados por familiares y amigos, porque no participan en actos sociales cuando tienen las crisis.

   
 

 

   
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