Resum: |
Se analizan las relaciones entre Felipe y la Alquimia en su doble versión, la dedicada a obtener el oro alquímico o a falsificarlo, y la encaminada a la preparación de medicamentos químicos, licores y perfumes. En la primera, se demuestra cómo Felipe II tuvo contacto, a lo largo de todo su reinado, con alquimistas empeñados en obtener oro o plata, de diversas nacionalidades: flamencos, alemanes, italianos, ingleses y españoles, en los Países Bajos y en España, cuyas actividades fueron controladas por altos burócratas. Pese a los criterios contrarios de la Iglesia y la fuerte actividad represora inquisitorial, no tuvieron problemas durante su reinado, situación que cambió radicalmente tras su muerte. En el segundo aspecto, mandó instalar aparatos destilatorios allí donde tuvo jardines; al menos, en Madrid, Aranjuez y El Escorial y contrató un cuerpo de destiladores flamencos, que actuaron indistintamente en estas tres localidades, ocupados en la preparación de medicamentos químicos, de licores y perfumes para uso regio. Su actividad y los libros conservados en la Biblioteca escurialense son testimonio de cómo se abrió una nueva vía para la introducción del paracelsismo en España. Felipe II ordenó su actividad y la hizo depender de sus boticarios y protomédicos; cuando se inauguró la Real Botica (1594), a través de ella, mediante sus reglamentos. |