ISSN: 1139-8736
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1.2.2. El discurso especializado

El discurso especializado, materializado en el lenguaje especializado, está determinado por los principios de limitación, restricción, selección y simplificación (Sinclair 1996: 103). Teniendo en cuenta estos aspectos, para llegar a una definición de lenguaje de especialidad podríamos basarnos bien en sus diferencias respecto de la lengua general, en las funciones o usos que desempeña, o finalmente, en las restricciones a las que está sujeto.

Por esta razón, el concepto de lenguaje de especialidad recibe distintas denominaciones en la literatura "cuyos significados a veces se superponen: lenguajes de especialidad, lenguajes especializados y lenguajes con propósitos específicos" (Cabré 1993: 132)4. El desacuerdo surge de la consideración de los aspectos comunes entre la lengua general y este lenguaje; la divergencia de opiniones se polariza en dos sentidos: i) tratar estos subconjuntos como lenguas de especialidad, es decir, como lenguas en sí mismas; ii) tratarlos como lenguas cuya única especificidad es el léxico.

Para evitar los malentendidos que puedan generar estas denominaciones, han aparecido alternativas, como por ejemplo, la propuesta por Realiter (Red Panlatina de Terminología) que se inclina por sustituir la denominación de lenguaje especializado por tecnolecto (Realiter 1996: 1). No obstante, dejando a un lado los matices de diferentes corrientes teóricas y resaltando los puntos coincidentes, se puede llegar a la siguiente definición de lenguaje especializado:

a) se trata de conjuntos "especializados", ya sea por la temática, la experiencia, el ámbito de uso o los usuarios; b) se presentan como un conjunto con características interrelacionadas, no como fenómenos aislados; c) mantienen la función comunicativa como predominante, por encima de otras funciones complementarias (Cabré 1993: 135).

En primer lugar, el lenguaje especializado está caracterizado pragmáticamente por las variables temática, usuario y situación de comunicación, que implican a su vez unas peculiaridades lingüísticas y textuales. Frente a la lengua general, los lenguajes especializados se desarrollan en función de una temática determinada; son especiales en cuanto al contenido de su discurso, ya que transmiten un conocimiento específico (Sager 1993: 40). En este mismo sentido apunta Harris (1986) al afirmar que:

(...) sublanguage deals with an organized, if not closed, part of the real world, whereas the whole language imposes only the broadest structuring upon our perception of the world (...) special grammar is not merely a linguistic exercise, but a classification of the relevant terms and relations of the given subject matter and a representation of its main fact-structures" (Harris 1986: 235, énfasis añadido)5

En cuanto a los usuarios y la función, los lenguajes especializados son sistemas semióticos complejos (Sager et al. 1980) por lo que el hablante habrá de contar con una formación especial para poder utilizarlo en la conceptualización, clasificación y comunicación dentro de un dominio determinado 6. Desde este punto de vista, el lenguaje de especialidad será un subconjunto de la lengua global usado por profesionales que puede utilizar varios códigos al mismo tiempo y tiene fines comunicativos dentro de un ámbito específico del conocimiento. Exigencias tales como un mayor grado de exactitud en la expresión implican, por necesidad, una selección a nivel gramatical, semántico y también sintáctico (Tarantino 1991: 49) que no sólo estará en función de las exigencias de precisión sino también en función de la ya mencionada situación comunicativa. Todo ello dará lugar a una variaciónen el seno mismo de estos lenguajes para cuya descripción se ha propuesto la utilización de un eje horizontal y otro vertical (Cabré 1998a).

La variación horizontal se refiere a la temática y la perspectiva. Dado que la temática especializada es una característica definitoria de estos lenguajes, en función de ésta se puede establecer una primera clasificación de los mismos. Pero además de la temática habrá que tener en cuenta la perspectiva, "l’óptica des de la qual s’aborda en el missatge" (Cabré 1998a: 177), ya que el conocimiento científico puede ser tratado de forma trivial, sin atenerse a las estructuras conceptuales del dominio, y por tanto como conocimiento general:

Exploring the lexicon in a systematic and methodical way we can discover how "ordinary people" (in contrast to experts and scientists) conceptualize the world; and we can learn to discern the line which separates language-related everyday knowledge from the specialist’s knowledge, which is –or should be- largely language-independent (Wierzbicka 1996: 350).

Este último aspecto está directamente relacionado con la variación vertical que incluye la intención y el nivel de especialización, que fundamentalmente vienen determinados por el emisor. Éste será un especialista que está motivado para transmitir un mensaje lingüístico relativo a un tema de su elección que espera reciba un receptor en una situación determinada, es decir, marcada (Sager 1990: 99). Si partimos de la base de que el emisor quiere de alguna manera modificar el conocimiento del receptor, habrá de tener en cuenta en primer lugar las características de éste. Una vez identificada la audiencia, la intención habrá de manifestarse en el mensaje de forma que los receptores puedan acceder al contenido.

En este sentido, tenemos que distinguir entre el discurso especializado (con distintos grados de especialización) dirigido a los especialistas, el discurso didáctico destinado al personal en formación y el discurso divulgativo enfocado hacia el público general. Estos distintos niveles de competencia se reflejarán en el mayor o menor uso de terminologías específicas (Condamines 1994: 32); así, la comunicación especializada requiere que la terminología se adapte a cada tipo discursivo, que viene determinado tanto por la cantidad de información compartida entre emisor y receptor como por la finalidad del texto. Dependiendo de estos dos factores la presencia, importancia y forma de la terminología serán diferentes (Cabré 1998a). Finalmente, hay que añadir que a mayor grado de abstracción y hermetismo discursivo le corresponderá un mayor número de rasgos pertenecientes a los lenguajes artificiales (Sager 1993: 48), ya que la necesidad de precisión será mayor.

En cuanto a las características comunes que presentan los lenguajes especializados, las características interrelacionadas a las que se refería Cabré, pueden aglutinarse en torno a su tendencia restrictiva que es la que los sitúa como "tipos mixtos a medio camino entre los lenguajes artificiales y las lenguas naturales" (Cabré 1993: 132). Es restrictiva en cuanto a su adquisición, que debe hacerse de forma consciente y su flexibilidad, que se ve constreñida incorporando lenguajes artificiales que hacen referencia a conceptos y funciones únicos del dominio. Su materialización, en la gran mayoría de las ocasiones, es a través del medio escrito por lo que se trata de una manifestación bastante controlada. En lo referente a las funciones, éstas suelen estar reducidas a lo estrictamente descriptivo, clasificativo y comunicativo 7 y, por último, la intención suele ser informativa o incluso directiva.

Pasamos a continuación a ejemplificar todos estos aspectos mencionados dentro de un contexto, ya que éste es el factor primordial para llegar a una descripción. Para ello nos centraremos en el medio escrito porque, aparte de facilitar la tarea de ejemplificación, son los textos especializados los que constituyen el vehículo primordial de conocimiento en la comunicación experta (Galinski y Picht 1997: 42).

En este sentido, Cabré (1993: 152-6) afirma que se pueden establecer una serie de puntos de reflexión que nos permitan profundizar en el análisis del texto especializado desde la perspectiva de los aspectos lingüísticos, funcionales y pragmáticos. Así, desde el punto de vista de los aspectos lingüísticos, se observa una selección léxica de las siguientes características: i) léxico común a textos generales y especializados; ii) léxico fronterizo entre la lengua común y la especializada; iii) léxico claramente específico del texto especializado8:

(1)     i) ensayo; enfermedad; treatment; bleeding

          ii) fármacos; postoperatorio; cellular classification; theraphy

          iii) quimioterapia neoadyuvante; queratinizante; adrenocortical carcinoma; lymphocytic                leukemia

Otro aspecto a tener presente son las frecuencias estructurales que aparecen: i) estructuras morfológicas compuestas por formantes cultos; ii) sinapsis o unidades sintagmáticas; iii) siglas y símbolos especializados; iv) nominalizaciones a partir de verbos; y v) frases muy cortas y poca subordinación compleja:

(2)     i) hipercalcemia; paratiroidea; chemotherapy; extranodal

          ii) ganglios linfáticos regionales; adenomatosis endocrina múltiple; AIDS-related primary                CNS lymphoma; aggressive non-Hodgkin's lymphoma;

          iii) T (tumores primarios); N (ganglios linfáticos regionales); PCNSL (primary central                nervous system lymphoma); HIV (human immunodeficiency virus);

          iv) irradiación; disección; detection; diagnosis

          v) Tumores menores de la glándula salival ocurren en estos sitios pero no son comunes;                It is the most common cancer in some other parts of the world.

Además, existen determinadas unidades y estructuras propias del sistema lingüístico general que no se hallan presentes en los textos especializados, por ejemplo, afijos coloquiales, oraciones exclamativas, etc. Sin embargo, sí se puede observar el uso de códigos alternativos, de sistemas semióticos que complementan los lingüísticos:

(3)     CD4 lymphocytes; T1, T2, T3, and selected T4; N0; M0 treatment options

          Hay tres etapas de ganglios clínicamente positivos: N1, N2 y N3.

Por tanto, los lenguajes especializados hacen uso de los artificiales definidos como un lenguaje cuyas normas y lexicón están explícitamente establecidos a priori por un colectivo determinado (Sager 1993: 321). Son el resultado de una restricción máxima de las propiedades de la lengua general de acuerdo a unas reglas establecidas para regular dichas restricciones. Las disciplinas científicas tienen la necesidad primordial de ordenar y clasificar los fenómenos que estudian; este orden debe reflejarse también en la denominación de tales fenómenos u objetos. Dependiendo de la naturaleza de los objetos estudiados y del propósito de tales conocimientos, las distintas ciencias han desarrollado diferentes criterios de clasificación. Estas normas establecidas por los organismos competentes son muy específicas y no dan gran margen de variabilidad al usuario. La función a desempeñar por estas lenguas "fijas" es la de apoyar a la lengua natural mediante una mayor especificidad de referencia, economía de expresión y mayor adecuación a la comunidad de usuarios (Sager 1993: 34).

Los lenguajes artificiales refuerzan las funciones principales de los lenguajes especializados, su propósito comunicativo y clasificativo; por ejemplo, las denominadas nomenclaturas están diseñadas para identificar, designar y describir de forma precisa entidades físicas sin el problema de las barreras lingüísticas. Su intención es claramente informativa y la situación comunicativa es un contexto muy especializado y restringido. La norma social no tiene ningún peso, como era el caso en la lengua general, sino que los cambios son fruto del acuerdo pactado en los foros de normalización responsables de las distintas nomenclaturas, clasificaciones y códigos; es decir, son fruto del trabajo terminográfico prescriptivo (§1.3.3.1).

En el ámbito biomédico, en particular, durante los últimos ciento treinta años se ha intentado agrupar toda la información médica en distintos tipos de clasificaciones, nomenclaturas y sistemas de codificación que, por lo general, hasta ahora se han utilizado para catalogar las causas de muerte y unificar unos mínimos datos diagnósticos con fines estadísticos y epidemiológicos (Baud et al. 1997: 112). Algunos de estos sistemas incluyen la cie (Clasificación Internacional de Enfermedades) y el MeSH (Medical Subject Headings) (§4.2.1.1), galen (General Architecture for Languages Encyclopædias and Nomenclatures in Medicine) (§4.2.1.2) y el umls (Unified Medical Language System) (§4.2.1.2).

En lo que se refiere a los aspectos funcionales de los lenguajes especializados, el objetivo de informar e intercambiar datos sobre un tema especializado se consigue a través de fórmulas textuales como la descripción, la definición, la clasificación, la enumeración, el cálculo, el razonamiento, la argumentación, la citación, la referencia, etc. Todos estos elementos conllevan una tendencia hacia la despersonalización reflejada en verbos en presente, primeras personas del plural, ausencia de exclamaciones, uso de frases cortas, falta de redundancia innecesaria, utilización de fórmulas impersonales, sintagmas nominales, y otros sistemas de representación incorporados en el texto que ya hemos mencionado:

(4)     When reresection is not possible, treatment options for patients with recurrent                hepatocellular cancer may include the use of transarterial oily chemoembolization (TOCE),                percutaneous ethanol injection therapy (PEIT), chemotherapy, or liver transplantation [2].

          En la mayoría de las revisiones retrospectivas disponibles, los casos T1 N0 sólo                representan del 1% al 2% de todos los pacientes vistos.

Finalmente, en cuanto a los aspectos pragmáticos de este tipo de texto, factor determinante en la diferenciación, mencionamos de nuevo su temática especializada, la oncología en nuestro caso, y el distinto tratamiento que se le dará dependiendo del receptor al que vaya dirigido. Este punto es el más interesante en la descripción del discurso especializado y nos lleva de nuevo a la polémica relación que se da entre palabra y término (1.2.3):

Las características comunes que los lenguajes de especialidad comparten con la lengua general y el constante transvase de unidades de una a otras (...) son la causa fundamental de la dificultad que existe para separar las palabras (como unidades léxicas de la lengua general) de los términos (unidades de los lenguajes de especialidad) (Pérez Hernández 2000: 128).

Podemos concluir afirmando que si bien los lenguajes especializados adoptan ciertas propiedades de los lenguajes artificiales, no carecen de rasgos pertenecientes a la lengua general. Por tanto, la línea divisoria entre una y otra habrá que buscarla en función de criterios pragmáticos derivados del uso. Las unidades terminológicas (ut), en principio, no se distinguirían de las palabras. En consonancia con Cabré (1999a), la unidad léxica no es per se palabra o término, sino que se trata de una forma léxica a la que está asociada una gran cantidad de información semántica, sintáctica y pragmática, que puede tener un valor especializado o no según el contexto de uso. Así pues, la diferencia entre valor especializado y no especializado reside en los tipos de configuración semántica, sintáctica y pragmática activadas y en las caraterísticas de los factores de activación (Adelstain 2001: 12).

Nuestra postura es tratar los lenguajes especializados como subconjuntos (fundamentalmente pragmáticos) del ‘lenguaje global’ que integraría tanto a la lengua general como a todos los posibles sublenguajes (Pérez Hernández 2000: 126). De este modo, las construcciones lingüísticas de todo lenguaje especializado pertenecen a la lengua en conjunto, ya que las unidades léxicas (ul) (tanto palabras como términos) son parte de la lengua, y han de satisfacer las reglas gramaticales generales (Harris 1986: 236).

Nuestro trabajo se centra en el dominio biomédico, específicamente en el ámbito de la oncología, por lo que es obvio que tratamos con una serie de conocimientos ajenos al público general que requieren un aprendizaje tanto de un sistema conceptual como de la terminología que lo denomina. En cuanto a los usuarios y la función no es necesario enfatizar que el lenguaje de este subdominio es utilizado por los especialistas con el objetivo de conseguir una comunicación eficaz y que, en función de las circunstancias en que se desarrolle este acto de comunicación, habrá que adoptar unas variantes u otras. Finalmente, en cuanto a los aspectos restrictivos que lo asemejan a los lenguajes artificiales, en el caso de la oncología se cumplen todos ellos y además se hace uso de diversas nomenclaturas y clasificaciones propias del dominio biomédico.


Notas

4 Más recientemente, algunos autores prefieren hacer uso de una denominación más concreta. Alcaraz Varó (2000), por ejemplo, se refiere al inglés especializado como Inglés Académico y Profesional.

5 Para muchos es esta idea la que justificaría el establecimiento de una diferencia entre los términos "which have special reference within a particular discipline" y las palabras "which function in general reference over a variety of subject fields (...)" (Sager 1993: 43, 44).

6 Remitimos desde aquí al trabajo de Faber (1999) que estudia la variación discursiva en el ámbito médico a través de textos de contenido similar pero diferente destinatario final: un lego (paciente) y un experto (médico).

7 Según Sinclair (1996: 102) los componentes emotivos y sociales se restringen o neutralizan. Esta afirmación, no obstante, está empezando a ser puesta en duda en dominios tales como el económico (Fuertes Olivera 1998).

8 Esta segmentación responde a los distintos niveles de categorización que se presentan en la Tabla 1.1.


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