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3.3.5. Juan Calderón

El nombre de Juan Calderón está vinculado a la heterodoxia española decimonónica y más estrechamente a la historia del Protestantismo español. Su exilio en 1823 se produce como reacción contra el Catolicismo, en el que se había educado y en el que había recibido las órdenes, contra sus leyes y preceptos por simbolizar todo aquello que impedía el verdadero desarrollo de las ideas en España, y contra el Estado y los políticos que se apoyaban en la religión para detener el progreso y las libertades 79.

Como Mendíbil, aunque en años posteriores, Calderón emigró a Burdeos, donde entró en contacto con miembros de las Sociedades Bíblicas y de allí pasó a Inglaterra en 1829, donde fue ordenado en la Iglesia Anglicana. A partir de este momento, toda su vida estará determinada por su trabajo evangelizador. Primero como predicador para los emigrados españoles en una parroquia londinense (Llorens 1979: 85-86). Posteriormente, como traductor y revisor de antiguas ediciones de la Biblia realizadas por los reformistas españoles en siglos precedentes, las cuales servían de excelente material para la labor proselitista que las Sociedades Bíblicas y la Sociedad para la Promoción del Conocimiento Cristiano (SPCK) llevaban a cabo en España y en los países de habla hispana durante el siglo XIX 80. A este autor de origen manchego también se debe la publicación del único periódico religioso en español que se edita en Londres hacia 1850, El Examen Libre, el cual fue prohibido en España por orden real 81.

Calderón regresó a España en 1843, coincidiendo con la Regencia de Espartero y el comienzo de una etapa de tolerancia y apertura. Lo hizo con el único propósito de ayudar y colaborar con las Sociedades Bíblicas en la difusión del Protestantismo en su patria. Durante su estancia en la capital de España, que se prolongó a lo largo de tres años, y a requerimiento de profesores y suscriptores de la Revista Gramatical, publicó una obra fundamental para los estudios de lengua española en este siglo, el Análisis Lógica [sic] y Gramatical de la Lengua Española, Madrid, Carrera de San Jerónimo 43, 1843 (Apéndice xx). No era la primera obra de carácter filológico que salía de su pluma, pues, según él mismo refiere, en Burdeos había escrito:

[...] un tratadito especial sobre el uso que se hace en la lengua española de los verbos Ser y Estar, dentro de una serie titulada Revue Grammaticale de la Langue Espagnole (Calderón 1854: 54-55).

El enfoque de la gramática era analítico, siguiendo la tendencia llevada a España por algunas gramáticas francesas, como la de E. Bonot de Condillac (Mourelle-Lema 1968: 14-15). El carácter innovador de esta obra, plasmado en la estructura y la definición de los conceptos que presenta, le valieron una excelente acogida en España, como demuestra el hecho de que se hicieran tres ediciones de la misma, en 1843, 1852 y 1863 (Gómez Asencio 1985: 188). El Análisis es, sin duda, una de las obras más significativas de los estudios de gramática española en el siglo XIX. Tal fue el impacto de las ideas en ella expuestas que la obra fue adoptada como libro de texto en las Escuelas Normales, a petición de Don Francisco Merino Ballesteros, Inspector General de Instrucción Primaria, a cuyo cargo corrió la segunda edición de 1852, por considerarlo:

[...] sumamente útil para la enseñanza de la lengua castellana [...], consultando la necesidad de él en las escuelas normales, la circunstancia de ser único en su clase en español, y la conveniencia de que se generalicen las luminosas ideas que contiene, se anticipa su publicación, y para que todos puedan adquirirle [...], se ha reducido el precio a 5 reales para los señores suscriptores, y a 6 para los que no lo sean, no obstante poderse expender a 12 y expenderse a este precio los pocos ejemplares que quedan de la primera edición, en conformidad con lo dispuesto por S.M. en el decreto designando las obras que han de servir de texto para las escuelas normales (Calderón 1852: Advertencia Preliminar, sin nº de pág.).

Aun cuando esta obra no había sido pensada para el estudio del español como lengua extranjera, los conocimientos lingüísticos del autor habrían de marcar la enseñanza desarrollada en sus clases de lengua española.

Sin duda alguna, la credibilidad en materia filológica de Calderón junto con sus conexiones en la Iglesia Anglicana, algunos de cuyos miembros le recomendaron ante el Consejo Rector de la universidad 82, le garantizaron la obtención de la cátedra de español en King's. No obstante, no fue el único candidato al puesto; entre los aspirantes figuró Emanuel Del Mar, autor de A Theoretical and Practical Grammar of the Spanish Language, así como de varios libros más en relación con el aprendizaje del idioma español. Esta obra fue ampliamente conocida y utilizada en la enseñanza del español a lo largo de todo el siglo XIX, como lo demuestra el hecho de que figurara en las listas de libros recomendados en las clases de español de la Institución Tayloriana entre 1858 y 1881, y en el mismo King's College de Londres entre 1877 y 1900 83.

Juan Calderón murió en 1854, a los dos años de haberse realizado su nombramiento. A partir de este año, y coincidiendo con el período de declive y controversia de la institución, las clases de español dejan de impartirse en el Departamento de Literatura y Ciencias Generales debido al escaso número de alumnos, y no volverán a formar parte de las asignaturas de dicho departamento hasta 1892. Se cierra así la primera etapa de la enseñanza del español en King's College, cuyos rasgos caracterizadores podemos resumir del siguiente modo:

a) La enseñanza del español se introdujo al mismo tiempo que las restantes lenguas modernas europeas, francés, alemán e italiano, así como de las lenguas orientales y el hebreo, de acuerdo con las orientaciones de la lingüística decimonónica que despertó el interés por el estudio de las lenguas en general y su parentesco entre sí (Robins 1974:192). El español, a diferencia del francés y del alemán, se impartía como asignatura complementaria y no como asignatura troncal dentro del Curso de Instrucción General; no formaba parte de las materias de examen y por tanto no ha quedado mucha información sobre los programas de la asignatura, ni sobre los textos y contenidos utilizados por los diferentes profesores.

b) A pesar de los escasos datos de que disponemos, todos los indicios señalan que, al igual que en UCL, existía una división entre las clases de lengua, propiamente dichas (en las que se prestaba atención a los aspectos prácticos de la misma, al estudio de la gramática y la práctica de la traducción; es decir una metodología tradicional), y conferencias de literatura en las que se seleccionaban textos de autores representativos según las tendencias románticas de la época. Se empleaban textos literarios como complemento del estudio de la lengua, así como manuales diseñados para cubrir las necesidades educativas prácticas del alumno inglés.

c) Las clases contaron siempre con un reducido número de alumnos; esta circunstancia, unida al frecuente cambio de profesores, por los más diversos motivos, repercutió en el escaso desarrollo y la frágil consolidación de los estudios de español en King's College.

d) Los profesores de español de este período reciben todos el título de catedráticos. Se trata, en su mayor parte, de intelectuales del exilio liberal español, conocidos en círculos literarios y periodísticos. A su experiencia docente en el campo de las lenguas modernas europeas, en España y en Inglaterra (en donde se habían dedicado a dar clases particulares de lengua española o a hacer traducciones para ganarse la vida), añadían una formación clásica y un interés por la pedagogía o por las cuestiones relativas a su lengua materna. Como consecuencia de esta experiencia docente y de sus propios intereses literarios y lingüísticos, algunos de estos exiliados publican obras dedicadas a la enseñanza de la lengua, ya sean gramáticas, ya colecciones de textos literarios. La importancia de dichas publicaciones es grande, no sólo por lo que suponen de aportación al estudio de la lengua, sino porque es presumible que ejercieran cierto grado de influencia en las clases de español en King's.


Notas

79 Sobre su vida y su pensamiento religioso escribió él mismo una autobiografía, incluida como prólogo en su obra, Cervantes Vindicado en Ciento Quince Pasajes del texto del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, Madrid, 1854, Imprenta de José Martín Alegría, publicada postumamente por su amigo Luis de Usoz y Río. Asimismo, sobre su carácter heterodoxo y sus trabajos para las Sociedades Bíblicas se encuentra información en las obras de los siguientes autores, las cuales figuran en el capítulo de la bibliografía general en este trabajo: Adolfo de Castro, Marcelino Menéndez Pelayo y Robert Peddie; así como en los Reports of The Society for Promoting the Christian Knowledge y The Book of Common Prayer among the nations of the world, publicado en 1914 por la SPCK.

80 Sobre este aspecto pueden consultarse los informes de la Sociedad (Reports of the Society for Promoting the Christian Knowledge 1844-1853).

81 Juan Calderón, El Examen Libre, periódico religioso de indeterminado período, destinado a propagar el conocimiento de la pura religión del Evangelio, Londres, 1851, en casa de Partridge y Oakey, nº 34 Paternoster Row.

82 Entre quienes le recomendaron figuraban el Reverendo James Thomson, agente de la British and Foreign Society en España y I.D. Glennie, secretario de la Society for Promoting the Christian Knowledge (KCL, applications for the Chair of Spanish and testimonials, 1840-1852, C39).

83 University of Oxford, Spanish Class Attendance Register, 1858-1870, Oxford University Archives y KCL, Calendars 1838-1898.



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