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Casi la mitad de la población adulta española presenta al menos un factor de riesgo cardiovascular importante: hipertensión, tabaquismo, colesterol alto, sobrepeso, sedentarismo o diabetes, y muchos de estos individuos no lo saben, o no están tratados o no están bien controlados. Por lo tanto, mejorar el grado de conocimiento, tratamiento y control de estos factores de riesgo podría contribuir sustancialmente a reducir la magnitud de la enfermedad cardiovascular como problema de salud pública. Esta situación se da en la población general y en la práctica clínica, es decir tanto en prevención primaria como en sujetos en alto riesgo o enfermos. En la población general adulta española, la prevalencia de consumo de tabaco es de 42% y 27% en varones y mujeres respectivamente, la de hipertensión arterial es de un 35%, la de dislipidemia diagnosticada un 24%, la de obesidad un 14%, la de sedentarismo un 40% y la de diabetes autorreportada de un 6%. Además, el tabaco es la primera causa de enfermedad, discapacidad y muerte prematuras y evitables, incluyendo a la enfermedad cardiovascular, en la población española. Y España, al igual que otros países desarrollados, está experimentando una epidemia de obesidad y de diabetes mellitus. Además, la prevalencia de los factores de riesgo cardiovascular en pacientes que ya han sufrido un episodio cardiovascular, es también muy elevada. Varios de los principales factores de riesgo cardiovascular tienden a presentarse agregados. La dieta española se ajusta todavía, en general, al patrón de dieta mediterránea considerada saludable. Sin embargo, hay una ingesta excesiva de grasas saturadas (procedentes principalmente de la carne y los derivados lácteos) y una ingesta deficiente de hidratos de carbono (presentes sobre todo en los cereales). El grado de control de la hipertensión arterial en hipertensos adultos tratados con fármacos antihipertensivos y que consultan en atención primaria es del 36%, el de la dislipidemia en pacientes adultos diagnosticados y tratados de la misma y atendidos en consultas ambulatorias es del 45%, y el de la glucemia basal en diabéticos tipo 2 asistidos en atención primaria es 22%. |
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