ACCEDES-El acceso y éxito académico de colectivos vulnerables en entornos de riesgo en Latinoamérica

En nuestra sociedad las niñas y los niños son el sector más vulnerable a la violencia familiar, la cual se puede ver expresada de distintas formas.

Cuando condiciones generadas por la pobreza impiden satisfacer necesidades básicas  como la alimentación, vestuario, vivienda y educación, se les niega las oportunidades para desarrollarse íntegra y sanamente como seres humanos con identidad y potencialidades.

La violencia se da sin distinción de etnia, género, religión  o grupo social. El abuso se debe entender como actos u omisiones que conducen a la no satisfacción de los derechos de la niñez.

El abuso contra personas menores de edad es legitimado por la llamada cultura del castigo. Maestras y maestros tienen la labor de estar pendientes de la población estudiantil, no solo en lo académico, sino para conocerles,  estar pendientes de cualquier cambio y tener una buena comunicación con ellas y ellos para que se sientan en confianza de  comunicar  acontecimiento que les ocurran y emociones que experimenten. Esto para erradicar el patrón cultural que se ha transmitido de generación en generación.

Las maestras y los maestros deben cambiar a prácticas más asertivas que poco a poco generen un cambio.

Es pertinente  tener claras las principales características que se pueden presentar en los distintos tipos de abuso (físico, psicológico, sexual o por negligencia) y las principales formas de comportamiento que pueden adquirir los niños y las niñas ante estos casos.

Es necesario que el y la docente puedan darse cuenta y buscar a las entidades indicadas para llevar los procesos necesarios para que niñas y niños sufran el menor riesgo posible.

Una larga lista de indicadores nos pueden ayudar a identificar el abuso. Una sobre exigencia de la disciplina o demasiada presión por el alto nivel académico que va más allá de las posibilidades de las niñas y los niños puede ser una señal de abuso.