Línies d'Investigació maig 2005  Número 2

Ante Bolonia: una experiencia de movilidad

Mi nombre es Pablo Domínguez Gregorio, soy español, tengo 27 años, soy Doctorando de Antropología social y Etnología en la Escuela de altos estudios en ciencias sociales de Paris desde el 15 de Octubre 2004, dónde también cursé mi DEA de Antropología social y Etnología en el año 2003/2004. Además de doctorando en Antropología soy licenciado en Ciencias biológicas, especialización Medioambiente, por la Universidad Autónoma de Madrid, he realizado una maestría de Biología de las poblaciones y ecosistemas en la Universidad de Aix-Marseille III (Francia) como estudiante erasmus, e hice una estancia de unos meses en la Technische Universität Dresden (Alemania) para el estudio de la lengua alemana. Actualmente curso mi Doctorado en cotutela entre la UAB de Barcelona y la EHESS de París. El título de mi proyecto de tesis es Concepción y Utilización del Medioambiente: el caso del agdal PASTORAL del Yagour (agro-pastores Bereberes del Alto Atlas marroquí).

Esta problemática de tesis se está desarrollando en el seno de, y en estrecha colaboración con, el programa de investigación franco-marroquí Les «agdal» du Haut Atlas: biodiversité et gestion communautaires de l’accès aux ressources sylvopastorales que es llevado a cabo en cooperación con varias instituciones francesas y marroquíes, por el Laboratorio Población-Medioambiente-Desarrollo (IRD, Institut de Recherche pour le Développement, y la Universidad de Provence). En este contexto, es especialmente interesante la cobertura institucional que me está dando la Escuela Nacional de Agricultura de Meknès (ENA), así como la codirección de Mohamed Mahdi, profesor del ENA y miembro del programa AGDAL con quien la EHESS a establecido un convenio de cooperación para la puesta en práctica de la beca de formación a la investigación de l’Agence Universitaire de la Francophonie de la que disfruto en la actualidad y que me impone una movilidad periódica entre dichas universidades. En este contexto, mis trabajos desarrollados hasta la actualidad (tanto de campo como teóricos) se han realizado en diversos momentos a lo largo de los años, en distintos sitios y en cooperación con estudiantes de distintas universidades, nacionalidades y disciplinas tales que la Ecología (Universidad de Marrakech y Universidad de Provenza), Ecología humana (Universidad de Marrakech), Geografía (Universidad de Aix-Marseille), Agronomía (Institut National Agronomique Paris-Grignon), etc.

Recorrido personal

Desde los inicios del ensamblaje de este complejo proyecto académico, mis intereses científicos se han situado en la confluencia de mi atracción por la cuenca del Mediterráneo y de un problema teórico, la interdepencia entre las sociedades humanas y su Medioambiente. Así pues, durante el año académico 2001-2002 me lancé a cursar un año de mi licenciatura de ciencias biológicas en la mediterránea Universidad de Aix-Marseille III (Francia) con la ayuda de una beca Erasmus y con el claro objetivo de entrar en contacto con grupos científicos y proyectos de investigación funcionales con quién poder desarrollar una posible tesis de Doctorado. La razón de ser de aquel año en Francia, fue encontrar algún camino europeo hacia la profesión científica que me liberara de las dificultades económicas que me imponía el mundo universitario español en el que se había demostrado tan difícil conseguir una beca de tercer ciclo. Especialmente las becas estatales que generalmente son las mejores y las más accesibles, la mayor parte de las veces SÓLO toman en cuenta la nota media en la licenciatura a la hora de aceptar solicitudes, es decir, ignoran de manera generalizada currículums enteros, lo cual impide a gente muy a menudo preparada, acceder a este tipo de becas dificultando así la permanencia en la institución o país que les formó. Así pues busqué refugio en otros sistemas científicos europeos más abiertos y mejor dotados de medios financieros y técnicos para el desarrollo de mi proyecto científico. Conclusión, durante ese mismo año (2001/2002) tuve mi primer contacto con la investigación francesa; un trabajo de investigación bibliográfica de 500 horas que produjo un informe titulado “El ser humano y el Medioambiente en el Magreb”, dirigido por Laurent Auclair, agrónomo y geógrafo del Laboratoire Population-Environnement (Université de Provence – IRD, Institut de Recherche pour le Développement) y que me permitiría enrolarme un año más tarde en su equipo financiado para realizar las investigaciones que eran de mi interés.

El año siguiente, 2002/2003, lo dediqué a estudiar alemán en la Technisches Universität Dresden (Alemania) y a reflexionar en profundidad sobre el dominio geográfico y científico en el que desarrollar mi tesis de Doctorado. Además de compartir aula con un variopinto grupo de personas, con intereses académicos similares a los míos, y proveniente de diferentes nacionalidades del entorno inmediato de la Unión europea (fundamentalmente Europa del Este y el Mediterráneo), visité universidades europeas, proyectos en marcha, etc. Entre otros, los diálogos fueron especialmente importantes con la propia TU de Dresden, la TU de Viena (Austria), la UAB, la UB y la UPF de Barcelona, la UAM de Madrid y la UP de Marsella (Francia). Como resultado de aquella búsqueda me integré en el equipo científico de Laurent Auclair de la Universidad de Provence con quién había realizado mi trabajo el año anterior a su vez que establecí en la primavera de 2003 un acuerdo con el Departamento de Antropología social y cultural de la UAB para integrarme en su Doctorado, una vez que hubiese superado con éxito el proceso y período francés. Así pues hacia principios de mayo del 2003 comencé a desarrollar una investigación de tesis en colaboración con el proyecto “AGDAL” del cual L. Auclair es el máximo responsable científico y con vistas a matricularme en el Doctorado de la UAB en el curso 2004-2005. Apoyándome en dicho equipo internacional y multidisciplinar, el programa AGDAL me puso en contacto con otros de sus miembros como el socio-antropólogo Mohamed Mahdi del ENA de Mekhnès y Henri Guillaume del mismo LPE de Marsella. A partir de mi integración en dicho proyecto pasé a matricularme en el DEA de Antropología social y Etnología de l’École des hautes études en sciences sociales de Paris (2003-2004) bajo la dirección de Anne-Marie BRISEBARRE, investigadora del CNRS francés y a quién fui encomendado por Philippe Descola y los propios miembros del programa AGDAL.

Durante junio del 2003 realicé una visita de una semana con todo el equipo AGDAL a los terrenos seleccionados por el programa en Marruecos. Del 5 al 9 de febrero del 2004 se celebró nuevamente una reunión con el equipo en Marsella. De marzo a abril y de julio a agosto del 2004 he desarrollado mi trabajo de campo de DEA durante tres meses Ocupación del espacio y Usos de los recursos naturales en el Alto Atlas marroquí: el caso de los agro-pastores bereberes Aït Ikkis y el agdal del Yagour. En septiembre volví a viajar a Marruecos para participar en una conferencia euro-magrebí, un trabajo de campo con una ONG localizada en mi terreno de tesis y seguí trabajando con las personas del programa AGDAL. La última reunión AGDAL la celebramos en diciembre de 2004, dónde discutimos de los planes de trabajo para la primavera del 2005 y los trabajos de redacción de la segunda mitad del mismo año.

Conclusiones

Desde temprano en la infancia estoy acostumbrado a una fuerte movilidad siguiendo a mis padres de una ciudad a otra lo cual me acostumbró a una tendencia “nómada” con pros y contras. Entre los pros se encontraría el hecho de que ello me haya otorgado algunas “preadaptaciones” en cuanto a la movilidad se refiere. La movilidad no es fácil, no es fácil porque es una fuente de inestabilidad y significa dificultades lingüísticas, culturales, sociales, psicológicas, etc. Así pues, si de por sí la movilidad implica numerosas dificultades de este tipo que no son realmente salvables con políticas europeas, ya que los problemas recién citados tienen un carácter fundamentalmente personal a la hora de abordarlos, los estados miembros de la unión y la propia unión, especialmente a través de sus centros universitarios, deberían intentar implantar los mejores mecanismos de ayuda a estos estudiantes de todas las edades practicando la movilidad.

A día de hoy considero que estos mecanismos son absolutamente insuficientes en los países que he visitado (demasiados papeleos, demasiadas pocas garantías, demasiadas pocas ayudas económicas y difíciles de obtener, etc.), países que presentan a su vez una importante diferencia entre ellos y entre instituciones en el interior del propio país (ayudas económicas, ayudas materiales a la adaptación, ayudas de aprendizaje de la lengua, acceso a servicios sociales, etc.). Y en cualquier caso, en cierta medida, me da la sensación de que lo que se haga nunca será realmente suficiente porque lo que se necesita para construir una verdadera movilidad europea dónde los jóvenes se embarquen en proyectos de formación móvil de una manera natural, masiva y eficaz (no como el caso Erasmus), es intentar hacer sentirse a estas personas lo más “en casa” posible ya que se encuentran en el “extranjero”. El extranjero, por muchos esfuerzos que se hagan, a día de hoy siempre seguirá siendo el extranjero, y así pues las personas queridas, la cultura, los lugares, etc. tenderán ha estar siempre lejos (especialmente si nos movemos cada año o cada seis meses). Dicho de otra manera, nunca sobrarán esfuerzos.

Así pues, me da la sensación de que mientras la UE no quiera admitir que sus futuros profesionales no van a aceptar movilidades alocadas por más tiempo que unos pocos años de orgasmus, los planes de movilidad europeos no levantarán el vuelo de manera masiva y natural. Me da la sensación de que sólo la practicaremos de manera mayoritaria los jóvenes a los que la necesidad profunda se lo exija, o en casos especiales y poco comunes de gente que se acostumbraron en algún momento de sus biografías a la movilidad, la inestabilidad y el cambio pseudo-perpetuo como forma de vida. En este sentido tengo la sensación aliviadora y positiva en la que los antropólogos y las antropólogas tendrían una relativa preadaptación para sobrellevar con más alegría los efectos negativos de la movilidad porque hemos aprendido el placer del contacto con la alteridad, cosa que ningún proceso burocrático o económico puede borrar.

A todo esto añadiría la crítica de que generalmente la movilidad se produce mayoritariamente de países pobres hacia países ricos, o de ricos a ricos, y en el interior de la Unión, pero mucho menos de ricos a pobres (tanto de dentro como de fuera de la UE) lo que está produciendo una verdadera fuga de cerebros amparada por Europa. Creo que se necesitan mecanismos europeos de reestructuración territorial en este ámbito para tener más éxito en el proyecto de movilidad universitaria.

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