Toma de decisiones compartidas con el paciente
Millaruelo Trillo, José Manuel
Martín Moreno, Fernando

Fecha: 2009
Resumen: Tomar decisiones siempre es complicado. Si se trata de decidir en situaciones de elevada incertidumbre, y cuando las opciones entre las que debe elegirse tienen a la vez consecuencias positivas y no tan positivas, la decisión se hace difícil. Si estas decisiones tienen, además, una implicación emocional elevada, aún es más complicado. Las decisiones que deben adoptar los pacientes caen en estas categorías y, por tanto, no hay que extrañarse de que les resulte una ardua tarea. El «arte de la atención» reside en gran parte, en resolver la asimetría de información en la que transcurre la práctica médica y, por consiguiente, en hacer más sencilla esa toma de decisiones. Por otro lado, el principio de autonomía en el que se basan algunas reformas estructurales de los sistemas sanitarios de los países desarrollados, trae como consecuencia una mayor capacidad de elección para el paciente que, si no está habituado, puede llevarle a tomar decisiones inapropiadas. Para que el paciente tome decisiones sobre qué tratamiento debe seguir, han de darse las siguientes premisas: que el paciente desee información sobre su estado de salud y pronóstico, que quiera adoptar las decisiones sobre qué debe hacerse, que entienda la información que se le da, que esta participación en la decisión se demuestre útil. Pese a las limitaciones de este tipo de investigaciones, puede afirmarse que mayoritariamente los pacientes desean poder tomar decisiones. Sin embargo, disfrutar de un derecho no implica necesariamente que se desee ejercitarlo. Los pacientes quieren ser informados si lo piden, poder tomar decisiones si lo desean, pero, conforme la gravedad de la enfermedad aumenta, la probabilidad de que prefieran que sea el médico quien tome las decisiones arriesgadas también aumenta. Casi un 10% prefiere que sea el médico quien asuma las decisiones, y un porcentaje parecido prefiere que el médico sencillamente le presente toda la información para poder decidir responsablemente. La variabilidad entre pacientes es muy amplia, por lo que la mejor recomendación es preguntar al paciente qué prefiere. Existen diferentes métodos para poder informar más eficazmente al paciente, y parece que recurrir a ellos incrementa el grado de comprensión y facilita la tarea al paciente. La mera información acarrea problemas, ya que parece que los pacientes sobrestiman de esta forma la efectividad que cabe esperar de las diferentes opciones terapéuticas. Siempre que se pueda, es aconsejable recurrir a ayudas gráficas expresamente preparadas para lograr transmitir la información relevante a los pacientes. Es importante que el paciente adopte un papel más o menos activo, ya que en este caso ellos se muestran más satisfechos, confían más en su médico y, fundamentalmente, en la decisión que toman. Por último, parece probado que participar en alguna medida en la toma de decisiones, resulta positivo desde el punto de vista de la efectividad de los tratamientos.
Derechos: Tots els drets reservats.
Lengua: Castellà
Documento: Article ; recerca ; Versió publicada
Publicado en: Revista clínica electrónica en atención primaria, Núm. 17 (Maig 2009) , p. 1-8, ISSN 1887-4215



8 p, 168.3 KB

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 Registro creado el 2012-09-05, última modificación el 2022-09-04



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