Abstract: |
Con el término «redes ciudadanas de intercambio» identificamos aquí cuatro tipos diversos de experiencias: los bancos de tiempo, las redes de intercambio de conocimientos, las redes de intercambio de bienes y las cooperativas de consumo agroecológico. En algunos casos la diferencia entre estas iniciativas es clara, en otras la frontera es más difusa. A veces las encontramos operando bajo el paraguas legal de una asociación, mientras que los casos más consolidados se han dotado ya de una personalidad jurídica propia. Se ha considerado relevante apuntar los orígenes y motivaciones de cada una de ellas, entendiendo en todo caso que las dinámicas sociales son complejas y que toda tipología es una simplificación de la realidad. Como veremos, iniciativas de este tipo no son nuevas en la ciudad de Barcelona; las pioneras cuentan con ya con un par de décadas de existencia. Lo más destacable del período actual es la rápida proliferación de las redes, así como el hecho de que, en bastantes casos, estas se erigen en catalizadoras de nuevas dinámicas asociativas y relacionales en el territorio, contribuyendo así a la construcción de capital social. Valores como la solidaridad, la cooperación, la reciprocidad, la transparencia y la responsabilidad se encuentran en la base de estas experiencias. Apostando por la confianza y la ayuda mutua, las redes de intercambio pretenden extender y reforzar los vínculos ciudadanos. |