Petroni, Satíricon XXXIV (Ed. Akal Trad. Carmen Codoñer)
34. 1.Ya Trimalción, dejando de lado el juego, había pedido de todo y a voces nos había dado permiso, en el caso de que alguno de nosotros quisiera repetir del vino con miel, cuando a una señal súbitamente suena la música, y un coro de cantantes nos arrebata todos los aperitivos sin dejar uno. 2. Pues bien, en medio del alboroto, como si hubiese caído sin querer una bandeja y un esclavo la hubiese recogido del suelo, se dio cuenta Trimalción, y ordenó que a modo de reprimenda, se abofetease al esclavo y que se volviese a tirar la bandeja. 3. Entró a continuación el encargado y se puso a barrer con una escoba de plata junto al resto de los desperdicios. 4. Al punto entraron dos etíopes de pelo largo con unos odres pequeñitos, como los que usan para esparcir la arena en el anfiteatro, y nos echaron vino en las manos; lo que es agua, nadie nos ofreció.
5. El señor de la casa, cuando recibió el aplauso debido a tales finuras, dijo: "Marte gusta de la igualdad. Así que ordené que a cada cual se le asignara una mesa. De paso, estos malolientes esclavos nos darán menos calor con tanto ir y venir".
6. Inmediatamente nos trajeron unas ánforas de vidrio cuidadosamente selladas. En el cuello llevaban una etiqueta con el siguiente letrero: "FALERNO DE OPIMIO DE CIEN AÑOS". 7. Mientras estábamos leyendo las etiquetas, Trimalción dio una palmada y dijo: "Ay de mi; así que el vino vive más que un pobre ser humano. En vista de ello, echemos un trago. El vino es vida. Os ofrezco un Opimio auténtico. Ayer no lo puse tan bueno y eso que cenaba con gente de más categoría".
8. Así que, mientras bebíamos y mostrábamos nuestra más profunda admiración por estas finuras, un esclavo trajo un esqueleto de plata construido de modo que las extremidades y la columna vertebral mantenían el juego de las articulaciones y se doblaban en todos los sentidos. 9. Cuando lo hubo arrojado una y otra vez sobre la mesa y el sistema de charnelas le permitió adoptar distintas figuras, añadió Trimalción:
10. Pobres de nosotros, qué poca cosa es un homúnculo entero;
así quedaremos todos cuando nos arrebate el Orco, de modo que vivamos mientras nos sea posible disfrutar.
Text llatí
[XXXIV] Iam Trimalchio eadem omnia lusu intermisso
poposcerat feceratque potestatem clara uoce, siquis nostrum iterum
uellet mulsum sumere, cum subito signum symphonia datur et gustatoria
pariter a choro cantante rapiuntur. Ceterum inter tumultum cum forte
paropsis excidisset et puer iacentem sustulisset, animaduertit
Trimalchio colaphisque obiurgari puerum ac proicere rursus paropsidem
iussit. Insecutus est supellecticarius argentumque inter reliqua
purgamenta scopis coepit euerrere. Subinde intrauerunt duo Aethiopes
capillati cum pusillis utribus, quales solent esse qui harenam in
amphitheatro spargunt, uinumque dederunt in manus; aquam enim nemo
porrexit.
Laudatus propter elegantias dominus: "Aequum,
inquit, Mars amat. Itaque iussi suam cuique mensam assignari. Obiter et
putidissimi serui minorem nobis aestum frequentia sua facient."
Statim allatae sunt amphorae uitreae diligenter
gypsatae, quarum in ceruicibus pittacia erant affixa cum hoc titulo:
FALERNVM OPIMIANVM ANNORVM CENTVM. Dum titulos perlegimus, complosit
Trimalchio manus et: "Eheu, inquit, ergo diutius uiuit uinum quam
homuncio. Quare tangomenas faciamus. Vita uinum est. Verum Opimianum
praesto. Heri non tam bonum posui, et multo honestiores cenabant."
Potantibus ergo nobis et accuratissime lautitias mirantibus laruam
argenteam attulit seruus sic aptatam ut articuli eius uertebraeque
laxatae in omnem partem flecterentur. Hanc cum super mensam semel
iterumque abiecisset, et catenatio mobilis aliquot figuras exprimeret,
Trimalchio adiecit:
Eheu nos miseros, quam totus homuncio nil est!
Sic erimus cuncti, postquam nos auferet Orcus.
Ergo uiuamus, dum licet esse bene.
