En los últimos años se ha dado una reestructuración relevante del sistema español de Educación Superior, ya sea relacionada con la implantación de nuevas universidades privadas, con la adaptación de los estudios a los requerimientos de las empresas, o con la necesidad de coordinación con otros miembros de la Unión Europea (Plan Bolonia).
Según informes europeos de 2006, España se encontraba en el penúltimo lugar respecto a la retención de estudiantes en las universidades, con un 44% de españoles que finalizaban los estudios universitarios frente a un 75% de los estudiantes de los países nórdicos, Bélgica y Francia, o un 90% de los británicos. La problemática española no se centra solo en el abandono (que contabiliza el abandono involuntario, los cambios de carrera, los cambios de universidad, los cambios de itinerario formativo, la incorporación al mundo laboral sin haber finalizado los estudios, o la interrupción temporal de su formación) sino también en la prolongación de los estudios, más relacionada con el fracaso académico. Son diversos los factores que influyen en esta situación, desde las inversiones en educación por parte del Gobierno, hasta las nuevas demandas del capital, pasando por el aumento de la tasa de desempleo, los nuevos perfiles de alumnos que acceden a las universidades, o la diversidad de funciones atribuidas a esta institución.
De este modo, las causas del abandono se pueden clasificar en causas psicoeducativas, evolutivas, familiares, económicas, institucionales y sociales. Para su análisis y superación, en el artículo se mencionan cuatro posibles enfoques –de adaptación, estructural, economicista y psicopedagógico-, siendo éste último el propuesto por los autores del trabajo. Según el enfoque de adaptación, el abandono se explica por la insuficiente adaptación e integración de los estudiantes en el ambiente escolar y social de la universidad. Según el modelo estructural, el abandono es debido a las contradicciones intrínsecas en los subsistemas político, económico y social. Desde la perspectiva del enfoque economicista, basado en la teoría del capital humano, el estudio se ve como una inversión de tiempo solo pertinente si reporta más beneficios que si este tiempo se invirtiera en otra actividad. Por último, el modelo de los autores, el psicopedagógico, se basa en las ideas de los enfoques de adaptación y estructural, pero incorporando además aspectos psicoeducativos que lo provean de una visión más global y próxima a la realidad de los estudiantes.
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