Resum: |
El espacio en el que se desarrolla la tragedia griega carece de "espacio": es un lugar delimitado por los espectadores, por una parte, y por la plataforma superior, el techo de la skènè, el théo/ogéion, para la aparición de los dioses; arriba, encima, el cielo, lo abierto. Todo transcurre como si el téatron fuese un punto privilegiado de lo apeiron, de lo ilimitado, de lo que no tiene figura: es la única acción dramática de Occidente en la que el tiempo del drama se funde, transcurre, en lo abierto. lo no circunscrito: el todo del mundo que nos rodea y que permite y fecunda -y aun provoca- el acaecer dramático. Asimismo (y concebida globalmente, constituyendo la más grande aportación que Occidente haya realitado para objetivar y patentizar sus mitos y la expresión de sus neurosis inconfesadas, latentes pero temibles de expresar), la obra de Ricardo Wagner renueva y vuelve a intentar realizar esta primigenia y arquetípica forma de teatro en el que la acción dramática transcurre en el espacio real, no en el espacio circunscrito a un edificio concreto que podamos llamar teatro u ópera- Ciertamente -y por ratones técnicas evidentes- Wagner nunca especificó que sus dramas musicales debían representarse en un teatro semejante al de Grecia; con todo, la acción de múltiples (de sus obras y el lugar donde éstas se desarrollan implica una dificultad escénica que sólo podría resolverse adecuadamente si se representaran físicamente en el lugar señalado -cosa evidentemente imposible- o se imaginasen en estos lugares: el mar del Holandés Errante y de Tnitán, el fondo del Rihn, la destrucción del WalhaHa. . . , todo ello implica un espacio que trasciende la escena tradicional. |